Pobres, pero felices
Imagen de Paul Quimbau
Creer y difundir el mito de que el dinero no da la felicidad, es la forma más corriente de lavar la conciencia del Primer Mundo.
En el fondo lo hacen por nosotros, porque ser feliz es lo más importante, a fin de cuentas. Y hasta ahí puede que estemos de acuerdo. Pero también puede que tengamos visiones muy distintas de lo que se necesita para ser feliz. Y muchas de esas cosas no son gratis.
Hija de esa época de miseria absoluta conocida como Período Especial, mis primeros recuerdos son de personas en los huesos que soñaban con una casa que no se estuviera cayendo, un jabón para darse un baño decente, un buffet libre de carne de res, y cualquier otro lujo de telenovela importada. La vida se nos podía ir en eso: en imaginar una realidad lejos de la masa de o...