Hablemos de bloqueo

Si el embargo no ha mejorado la situación, ni ha hecho cambiar de opinión al gobierno, me parece absurdo que se mantenga porque está más que probado su ineficacia. Sólo ha servido para aumentar la pobreza y la desesperación. En esta prueba de fuerza, este tira y afloja cargado de testosterona donde llevamos más de medio siglo intentando demostrar quién la tiene más grande, sólo ha perdido el pueblo. 

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Está bueno ya

De buenas intenciones y grandes ideales no se vive. Sería un buen momento para hacer una pausa y ESCUCHAR antes de poner a las brigadas de respuesta rápida a repartir palos a diestro y siniestro, porque incluso ese “pueblo combativo que se defiende” tiene parientes con cólicos nefríticos y ni una triste aspirina para paliar su dolor.

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Liberal y progresista

Al final toda esta historia de ser fascista, demócrata, liberal y progresista a la vez, se resume estupendamente con el refranero popular: «No se puede estar bien con Dios y con el diablo.» Aprendan a gestionar como puedan su disonancia ludonarrativa política.

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Del privilegio a la mesa

Sí. El veganismo es un privilegio. Y todos los privilegios son una cuestión de política. La política decide (o permite) el trato que se da a los animales. La política decide qué uso se da a cada animal (la religión y sus tabúes alimentarios también son política). La información que tienes sobre lo que comes, es política. Y quién come qué, cuánto y cuándo, también lo es.

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De lo prohibido a lo exótico

No recuerdo en qué emisora, y creo que hace como quince años que lo escuché, pero se me quedaron grabadas las palabras. Era un programa de radio que hablaba sobre el racismo en España. Varias personas llamaron para dar su testimonio, contando las discriminaciones que sufrían a diario.

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Yo también

Yo también he sido racista. No soy ajena al mundo en el que crecí. Empezando conmigo misma, reconozco que lo que más odiaba de mi físico era aquello que me recordaba mi afroascendencia. Odiaba mi piel, mis labios y, sobre todo, ese pelo que me hacía receptora de mil comentarios hirientes al día. Ese pelo que, aún así, me negaba a desrizar y, cuanto más grande se hacía mi resistencia, más crecía también el reto de echar abajo mi voluntad y demostrarme, química mediante, cómo blanqueando mi imagen estaría mucho más bonita

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Los españoles primero

El discurso de que todas las ayudas son para “los de fuera” no es nuevo. Tampoco es cierto, pero, por algún motivo, a nadie le interesa comprobar qué hay detrás de esos bulos sobre los miles y miles de euros y las mansiones en La Moraleja que nos dan según bajamos de las pateras.

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Cuestión de Fe

Mira por dónde, vengo de un país racista. Sí, sí. En serio. Esto, por supuesto, no es oficial: después de todo, llevamos sesenta años convenciendo a todo el mundo de que el racismo era cosa del imperialismo, y se acabó.

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