Sara Baartman y sus nalgas voluptuosas
El año en que Sara Baartman cayó en manos de William Dunlop — quien se apoderó de su cuerpo y de su vida — imagino que tuvo que pensar angustiosamente en el camino de regreso a su África, pero entonces la melodía que se ahogaba en los tímpanos de sus oídos aturdidos, era la balada que se había dedicado a borrar su nombre cuando bajaba o subía del escenario casi desnuda, con una piel de animal colgada sobre sus hombros, con una pipa, un bastón y un pañuelo en la cabeza. Imagino que la melodía le corría atrapada por los huesos blandos de sus oídos, y se aceleraba cuando le tocaba darle la espalda a la multitud desde la tarima, y sus nalgas voluptuosas quedaban al descubierto. La canción sonaba:
“No iremos más a otros espectáculos
mientras Venus pisa el escenario.
No iremos más ...