Con la Luz en las manos
©Sandra Abd´Allah-Álvarez Ramírez
Antes de pisar tierra borinqueña me había propuesto no dejar la isla sin mirarle a los ojos. Necesitaba su energía, aquella que emanan las mujeres negras no importa dónde hayan nacido.
La había conocido años antes en eso que llaman Facebook y que mucha gente considera que no es la vida real. Siempre me sentí enchufada con sus buenas vibras. Cuando descubrí a qué se estaba dedicando me propuse que pasaríamos de la virtualidad. Yo visitaría Borinquén y la buscaría.
Atravesé
la ciudad de San Juan bajo pleno aguacero para llegar hasta su sillón. He de
decir que todas las tardes del mayo que estuve en la isla llovió mucho. De
donde provengo la lluvia se agradece, se piensa que limpia; el agua, mientras
corre por las calles, se lleva lo indeseado, el “o...