La vacuna nació en manos de mujeres africanas y Europa borró su nombre
Cuando pensamos en la vacunación, inmediatamente viene a nuestra mente un nombre. Edward Jenner, el médico inglés que en 1796 supuestamente descubrió la vacuna contra la viruela. Los libros de texto lo celebran como el padre de la inmunología. Su estatua adorna plazas. Su nombre está grabado en la historia de la medicina como si fuera el principio de todo.
Pero esta versión oficial borra una verdad que cambia todo lo que creemos saber. La inoculación contra la viruela, el principio que sostiene toda la vacunación, no nació en los laboratorios europeos ni en las mentes ilustradas del siglo XVIII. Nació en África, y nació concretamente de las manos de mujeres africanas que practicaban y transmitían un conocimiento médico que sus comunidades habían perfeccionado durante generaciones.
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