Discriminación positiva. Un puñetazo al racismo institucional
Hadilla y Montse se llaman hermanas desde pequeñas. Pero no nacieron de los mismos padres ni llevan los mismos apellidos. Su hermandad traspasa los convencionalismos y se posiciona en ese abrazo eterno, que decides darle a una desconocida, con la que compartirás lazos de complicidad y amor electivo. Han elegido ir las dos a la misma universidad, en un pacto de seguir manteniendo esa alianza indestructible. Montse puede cumplir su sueño. Hadilla se queda rezagada en el camino, porque al monstruoso racismo institucional, no le importa que haya nacido también en Europa. Sigue siendo invisible y marginada, sin la carta de dudoso albedrío, a la que llamamos estatus legal.
Cuando hablamos de discriminación positiva, el concepto a priori, y sin profundizar, nos presenta un oxímoron bastante d...