El poder transformador del amor propio
Reconocer sin rodeos que quiero amor me escarapelaba el cuerpo. Bastante temprano en la vida aprendí que nadie me iba a amar sólo porque sí. Para mí, el amor, o lo que sea que se pareciera a eso, siempre era condicional, "me lo tenía que ganar". Rara vez me pasó que alguien naturalmente me lo demostrase. "Algo definitivamente está mal conmigo", pensé.
Mis primeros intentos fueron hacer de todo por "corregir lo que estaba roto", para encontrar amor, en cualquiera de sus formas. Muy a mi pesar, no importaba cuánto me esforzara, ese amor bonito, constante e incondicional que buscaba no llegaba nunca. Cansada de tanto intento fallido, me dije a mí misma que no lo necesitaba, y me prohibí buscarlo. "Ya es suficiente de hacerte eso", me dije, "no necesitas que te quieran". Lo cierto...