El Viaje (III): La explotación
Ilustración del blog Mar Negro
Fatoumata se quedó impresionada, pero confiaba mucho en mami. Se sentía incómoda. Miraba esa pequeña habitación y se fijó en un detalle que le asustó: no tenía ventana. Se sentó en la cama y de repente le entraron ganas de llorar. Pensó que era el cansancio y que todo aquello era normal. Pensó que la estancia en Casablanca iba a ser muy corta y que tampoco pasaba nada por no tener una habitación más bonita. Pensó que ella no había pagado nada por aquello y que no tenía derecho a pedir más. Pensó que en muy pocas horas o días estaría viajando a España y que solo tendría que hablar con el tío y seguir sus instrucciones. Fatou estaba tumbada, a punto de quedarse dormida, soñando con los ojos abiertos e imaginando su llegada y su nuevo inicio. La mano del tío ...