Se lo dedico a esas jóvenes negras que les dijeron que crecían demasiado rápido. A ellas que tuvieron que tragarse los dolores y ocultar sus bragas manchadas de sangre. Se lo dedico a ellas que les dijeron que sus caderas eran demasiado anchas, sus labios demasiado gruesos, su piel demasiado negra y su pelo demasiado rizado.
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