“Para mí es imposible hablar de empoderamiento sin trabajo de cuerpo”. Marina Santo, bailarina
Marina Santo cuenta que quería ser profesora de Historia y cambiar su país, Brasil, a través de la docencia, pero se cruzó en su camino la danza. Ahí encontró un hogar intangible en el que sanar heridas y nostalgias que ni sabía que estaban y abrazó raíces muy enterradas.
Marina Santo
Foto: Fernanda Carvalho
Se formó en mil bailes de mil sitios que antes que ella bailaron mil cuerpos y se empapó de todos ellos. Luego paró, le dio forma a su conocimiento y a sus experiencias y comenzó a transmitírselas a su alumnado. Dice que cuando comenzó a enseñar, “la intensidad era tal que solía tener fiebre”. Ahora, con los ánimos arriba pero no tan desbocados, da clase a quienes dan clases, con su acento, con su cultura, con su piel y desde su acento, su cultura y su piel. Como debe ser.
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