Afroféminas

La violencia y la mujer negra en Colombia

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Cuando hablamos de Colombia es inevitable no hablar de la violencia que padece la sociedad colombiana, y dentro de esas particularidades violentas, es casi imposible no mencionar a las mujeres negras como sujetas sociales a quienes la violencia ha acechado desde antes de la constitución de la nación hasta hoy.

Como es sabido, en la colonia se incorporó la violencia hacia los cuerpos de las mujeres negras como doctrina de vida, y con el paso de los años esas violencias se han perpetuado, hasta el punto de convertirse en normas sociales.

En esas normas sociales que violentan la vida de las mujeres negras están los estereotipos que sobre el cuerpo de las mujeres negras se han construido, por ello, la sociedad en general espera que los cuerpos de las mujeres negras sean de ciertas formas, pues se les atribuye a ellos la responsabilidad de complacer y cumplir con los estereotipos que en la colonia se crearon sobre sus cuerpos, estereotipos que dan origen a las impresiones violentas que sobre estos cuerpos se desarrollan.

Miembros de una comunidad negra que ha obtenido la devolución de unas tierras en el departamento del Chocó. / Mauricio Dueñas (EFE)

Dentro de esas violencias la sociedad en general se cree con el derecho de exigir a las mujeres negras la tenencia de determinados cuerpos; y con poder para rechazar aquellos cuerpos negros que no representen el estereotipo que la sociedad naturalizó.

Estas violencias son muy comunes, dado que por su carácter sutil, se introducen en la psiquis social y se convierten en la única forma de relacionamiento. Además abordarlas como tal, resulta complicado, puesto que la sociedad y las mujeres que sufren esas violencias son convencidas de que esas formas de referirlas son manifestaciones de “afecto”.

A esas violencias sutiles se les suman también las violencias de Estado y la violencia domestica; fenómenos muy evidentes que flagelan la vida de las mujeres negras.

La violencia Estatal se evidencia en el abandono que sufren los territorios de predomino afrocolombiano, abandono que es traducido en la falta de oportunidades para la vida con dignidad, esto hace que no existan en estos territorios hospitales de calidad, servicios públicos, centros educativos adecuados, vías y medios de transporte, alcantarillado, acueductos, y las garantías para el goce de una vida sin violencias.

El DANE en el censo de 2005 informó que en todas las regiones de predominio afro, las mujeres negras representan entre el 51% y 53% del total de la población, entonces, si estas regiones sufren estas carencias por el interés del Estado en el bienestar de sus habitantes las mujeres negras son las afectadas.

Ese abandono del Estado también da origen a la incursión de grupos armados  en los territorios de las comunidades negras, fenómeno bélico que tiene asiento en todos los territorios afrocolombianos conocidos a la fecha; y que hace a estas comunidades padecer todas las consecuencias de la guerra, especialmente a las mujeres negras, porque son estas quienes sufren el asesinato y desaparición de sus esposos, padres, hijos e hijas, y además padecen las violaciones sexuales de sus cuerpos.

«Las mujeres afrodescendientes por su situación de subordinación en sus comunidades, se encuentran en desventaja respecto a los hombres afrodescendientes y son más proclives a las violencias físicas, psicológicas, sexuales, económicas. Así mismo, la exclusión económica, política y social que evidencia las condiciones de pobreza y miseria que vive la población afrodescendiente, también señala que son las mujeres afrodescendientes las más afectadas por la pobreza y la miseria”, documento arrojado por el estudio Derrotar la Invisibilidad. Un Reto para las Mujeres Afrodescendientes en Colombia.

La Relatora de la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) afirma que “la situación de las mujeres afrocolombianas que habitan en la zona de la costa pacífica es particularmente precaria y preocupante. Tanto las autoridades estatales como las fuentes no-estatales confirman que la población afrocolombiana padece una historia de discriminación, exclusión, invisibilización, y desventaja social, tanto económica como geográfica. El conflicto armado ha agravado esta situación ya que los actores armados aprovechan estas desventajas en su lucha por controlar territorios y sus recursos. En el caso particular de las mujeres afrocolombianas, su condición de mujeres añade a su vida otro factor de discriminación y vulnerabilidad y las expone a mayores abusos por parte de los actores del conflicto.” Estos fenómenos proliferan dado que el abandono del Estado a los territorios afrocolombianos trae consigo falta de gobernabilidad y gobernanza en estos territorios, lo cual los convierte en tierra fértil para la conservación y perpetuación del conflicto armado, que genera desplazamiento forzado de las mujeres negras, estos fenómenos también aumentan las disfunciones sociales, que contribuyen con las violencias domesticas que sufren las mujeres negras en el interior de sus hogares.

“El impacto del desplazamiento forzado en las mujeres afrocolombianas es significativo y se manifiesta de distintas formas debido a su cosmovisión, cultura y tradiciones, identificación con su territorio y su condición de mujeres. De acuerdo a información y testimonios recibidos, el desplazamiento lleva a las mujeres afrocolombianas a padecer la discriminación tanto por su condición de mujeres como por su origen afrocolombiano y su situación de desplazadas. El cambio de roles y estructura familiar que enfrentan las mujeres desplazadas puede ser aún más intenso y radical en el caso de las mujeres afrocolombianas que habitan en áreas rurales y se desplazan a zonas urbanas, por la vida en comunidad que llevan, la tradicional correlación de sus actividades con las de sus esposos o padres, y el desarraigo de este modelo social. Asimismo, las mujeres afrocolombianas desplazadas padecen de actos de racismo, ridiculización y estigmatización por parte de las comunidades receptoras. Su raza, así como los bajos niveles de educación y la pobreza de las mujeres desplazadas en general, limita su acceso adecuado al trabajo y a diferentes formas de subsistencia económica.”  Informe de la OEA en el 2006 sobre las mujeres negras y el conflicto armado.

El primero de junio de 2015 el Noticiero del Senado informó que las regiones en donde las mujeres mas violencias sufren, por parte de los grupos armados, son las regiones del pacífico y el caribe; y según el censo de 2005 y estudios posteriores del movimiento afrocolombiano, en esas regiones las mujeres negras son mayoría poblacional, entonces, esto implica que son las mujeres negras las mas afectadas por esas violencias.

 

La debilidad de la presencia Estatal en estas zonas permite que los imaginarios machistas y violentos que rigen en la mente social de sus habitantes se fortalezcan, puesto que la no existencia de instituciones que contrarresten estos fenómenos aumentan la impunidad, y la impunidad perpetua la práctica.

A la falta de institucionalidad para hacer frente a las violencias de género que padecen las mujeres negras en Colombia, se le suma, la poca importancia que el movimiento afrocolombiano ha dado a esta problemática, tanto es el desinterés, que en las agendas que se han construido para tramitar las problemáticas internas y externas de las comunidades negras en Colombia, este tema no ha estado presente; de hecho en el Primer Congreso Autónomo Nacional del Pueblo Negro, realizado en Quibdó en 2013 no se planteó la violencia domestica como parte de la agenda nacional afro. Aunque algunas mujeres elevaron su voz de protesta e intentaron hablar de la problemática, el tema de la violencia de los hombres negros hacia las mujeres negras no fue insertado en el plan de tareas que surgieron del congreso.

El desinterés del movimiento en atender las violencias que sufren las mujeres negras al interior de sus comunidades podría estar relacionado, con la naturalización de la violencia; o quizá con la falta coherencia interna de nuestro movimiento, incongruencias que son producto del proceso esclavista, que enseñó al negro a odiar al negro, también por la falta de oportunidades de bien estar y buen vivir los hombres negros no han entendido su rol en la comunidad.

Para combatir las violencias que las mujeres negras sufren por parte de la sociedad blanco-mestiza es necesario combatir las violencias que sufren por parte de los hombres negros, y el movimiento afrocolombiano tiene la responsabilidad de coadyuvar en esta tarea, porque resolver los problemas internos que tenemos como pueblo, contribuye a resolver de una forma mas acertado las problemáticas que padecemos producto del abandono Estatal.

Es una tarea casi obligada que el movimiento afrocolombiano voltee su mirada sobre las violencias de genero que padecen las mujeres negras en el país.

 

Autora: Leidys Emilsen Mena Valderrama – LOSPALENKES   (colaboradora de Afroféminas)

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