Estamos, afortunadamente, en un contexto de lo que parece una explosión literaria en el mundo afrodescendiente en España. Lucía Mbomío, Desirée Bela-Lobedde o Antoinette T. Soler son algunos ejemplos recientes de lo que es el inicio de una producción literaria relevante de la diáspora en el país. El escritor Edjanga Jones Ndjoli, nacido en Madrid en 1982 de padres equatoguineanos, es quizás uno de los máximos exponentes de este surgimiento de las letras afro y acaba de publicar hace unos meses su segundo libro «El diario de Marc». Publicamos hoy una entrevista que le hizo la hermana Yomaira Figueroa de la universidad de Míchigan y experta en estudios postcolonizacion y literatura.
¿Puedes contarnos un poco sobre ti? Sus antecedentes, ¿dónde creciiste y dónde se encuentra actualmente?
Bueno a mí me gusta que me llamen Edjanga, Edjanga Jones Ndjoli. Pero el que me conoce desde que soy niño o desde la adolescencia me llama German. Pero Edjanga, como carta de presentación y German en la intimidad de los conocidos. Para mí el primer contacto debe dejar un sello y marca que relativicen todo lo demás y sello es mi nombre africano.
Su trabajo representa un cambio en la literatura de Guinea Ecuatorial producida en la diáspora y el exilio. Como guineano de segunda generación, ¿cómo han influido sus experiencias en su trabajo?
Mis experiencias son lo que me hacen ser. Yo no llegué a la escritura porque quise ser escritor. La escritura llegó a mí, y a partir de ese momento me he cuestionado a mismo si este era el lugar que quería ocupar. Sin embargo, el subconsciente es poderoso, y me doy cuenta después de haber publicado mi segunda novela de la pulsión que contiene mi derecho, deber y anhelo por escribir: que no es otro que reordenar el espacio-tiempo, raza, lugar e historia. Mis experiencias amorosas, familiares y el contexto del vacío que siento que existe entre España y Guinea, creo que todo esto resume un poco lo reflejo en mis experiencias.
¿Puedes contarnos sobre tu tiempo en Guinea Ecuatorial y cómo eso ha dado forma a tu visión del mundo?
Ser negro o ser blanco para mí antes de llegar a Guinea era cuestión característica de mí anatomía fundamentalmente. Cuando llegué a Guinea me empezaron a llamar blanco, eso me desánimo por un tiempo, pero luego les entendí. Guinea me ha liberado conceptualmente de estás apreciaciones. Ser negro o blanco es una de las cuestiones que ya no me importan, lo que realmente me importa es saber porque nos agarramos tanto a denominaciones de unos y de otros y escoger aquellas que nos liberen. Los relatos de re-existencia, y de esta forma determinar el espacio libre de conjeturas deterministas, y de observaciones externas que nos reubiquen. Por ello las palabras ndowe y metangani forma parte de mi ideario como forma fundamental de mi re-existencia. De todas formas, de las cosas que más me emocionó al llegar a Guinea, es que la gente sabe que existes sin que tú nunca tengas constancia de su presencia. Imagínate, yo llegué por primera vez a Guinea con 24 años y había una infinidad de personas que sabían de mí y yo sin contar ellos. El lazo espiritual y ancestral con los hijos y con la tierra es enormemente fuerte. Supongo que sucede lo mismo en Puerto Rico.
Háblanos un poco sobre tu primera novela ¿Cuál fue tu inspiración y tus metas?
Mi primera novela sinceramente fue un enorme trabajo de expiación, sentía el peso de muchos problemas personales, cosas que no podía controlar. Y en el espacio abstracto de la novela podía dominar todas aquellas cosas que me perturbaban y no me dejaban conciliarme con el pasado y el presente.
En realidad “Heredaras la tierra” es una apuesta por hacer valer los orígenes de cada uno en particular los míos como ndowe; de poner de relieve cosas como el racismo en España, tan silenciado; la emigración ecuatoguineana con todo su dramatismo y por último preocupaciones que tenía como un niño, como un adolescente o como adulto. Pienso que también intentando abarcar un arco amplio, de hombres y mujeres negras, pero esta novela esta en clave “masculina-negra”. Mi idea era contar la historia de los guineanos de España, pero también de los jóvenes como yo y trasladar nuestras inquietudes dentro de una familia africana en España con la mezcla cultural.
¿Dónde has presentado tu trabajo? ¿Cuál de estos lugares ha sido tu favorito?
No lo he presentado en demasiados sitios, pero he tenido mucho apoyo. Fue muy especial presentarlo en el Festival Afroconciencia de 2016, en los cursos de verano de la Universidad Complutense y el Festival de la Palabra en 2016. Aunque el Festival de la Palabra es una de las experiencias humanas más fascinantes de mi vida, sin lugar a duda el momento más especial fue cuando lo presenté en Malabo en el Centro Cultural Ecuatoguineano. Estaba a punto de dejar el trabajo y volver a España, así que también fue como una despedida. Pero ponerme frente al público, chicos y chicas jóvenes guineanos y hablarles y responderles y sentir que existía esa comunicación e interés me lleno de orgullo y satisfacción.
¿Cómo pasaste de tu primera novela a la segunda?
En realidad, empecé a la vez las dos. Empecé a escribir a la vez tres historias, de las cuales dos se han convertido en novela. Lo que pasa que era imposible escribir tres novelas a la vez. Así que me centré en Heredaras la Tierra que era a que tenía más clara. Tardé cinco años, un año y medio después retomé “El Diario de Marc” y la terminé este verano. No es fácil escribir…
¿De qué trata tu segunda novela?
Esta historia es menos emocional, es más analítica y se sitúa en el presente. Me interesaba que esta novela fuera la otra cara de Heredarás la tierra donde se ponen de relieve cuestiones sociales, políticas y socioeconómicas. Pero sobre todo me interesaba explorar el posicionamiento de una mujer blanca española y una mujer negra, guineana y crear un dialogo paralelo entre ambas creando contrastes en torno a la posición de género, raza y clase.
La historia comienza con una llamada de uno de los personajes principales, Marc, a su hermana, Sara un día cualquiera de madrugada. Ella no atiende la llamada de teléfono de su hermano y posteriormente se desarrollan toda una serie de acontecimientos que la llevan a Guinea Ecuatorial. Allí es donde empieza la verdadera historia y donde descubre muchas cosas que cambian su realidad y su vida.
¿Qué mensaje intentabas transmitir?
Creo que la lectura histórica occidental ha obviado en gran parte de los casos una parte muy importante. Contamos los muertos en las guerras, pero no estudiamos los relatos que describan la violencia sexual de cada época. Esa omisión de la violencia sexual, normalmente hacia la mujer, a supuesto que asumamos escenarios se impone de forma inconsciente/consciente un poder sobre la vida de los unos sobre los otros, y donde finalmente muchas mujeres se ven resignadas a una subyugación de las posibilidades de sobrevivir si no es al lado, muchas veces de un hombre blanco dependiendo de los escenarios, pero esto es solo un relato que se les ha impuesto, no necesariamente la “la realidad que ellas sienten”. Pero aun con todo esto existen formas de resistir, y las mujeres en Guinea creo que resisten y tienen su propia historia. Esta persecución y enjuiciamiento moral contra moral, creo que se puede hacer por medio de la palabra puta, ¿y qué es ser puta? Una propiedad, un objeto…
Me interesa sacar entre líneas esta percepción de la historia desde los ojos mundanos, y reflejar una percepción fuera de la moral, donde se pueda reivindicar el valor, capacidad y recursos de muchas de estas mujeres. Exijo al lector que al leer se posicione, no soy yo el que le diré como debe de ver las cosas, pero si le exigiré que lo piense.
¿En qué se diferencia de la primera novela?
Esta novela tiene un análisis más político social, y lo he relatado en tercera persona exceptuando las partes en las que habla el hermano de Sara.
¿Qué quieres que el lector sepa sobre tu trabajo como artista y pensador?
Intento que mi trabajo sea práctico. Trabajo más las ideas de trasfondo que mi propia técnica al escribir. Intento crear una relación de ideas y significados que tengan una trascendencia en el día a día. Sino me quedaría con mi título de politólogo y ya está, pero me interesa crear historias para dar valor y ayudarme y ayudarnos a reconocernos con toda la complejidad que implica vivir. Todo eso se resume en tres términos que no debo traducir al español: Itondi-Madjoka-Ilujama.
Sé que estabas estudiando ciencias políticas con un enfoque en estudios africanos. ¿Cómo influyó el trabajo de personas como Achille Mbembe en tu enfoque del pensamiento político y la escritura de ficción?
Achille Mbembe me ha ayudado a completar y ser más incisivo en mis análisis. Sobre todo, en esta última novela donde la escribía a la vez que acababa mi trabajo de Final de Grado de Ciencias Políticas. De Achille tomo su visión en el que el cuerpo del negro como objeto es desvinculado de su historia, mística y se convierte en cosa para entrar en el capitalismo. El capitalismo como derecho a poseer. Es estás líneas donde se puede empezar a entender como el relato racista ha relegado a los hombres y mujeres negras a un ofrecimiento o si se prefiere sacrificio para ser considerado en la historia contemporánea: sin nada que ofrecer más que nuestros cuerpos. En Guinea Ecuatorial se ha creado un modelo de riqueza donde cuantas más mujeres, hijos, coches, casas tenga un hombre mejor. También la precepción de la Necropolítica y los espacios de muerte que se han creado en el continente encerrándonos en un relato determinista donde morir, más que una consecuencia natural es un sistema “que nos mata en África”, y producir muerte se ha convertido en un fin. Creo que debemos superar los relatos de muerte y asociar el cuerpo a la experiencia autóctona de las culturas de Guinea para no acabar viendo las cosas con este determinismo occidental que conjura la muerte y la falta de oportunidades.
¿Quiénes son algunos de tus autores favoritos? ¿Libros Favoritos?
No he leído mucho siempre lo digo: Chinua por su sencillez (Todo se desmorona), Gabriel García Marquez por su magia (Cien años de soledad), Frantz Fanon su perspicacia (Los condenados de la Tierra) y Ferran Iniesta por su confianza en la tradición africana (El planeta negro).
¿En qué trabajas ahora? ¿Qué proyectos tienes por venir?
Estoy por terminar un ensayo que sería la explicación política y social de mis dos novelas.
¿Hay algo más que quieras compartir?
Si alguien lee la novela, que piense con que personaje se identifica más y por otra parte les hago la pregunta si los personajes son racistas…
Amor, confianza, recordar y honrar a los tuyos. Akeva Upnagui, a ye te ngwe Divendu. Itondi.
Universidad de Míchigan
Experta en estudios postcolonizacion y literatura
http://www.english.msu.edu/people/faculty/yomaira-figueroa/