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¿Por qué necesitamos espacios no mixtos?

¿Por qué necesitamos espacios no mixtos?

Si hablamos de espacios no mixtos, por ejemplo feministas, hoy en día casi nadie tendrá ningún problema. Pero si lo hacemos de espacios completamente negros o solo para racializadxs, estos son constantemente cuestionados, atacados e invisibilizados dentro de la sociedad dominante, incluido por personas que se llaman a si mismas feministas y progresistas.

Si bien el privilegio blanco permite que grandes grupos de personas blancas se reúnan sin cuestionamientos, los racializadxs ni siquiera pueden tener espacio público propio sin que sus puntos de vista sean sospechosos o problemáticos. Seguimos siendo percibidos como un peligro, y enseguida se invoca la estupidez del «racismo inverso».

Pero hoy, más que nunca, todos los espacios no mixtos continúan siendo vitales para la supervivencia, la resistencia y la curación de los racializados.

Muchas personas blancas se oponen activamente a que tengamos este tipo de espacios. Solo el hecho de que tengamos que defender espacios de solidaridad no mixtos, nos muestra el alcance y la hipocresía del racismo en occidente.

Cuando las personas racializadas creamos nuestros propios espacios y asociaciones, nuestro comportamiento se percibe como «racismo inverso». Pero la realidad es que estos espacios responden a la opresión: necesitamos estar juntxs y alejadxs del abuso del racismo.

La verdad implícita detrás de estas posiciones, es que estos espacios están desafiando directamente el privilegio.

En algunas ocasiones necesitamos un escape de la opresión racial cotidiana. Necesitamos estar en espacios donde se reduzca la amenaza constante de racismo y violencia, y donde haya una comprensión común y compartida. Los racializados y afrodescendientes tenemos experiencias comunes y podemos compartirlas.

Muchos aliados bien intencionados quieren mostrar su apoyo y comprender los problemas que están afectando a las personas negras y racializadas. Este apoyo es cada vez más importante.

Pero hay veces que hay que pedirles a estos aliados que retrocedan, y deben aceptar esta demanda. Hay una diferencia entre tener una comprensión del racismo y vivir esa experiencia.

Nosotros mismos tenemos que abordar problemas dentro de nuestras comunidades. Tenemos nuestros propios prejuicios, sesgos, errores e ideas que mejorar. Sin tutelas de ningún tipo u opiniones ajenas es más fácil avanzar en estos temas.

Nuestras experiencias vitales tienen valor, complejidad y belleza. Compartiendo entre nosotros esas experiencias tenemos un poder increíble para sanarnos y amarnos en una sociedad que nos rechaza.

Estos espacios no se hacen con la intención de excluir a los demás, sino más bien porque hemos sido excluidos. La solidaridad con todas las personas de cualquier etnia, sexo o credo sigue siendo importante, pero también lo son estos espacios que nos ayudan a construirnos.


Marián Cortes Owusu

Educadora. En mis ratos libres redactora en Afroféminas


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