Afroféminas

África en España. Festival de Cine Africano

Entrevistamos a Mane Cisneros y Marian Berger, directora y programadora del Festival de Cine Africano respectivamente, que tendrá lugar en Córdoba entre el 21 y el 28 de este mes.
Se trata de una excelente oportunidad de descubrir una visión propia del continente sin tener que recurrir a los estereotipos externos clásicos ligados a él.

África crea y cuenta mejor que nadie porque lleva siglos haciéndolo a través de sus mayores. Su Historia es el legado de la transmisión oral y su cine, la consecuencia de la adaptación a los nuevos tiempos para seguir contando pero ahora usando no sólo palabras, sino también cámaras.

Afroféminas.: El Festival llevará, con la presente, doce ediciones. ¿Qué han descubierto en todo este tiempo?

Marion Berger: En 12 años se descubren muchas cosas, además, ¡las cosas en sí cambian! Si hay que destacar tendencias nuevas, muy reflejadas en la sección competitiva “Hipermetropía”. Ahora muchos jóvenes cineastas de distintos países se emancipan del tradicional modelo de financiación de la producción de películas africanas dependiente de los fondos de Europa y se atreven a autoproducir sus películas aunque de bajo presupuesto. Las nuevas tecnologías digitales también facilitan la realización de este tipo de películas. Es el caso de películas como Love the one you love de Jenna Bass o de Things of the aimless wanderer de Kivu Ruhorahoza.

A.: ¿Y qué cambios se han producido? (¿cambios en la industria cinematográfica? ¿en la calidad interpretativa? ¿en el tipo de espectador que va al Festival?)

Mane Cisneros: En cuanto al espectador, sí que se ha notado el cambio. Es un espectador más crítico, tal vez en consonancia con la época que nos ha tocado vivir, no sólo en lo referente al cine. Aunque sí, desde nuestro traslado a Córdoba, contamos con un público fiel al festival y que ha aprendido a valorar y disfrutar con los cines de África


Mane Cisneros y Marion Berger

A.: ¿Qué hará especial a la edición de este año?

Marion Berger: La mayor novedad de la programacion de este año es tal vez que hemos reunido en una única sección los largometrajes de ficción y los largometrajes documentales a competición, ya que la frontera entre ambos géneros es cada vez más porosa. Una película como Le Challat de Tunis de la cineasta tunecina Kaouther Ben Hania, puede ser considerada como una ficción, siendo una especie de “falso documental”. La hará especial también por una sección que le dedicamos al actor Emil Abossolo-Mbo, porque es muy raro que se rinda homenaje a actores africanos en los festivales y son todavía más invisibles que los cineastas, al contrario de lo que ocurre en el cine occidental.

A.: Teniendo en cuenta que se centrará en Angola, ¿cómo describiría el cine de ahí?

Marion Berger: En realidad la selección de películas de Angola es muy pequeña. Más que de una sección sobre cine angoleño, se trata de una sección dedicada a la historia del continente, una rama de la programación que estamos desarrollando desde hace algunas ediciones, porque es muy desconocida por el público español y europeo en general. Este año hemos decidido juntar Angola y Sudáfrica ya que la descolonización de ambos países está profundamente ligada. El año que viene, sí que haremos seguramente una especial Angola con motivo del cuarenta aniversario de su independencia.


Pocas Pascoal

A.: ¿Qué se sabe del cine africano en España?

Mane Cisneros: Creo que poco a poco se va conociendo más, gracias a propuestas como el festival y algunas muestras y secciones dentro de otros eventos en los que cada vez se está programando más cine africano.

Cinenomada, ese dispositivo de difusión de los cines de áfrica creado por Al Tarab, entidad organizadora del FCAT,  permite que la mayoría de los títulos programados en el FCAT puedan estar accesibles para su programación por terceros en el marco de eventos culturales o de cooperación y sensibilización. Es un mecanismo extraordinario para dar a conocer estos cines en toda la geografía española y a lo largo de todo el año.

Casos como la nominación a los Oscar de Timbuktu, ha hecho que África y sus cinematografías empiecen a sonar en los oídos de muchos espectadores. Aún así, el cine africano es todavía un gran desconocido.

A.: Van a presentar obras de la diáspora en Latinoamérica, ¿qué elementos comparte su cine con el africano?

Marion Berger: Creo que muy pocas cosas, en realidad. Son dos continentes que están historico y culturalmente muy ligados, pero todavía queda un largo trabajo para volver a crear puentes entre ambos. A nivel de cine, todavía se desconocen bastante: los cines africanos carecen de difusión en Sudamérica y en África hace mucho que las salas han cerrado y se ve muy poco cine que no sea de Nollywood o Bollywood. Por otro lado, no sé si se puede decir que existe realmente un cine de la diáspora en Latinoamérica. Existen películas sueltas, que retratan realidades de afro-descendientes. Si hay puentes, son casos aislados de cineastas como el angoleño Dom Pedro que ha ido a rodar en Argentina parte de su documental Tango Negro, sobre las raíces africanas del tango. O el cineasta argentino Pablo Cesar que realizado en África varias coproducciones entre Argentina y países africanos. Su última ficción en una coproducción con Angola.



A.: ¿Y qué hay de la diáspora afroeuropea? ¿Conecta su cine con el de sus países de origen? ¿y en el caso de la afroespañola?

Marion Berger: Personalmente no conozco un cine de la diáspora afroespañola. Una vez más, no creo que se pueda hablar de producción de la diáspora afroespañola, sino a lo mejor, de algunas películas sueltas como las del cineasta Omer Oke o Santiago Zanou. Ese último de hecho ha ido por primera vez a África para rodar su último documental La puerta del no retorno sobre su padre, como una necesidad de reconectar con los orígenes. En el caso de otros países, creo que es un poco distinto. El cine de la diáspora es obra en gran parte de los mismos cineastas que ruedan en África, a menudo afincados entre un país del norte y su país de origen, y rodando sobre ambas realidades. Ahí si veo más conexión, incluso más conexión con el público de la diáspora.

A.: ¿Existe cine producido en África en español?

Mane Cisneros: Sí. Este año contamos precisamente con un cortometraje ecuatoguineano a concurso, Sólo una vez, dirigida por Kevin Ninkeu Mdjaton, ganador del Premio Ceiba 2014 en el III Festival de Cine Itinerante Sur Sur de Guinea Ecuatorial. En ediciones anteriores también hemos proyectado algunos títulos ecuatoguineanos, como Lámpara o Marfil, ambas de Ruben Monsuy Ndong Andeme.

A.: Somos un blog dedicado, fundamentalmente, a las mujeres de ahí que esta pregunta sea imprescindible: ¿Contará el festival con presencia femenina?

Mane Cisneros: Un sí rotundo. En esta edición, como casi cada año, contamos con un buen número de películas dirigidas por mujeres. A nombres como Jihan El Tahri, Angèle Diabang, Pocas Pascoal o Jenna Bass, hay que sumar una larga lista de actrices, productoras y montadoras con un rol importante dentro de las producciones que proyectamos en esta edición. Entre ellas, es reseñable tal vez, Nadia ben Rachid, que acaba de conseguir el César al mejor montaje por Timbuktu. Es, digámoslo así, la montadora de confianza de Sissako. Ha sido jefa de montaje de 33 largos y, como nota a resaltar, ha sido asistente de montaje en tres películas de Polansky. Además de presentar Timbuktu, viene como ponente al III Foro de formación «El Árbol de las Palabras».

A.: En Hollywood, el 70% de los académicos son varones, buena parte de los papeles protagonistas (y con peso interpretativo) son para los hombres y la mayoría de los directores son eso, directores y no directoras ¿esta tendencia se da también en el cine africano?

Marion Berger: Si, claro. Sobre todo en el cine de ficción. En el género documental se ve cada vez más a mujeres dirigiendo, y además mujeres potentes y talentosas. En 2009, los tres premios al documental de Fespaco – el mítico festival panafricano de Uágadugu en Burkina Faso – fueron entregados a 3 mujeres. Podemos esperar que el Oscar a la mejor actriz de reparto que ganó la keniana Lupita Nyong’o pueda tener una cierta influencia a favor de las actrices africanas.


Angele Diabang

A.: ¿El cine puede servir para transformar los preconceptos sobre el continente?

Mane Cisneros: Ese es desde luego, una de las razones de ser del festival, romper con la imagen preconcebida que todavía se tiene de África. La cultura, en cualquiera de sus manifestaciones, es el primer enemigo de los estereotipos y del desconocimiento que los crea.

Tender puentes a las culturas de África es dar voz y escuchar a los creadores de las sociedades africanas. Sin su voz, África seguirá siendo un continente desconocido e incomprendido. Como dice el proverbio africano: «Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador»

A.: Una de las críticas vertidas desde los directores y guionistas de uno de los gigantes del cine africano, Nollywood, hacia la producción cinematográfica del continente es que se elaboran films para los festivales europeos pero no destinado al consumo de los propios africanos (en las salas de cine o en dvd y abordando temas propios desde una perspectiva más local). ¿Qué opinión le merece esta afirmación?

Marion Berger: Si, este debate es todavía de actualidad. El mayor problema es que el público africano no tiene en su gran mayoría acceso a las películas por la desaparición de las salas al final de los 90 después de los durísimos planes de reestructuración impuestos por el FMI y el Banco Mundial. El cine de Nollywood se consume de forma doméstica, es muchísimo más asequible. Sin embargo, yo creo que en África hay públicos potenciales para todo tipo de cine, como en Europa: si una mayoría prefiere el cine de entretenimiento, hay también espectadores que demandan un cine más independiente y de autor. En el Fespaco, la película Timbuktu, que recibió 7 premios César; muchísimos espectadores se quedaron fuera de la sala porque el aforo estaba completo.

A.: Este año, la presentación del Festival se ha llevado a cabo en Fitur, ¿en qué se traduce en términos de turismo la celebración del evento en la ciudad de Córdoba?

Mane Cisneros: Revisando los datos del Consorcio de Turismo de Córdoba, vemos que el número de visitantes que asiste en octubre a ferias y eventos ha ido creciendo exponencialmente desde 2012, cuando el festival llegó a Córdoba. Aún así, no tenemos datos concretos sobre turismo. Eso sí, tenemos datos de asistentes al festival. En 2013, contamos con 12.600 espectadores y en 2014, con una edición reducida a cuatro días, fueron 4.500 las personas que se acercaron a las salas y a las actividades paralelas del festival.

A.: ¿Cuáles son las expectativas para este año?

Mane Cisneros: Esperamos cuanto menos mantener las cifras de la edición del 2013 y sobre todo, sentir que la ciudadanía cordobesa comienza a sentir como propio el evento.

Más información en:

http://www.fcat.es/inicio/

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