La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, defiende que España es un país solidario y «para nada racista», que siempre ha estado «a la altura» ante las crisis migratorias. Sin embargo, lamenta que haya partidos políticos que hacen «cierta apología del racismo y la xenofobia».
Estas declaraciones a la agencia EFE de la nueva ministra del PSOE nos preocupan, pero no nos sorprenden en absoluto.
La ministra afirma que España es un país solidario. No olvidemos el gran esfuerzo que realizó en el acogimiento de miles de ciudadanos ucranianos expulsados por una guerra terrible. Aunque es evidente que esta solidaridad se convierte en rechazo cuando se trata de personas de otras guerras con piel negra o que profesan la religión islámica. Para nada racista.
España también muestra su solidaridad con el Reino de Marruecos al permitir que se acumulen cadáveres en las fronteras de Melilla y Ceuta. Para ello, damos cientos de millones de euros al sátrapa alauí. Para nada racista.
La ministra sostiene que España siempre ha estado a la altura ante las crisis migratorias, a pesar de los miles de cuerpos negros que quedan en el mar porque su única solución es arriesgar la vida para llegar a un lugar donde al menos tengan una posibilidad de vivir. Para nada racista.
España siempre ha estado a la altura, con decenas de miles de personas viviendo en situación irregular, la mayoría de piel negra, sin posibilidad de comenzar una vida y labrarse un futuro, lo cual es un derecho humano básico. Para nada racista.
La ministra quizás no ha mirado a su alrededor. No habrá observado la escasa presencia de personas racializadas entre los trabajadores públicos, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, o simplemente en un supermercado, hotel o tienda trabajando de cara al público. Para nada racista.
La ministra podría encender la televisión y ver un país que nos muestra una realidad sin personas racializadas. Tanto en la ficción como en el entretenimiento, las personas negras apenas existimos. Solo aparecemos como criadas o vendedores ambulantes. Para nada racista.
Quizás, si la ministra asistiera a una cabalgata navideña, descubriría que en este país tan solidario y poco racista, todavía hoy en muchas ocasiones es imposible que un actor negro interprete a Baltasar, y en algunas localidades se caricaturiza a cientos de personas con un blackface insultante y patético. Porque España no es para nada racista.