El documental «Marcados al nacer» de Roger Ross Williams podría parecer una lección de historia abrumadora. ¿Cómo podría una película narrar la historia del racismo y el legado de la esclavitud en una sola sesión sin saturarnos de información?
Para evitar la posibilidad de convertirse en un ejercicio tedioso, Williams aborda el tema con una furia justificada y una profunda inteligencia. Utiliza animaciones, imágenes de archivo, entrevistas, cambios de ritmo y edición rápida para crear un mensaje más vibrante que una simple exposición convencional. Si bien su película puede parecer a veces fragmentada debido a la rapidez con la que salta de un punto a otro en la historia, este caos es intencional, diseñado para transmitir un mensaje con la fuerza de un golpe. A pesar de momentos en los que uno desearía más reflexión o una exploración más profunda del impacto cultural de las ideas presentadas, la pasión creativa de «Marcados al nacer» sigue siendo poderosa. Destaca el punto de Williams sobre la arraigada presencia del racismo en nuestra cultura y sociedad, y cómo esta furia es necesaria para abordarlo adecuadamente.
El documental comienza con la cita de Jefferson Davis en 1860: «La inferioridad negra es la voluntad de Dios», siendo este el punto de partida de Williams al adaptar el libro de Ibram X. Kendi. La estructura de «Marcados al nacer» busca enlazar las problemáticas raciales actuales con las raíces de la esclavitud, demostrando cómo figuras históricas respaldaron la noción de la inferioridad negra y cómo esta idea permeó todos los aspectos de la sociedad. A través de entrevistas y material de archivo, la película revela cómo esa concepción de inferioridad ha persistido en la criminalización excesiva, la hipersexualización y las falsedades arraigadas. Williams reúne un grupo selecto pero elocuente de expertos, entre ellos Angela Davis, Lynae Vanee y la Dra. Racquel Gates, quienes establecieron conexiones impactantes entre el trato a los esclavos en el siglo XIX y los problemas contemporáneos. Aunque su estructura puede resultar abrumadora por su continuidad, esa es precisamente la intención.
El documental también explora cómo la hipersexualización de las mujeres negras justifica la violencia masculina y la criminalización de los hombres negros para respaldar el vergonzoso legado del linchamiento. Al retratar a los hombres negros como depredadores feroces, el racismo se justifica como una forma de proteger a la comunidad. Williams podría haber construido una película entera solo en torno a la falsa alianza de los abolicionistas y su relación con el cliché del «salvador blanco» en el cine moderno, incluyendo fragmentos de películas como «The Blind Side», «The Help» y «Green Book», argumentando que estas obras sostienen el racismo. Estas películas perpetúan la idea de que la salvación de la comunidad negra debe provenir de una supuesta raza superior.
Williams ha generado conversaciones significativas al entrevistar a individuos dispuestos a trazar conexiones a lo largo de la historia, desde la esclavitud hasta la actualidad. Resulta notable que se abstiene de sumergirse en juegos partidistas, mostrando clips de políticos de diferentes partidos que refuerzan los puntos planteados por sus entrevistados. Con este enfoque, Williams resalta la importancia fundamental de escuchar a las personas presentadas en su película. En una era marcada por divisiones, donde partes de la historia son excluidas o invisibilizadas en algunas instituciones educativas, la escucha activa se vuelve cada vez más escasa. No es sorprendente que «Marcados al nacer» sea tan intensamente.
El documental está ya disponible en Netflix.
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