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4 estrategias para abordar el racismo de un familiar estas Navidades


Nos pueden separar enormes distancias con nuestras familia. Además de las distancias geográficas, pueden existir las identitarias, políticas, religiosas o incluso musicales. Ahora que se acercan las fechas navideñas y nos reunimos con nuestras familias y cuñados las conversaciones en la mesa pueden ser muy tensas. Y una de las cosas que desgraciadamente no suelen faltar, son los comentarios racistas. A veces, es muy difícil saber reaccionar ante este tipo de actitudes y en demasiadas ocasiones tomamos decisiones erróneas para afrontarlos, ya sea desde la ira, o desde la pasividad.

Cuando las personas, blancas o negras, empezamos a ser conscientes del efecto que causa el racismo en nuestra propia corporalidad y en la de otros, empezamos a darnos cuenta de que hay que actuar ante estas actitudes y hacerles frente. Lo que ocurre es que normalmente no tenemos las herramientas para hacerlo. No nos han dado un manual de instrucciones y en ocasiones la indignación nos hace pasarnos de frenada y no conseguimos el efecto deseado.

De todas formas ten presente que cuando vemos a decenas de migrantes muriendo en las fronteras, cuando todavía no vemos igualdad en términos de empleo, educación y vivienda, y seguimos lidiando con el racismo institucional, permanecer callado ante un comentario racista, es complicidad.

Por eso queremos darte 4 sencillas estrategias para abordar el racismo de tus parientes cercanos. Ponlos en práctica esta Navidad ante el primer cuñado que abra la boca:

1. Primero Aléjate

Si alguien te dice que todos los migrantes son traficantes de drogas, probablemente quieras responder con palabras gruesas. Pero responder con ira de inmediato conduce a muchos malentendidos y muchos gritos.

No hay nada de malo en alejarse de un ambiente racista para abordar el tema más tarde. A menudo estas barbaridades se dicen en una cámara de eco donde las personas que están cerca duplican sus comentarios racistas.

Alejarte te da la oportunidad de recuperarte de la primera impresión y la ira, y así responder con fundamento y razón. Si bien la sensatez no siempre estará presente en los intercambios posteriores, estarás más preparadx para dar argumentos y rebatir al racismo.



2. Mantén la calma

Cuando la gente dice cosas que impactan a seres que queremos podemos ponernos muy brutxs. Junto con la inclinación a estar enfadadx por el racismo en general, el deseo de proteger puede convertirse en una mezcla explosiva pero no necesariamente efectiva. Demasiadas discusiones terminan con palabras duras y ataques personales.

La ira es un elemento vital del cambio social, pero perder los estribos a menudo no funciona bien en las conversaciones interpersonalesEl racismo es un tema complicado, y el acto de denunciar las palabras o acciones racistas de alguien será siempre un momento tenso. Que al menos una persona esté tranquila puede cambiar la dinámica de la conversación.

Durante estos momentos debo recordar que hablar con mi familiar no es para condenarlo. Debemos cambiar su forma de pensar y ofrecerles una nueva perspectiva. No necesitamos más racistas enfadados; Necesitamos más ex racistas.

3. Se comprensivx

Este es el más difícil. Nuestra inclinación no suele ser hacia la comprensión. Tienes que tratar de conocer a las personas con quién tratas, lo que significa comprender sus antecedentes, sus motivaciones y sus limitaciones.

Después de siglos de educación con base supremacista blanca nadie se despierta un día sin ser racista. Se experimenta la incomodidad de aprender. Hay que lidiar con sentirse vulnerable cuando otros te desafían. 

Debemos de recordar de dónde venimos. Buscar puntos en común con tu interlocutor. Tienes que tener en cuenta que muchas personas blancas no son conscientes de que viven en un sistema que las beneficia frente a las personas racializadas. Es por eso que la opresión estructural sistémica funciona. Es imposible luchar contra lo que no podemos ver. La comprensión puede ayudarnos a ver lo invisible.

4. Determina tus límites

A pesar de seguir la estrategia del entendimiento y la comprensión, a la vez que educamos, puede suceder que no consigamos que estos comentarios paren. Entonces es cuando hay que poner pie en pared.

Puedes encontrarte en una posición en la que no podía optar por permanecer en silencio, pero el mero hecho de tener que oír una y otra vez los mismos comentarios y bromas. esto ya no debe tolerarse.

En este caso, la elección es protegerte a ti mismx y a los tuyos. Poner fin a esa conversación y esa relación es lo mejor, por doloroso que sea.

Poner estos límites es autocuidado y amor hacia ti mismx. Siempre hay que dejar la puerta abierta, pero dejando claro quién debe dar los pasos para cambiar.

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