Cuando se trata de cabello, todas las mujeres podemos entendernos un poco. Si eres blanca, negra o asiática todas nos machacamos para saber cómo usarlo; probar y elegir sobre el color que debemos tener; temblamos ante la idea de cortarlo demasiado.
La investigación Dermatológica ha demostrado que todos nacemos con aproximadamente 150.000 folículos pilosos en el cuero cabelludo, pero no todo el pelo nace y crece de igual manera. Visualmente, el pelo negro es más grueso, rizado, y a menudo seco, en comparación con el pelo caucásico y asiático. Y, desde el punto de vista de la preparación, también es más sensible a la manipulación excesiva, y requiere un conjunto diferente de técnicas de cuidado.
Para mí, el cabello siempre ha sido una batalla constante. Claro, cuando era niña lo tenía largo y saludable, pero después de más de una década de usar una plancha química, empezó a estar cada vez más dañado (esto les suena familiar a millones de mujeres negras) y me cansé de repetir el «proceso» cada seis a ocho semanas. ¿Por qué estoy haciendo esto, me pregunté? ¿qué tiene de malo mi cabello grueso, rizado y crespo? Y, ¿hay una manera de que yo pueda cuidar de mi cabello sin usar un producto químico, un peine caliente, o tener que usar una peluca? Y así es como comencé mi historia con mi pelo.
Una mañana sombría de marzo entré en un estudio de cuidado del cabello natural de mi ciudad (natural aquí significa que no se hacen cosas ni utilizan productos para alterar el estado natural de pelo negro). Yo había sido clienta durante meses; sin embargo, esa mañana era diferente. Detrás del cabello de cada mujer negra hay una historia profundamente personal y una gran cantidad de daño al cuero cabelludo que para algunas es irreversible. Cuando ese día entré en la peluquería decidí no volver a usar productos químicos y empezar a cuidar de mi bello cabello afro.
Hagamos historia. En el siglo XV en África, los peinados fueron utilizados para indicar el estado civil de una persona, la edad, la religión, la identidad étnica, la riqueza y el rango dentro de la comunidad. Una vez esclavizado, el pelo se hizo más una cuestión del trabajo que uno se veía obligado a hacer. Por ejemplo, los esclavos de campo a menudo escondían su pelo, mientras que los esclavos de la casa tenían que usar pelucas similares a sus dueños, que también llevaban pelucas durante este período. A principios de 1900, la señora C.J. Walker recibió una patente para desarrollar el «peine caliente». Este dispositivo fue el primero de su tipo en ser comercializado por una mujer negra a otras mujeres negras, y cambió por completo el tema del pelo. Sin embargo, una vez que el pelo planchado era expuesto a la humedad, volvía de nuevo a su estado original. En los años 60, el alisador químico de George E. Johnson, fue vendido como un producto menos perjudicial para el pelo y el cuero cabelludo; era una manera más conveniente de alisar el pelo puesto que podría ser aplicado directamente y era más permanente, requiriendo solamente la reaplicación cada dos a tres meses. Hoy en día, se estima que 70% a 80% de las mujeres negras alisan su cabello químicamente. En los años 80 llegó el pelo postizo y extensiones. Se cose, teje o pega pelo humano o sintético en el pelo propio. Muchas celebridades negras lo usan. Hay muchas maneras diferentes de usar postizos. Una mujer puede trenzar su pelo y después coser tiras de pelo sobre el pelo trenzado, o las tiras se pueden pegar al pelo en la raíz. Es una manera de crear la ilusión del pelo largo y además un método que tiene una larga durabilidad.
Para las jóvenes negras, el cabello no es sólo algo con lo que jugar, es algo que está cargado de mensajes, y tiene el poder de dictar cómo los demás te tratan, y a su vez, cómo te sientes acerca de ti misma. Para una mujer negra su estilo podría conducirle a la aceptación o rechazo de ciertos grupos y clases sociales, y su estilismo podría proporcionar la posibilidad de una mejor carrera profesional, aunque parezca mentira.
Os contaré una historia. Mi pelo natural era muy corto. Yo le rogaba a mi madre que me comprara una peluca. La acosé hasta que lo hizo. Yo era feliz, tenía mi pelo largo, tenía mi peluca. Recuerdo que un día estábamos jugando en el patio del colegio y se me cayó la peluca. Todos los niños se reían de mí. Entonces decidí usar trenzas.
Usar trenzas constantemente desde tan joven hizo un daño excesivo en mi cabello. Pero me hizo pensar que el motivo es que yo odiaba mi pelo. Me odiaba a mi misma.
Muchas mujeres de todas las razas usan el cabello de muchas maneras diferentes y no por eso lo odian. Pero es que no se puede comparar los problemas del cabello de otra raza con los nuestros. La gente no entiende que tenemos que volver a aprender a cuidar nuestro cabello. Parece casi difícil de creer. ¿Cómo es posible que millones de mujeres negras no sepan cuidar su cabello? ¿por qué tantas sienten que tienen que esconder su cabello natural?
Creo que muchas mujeres negras nos vemos empujadas a alterar nuestro cabello debido a las imágenes que nos inundan de mujeres cuyo pelo es muy largo, sedoso, fluido y, sobre todo, rubio. En los medios de comunicación, muchas de las mujeres negras que son glorificadas por su belleza tienden a ser mujeres que también tienen el pelo largo y ondulado. Además, cuando se considera que durante los últimos 100 años los fabricantes han promovido casi exclusivamente la idea de que el pelo negro natural necesita ser tratado y cambiado, todo comienza a tener sentido. ¿Cuándo fue la última vez que se celebró un buen Afro? Habéis visto la que se ha montado en Miss Universo con la representante de Jamaica.
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Hoy todavía muchas mujeres negras profesionales sienten que deben alterar su cabello y no llevar peinados demasiado afro para ser tomadas en serio. En una entrevista de trabajo para ser recepcionista puede ser fundamental llevar el pelo natural, ya que el responsable de recursos humanos puede pensar que tu peinado es inadecuado, sucio y poco profesional. Muchas mujeres negras sienten que hay un precio a pagar por llevar el pelo natural. Incluso algunas compañías en el mundo han sido demandadas por despedir a empleadas por llevar su pelo natural.
Se trata de educar a la gente, se trata de educar al poder, se trata de educar a todo el mundo, no se trata de poder negro, no tiene nada que ver con eso. Tiene que ver con la aceptación individual de sí mismo. Cuando las mujeres negras se alisaban el cabello durante el tiempo de C.J. Walker, era porque sentían que no tenían otra opción. Era la diferencia entre si comía o no, ya que no conseguirían trabajo como sirvientas, o en las fábricas con un pelo no tratado. Cuando una mujer negra va a una entrevista de trabajo y no lo consigue porque su pelo es natural, necesitas pararte a pensar y decirte que algo grave está sucediendo aquí.
A pesar de todos estos inconvenientes, las mujeres negras se están volviendo naturales. La fuerte presión mediática hace que el canon de belleza siga siendo el europeo blanco, pero hay un camino donde aprenden a abrazar su verdadero yo, y ver que el pelo natural es normal; el cabello alisado no lo es. En el futuro habrá más mujeres que iniciarán la transición. Habrá más gente probando y experimentando, y esa es la clave.
El mercado «étnico» nunca ha interesado demasiado a los fabricantes, pero es curiosa esa ceguera basada en prejuicios raciales. El capitalismo pierde mercado. No hay datos raciales en la mayoría de los países Latinoamericanos en cuanto a consumo y tendencias de la población afrodescendiente, pero si miramos a EEUU los números son asombrosos. En Estados Unidos, el cuidado del cabello negro (no natural) mueve en torno a los 18000 millones de dolares. Se considera que aunque los negros constituyen el 13 por ciento de la población, representan el 30 por ciento del gasto del cuidado del cabello. Podemos extrapolar estos datos a las poblaciones afrodescendientes de toda América y Europa y aunque no serían exactamente iguales las relaciones proporcionales serían similares.
Los dermatólogos están avisando de que hay una epidemia de alopecia entre las mujeres negras. La parte desafortunada del cuidado del pelo negro es la desconexión entre las opciones del estilo de una y la pérdida subsiguiente del pelo. Muy pocas mujeres negras son conscientes de las consecuencias médicas de alterar su pelo o de usar pelucas. Muchas mujeres tratan químicamente su cabello ya sea para cambiar la textura o el color, o ambos y no importa lo bueno que sea el producto, alterando su cabello lo hace más frágil. Estás alterando la estructura del cabello y el cabello está diseñado para protegerse.
Cuando tienes millones de mujeres negras que no les gusta la forma en que se ven y no pueden sentirse bien cuando salen a la calle con su pelo natural, tienes un problema serio. La cuestión no es en realidad si una mujer alisa o trenza su pelo; se trata de por qué esa mujer siente que tiene que ponerse extensiones o alisar su cabello. Trata sobre la falta de conocimiento sobre los efectos a largo plazo de tales prácticas.
Siempre nos dicen ¿por qué te importa lo que otra mujer negra decida hacer con su cabello? ¿una mujer negra no tiene la libertad de elegir para usar su cabello como ella escoja? Yo no quiero juzgar a aquellas que no están en mi modelo de pelo natural. Solo trato de compartir mis ideas sobre lo hermoso que es el cabello natural, a pesar de todos los mensajes negativos que sugieren que no lo es.
El camino al pelo natural es un viaje muy personal y no trato de convencer a nadie de nada. Solo quiero combatir el mito de que el pelo negro es feo, inmanejable e indeseable; el pelo negro está subestimado e infravalorado. El pelo caucásico es un tipo hermoso de cabello, y nuestro tipo del pelo se debe reconocer como hermoso también.
He querido contarles cómo y porque la transición al cabello natural puede ser una curación para muchas mujeres negras. No importa qué posición se tenga sobre el asunto, siempre habrá gente que crea que el pelo es sólo el pelo. Cuando te puedes mirar en el espejo y ves tu afro rizado natural de tu propio pelo y te dices, me gusta lo que veo, me gusta como soy, es cuando empiezas a ver tu verdadera belleza.
La alteración del cabello debe ser vista como inequívocamente perjudicial para un individuo y colectivo en lo físico, psicológico y cultural, o seguiremos oyendo que el pelo afro es malo y el pelo liso (es decir, blanco y asiático) es lo bueno.
Elvira Swartch Lorenzo
Colaboradora habitual en Afroféminas. He trabajado de todo. Hija de migrantes afrocolombianos.