Desde que se es niña a las mujeres nos llenan de ideas sobre prejuicios y más si eres negra. Confundidas por tantas ideas erróneas sobre cada una, salimos al mundo buscando lograr nuestras metas y siendo obstaculizadas por personas que no creen que una mujer negra tenga derecho a sobresalir o hacer algo diferente a lo que comúnmente las negras hacen.
Trabajar en una prestigiosa empresa en un alto cargo o ser empresaria se ha vuelto un desafío para las mujeres negras de Panamá, fácilmente se ve como nos niegan las oportunidades por prejuicios de la sociedad a tal punto que lucir nuestros peinados y atuendos es sinónimo de burla y hasta despido.
Toca luchar una milla más que todos para poder sobresalir y lograr nuestros objetivos, saltando cada obstáculo y haciendo a un lado cada rechazo de la sociedad.
Obtener un título universitario que nos de credibilidad, nuestras habilidades y ser una mujer íntegra, con valores y principios para borrar todos esos prejuicios que se tiene hacia la mujer negra con solo mirarnos, es una alternativa fiable para salir adelante.
Yo en lo personal, he vivido pocos casos no tan graves, por mi madurez ante la situación he podido seguir sin mirar atrás, he escuchado como a conocidas se les menosprecia en su lugar de trabajo por ser negra, vivir en la Ciudad de Colón donde el mayor grupo de personas son afrodescendientes pero los jefes de las empresas en su mayoría son extranjeros o capitalinos, que por la cultura y lo antecedentes de la Provincia ya tiene una perspectiva de las personas del lugar.
Está demás mencionar de lo que se nos acusa, ya que la mayoría somos inocentes, somos hombres y mujeres que buscamos un sustento para nosotros y nuestras familias. En ocasiones se atacan negros contra negros por órdenes de otras personas sin motivo alguno. Hay que dejar claro que el color no define que tipo de persona que somos; hay personas buenas, preparadas y capaces tanto blancas como negras. Podemos contar con los dedos la cantidad de mujeres negras con altos cargos en las empresas ya que no se nos toma en cuenta.
Queda de parte de nosotras mostrar nuestras habilidades adecuadas a los cambios que está dando la sociedad y ser la diferencia, porque, aunque un trabajo de cocinera no es denigrante, no todas las negras debemos o queremos estar en la cocina.
Lidiar con el racismo, el clasismo y con los prejuicios del machismo nos hace vulnerables, adicional a eso, la guerra entre negros buscando superación hace que se frecuente competencia y exclusiones o más bien rechazo entre mujeres, debemos practicar la sororidad entre nosotras.
Es necesario educar a las mujeres no solo en materia académica, sino también en cuanto a su persona, autoestima y la importancia que tenemos ante la sociedad como individuos, como madres, esposas, hijas y todos esos roles que tenemos por ser mujer, que seamos proactivas y nos hagamos sentir con nuestros proyectos y nuestra voz.
Enseñarles que también pueden ser parte del emprendimiento de la sociedad y que ser una mujer negra no es impedimento para nada, no debemos conformarnos con seguir lo que otros nos han mostrado que es lo correcto, para que sigamos en el mismo estilo de vida y no nos adecuemos a la actualidad.
Una excusa no válida para seguir en la zona de confort es que somos descendientes de personas esclavizadas que migraron a nuestro país, mujeres negras desamparadas, no amas de casa sino sirvientas de casas de familias que hacían de ellas lo que quisieran, aunque en el pasado fue así, es hora de hacer un cambio, no de seguir con el mismo patrón. ¿Por qué mejor no seguir el ejemplo de los reyes negros y crear imperios, fundar empresas y no solo ser empleados?
Es hora de crear mujeres negras que además de fuertes sean emprendedoras, que no escondan sus dones, mujeres que no se conformen con vivir en la pobreza porque así fueron educadas, para que ellas puedan enseñar eso a sus hijos y cambiemos el futuro de las generaciones sin la frase popular de que hay que mejorar la raza, uniéndose a un blanco, demostremos que nuestro color no es impedimento de nada y menos sinónimo de esclavitud.
Kris Aguilar
Panameña, casada y madre de 2 hermosas niñas. Soy Magister en Docencia Superior y tengo una Licenciatura en educaci{ón primaria. Soy la autora del libro Soy Chocolate. Puedes encontrarla en @Krisanature