El deporte, en teoría, debería ser un espacio de igualdad, respeto y competencia justa, donde la diversidad de sus participantes se celebra como una fortaleza y no como un motivo de discriminación. Sin embargo, la realidad en España es muy diferente. En 2023, se registraron un total de 1.401 infracciones en espectáculos deportivos, de las cuales, de manera alarmante, 121 estuvieron relacionadas con actos racistas. Esto representa aproximadamente un 9% del total de las infracciones, destacando el racismo como uno de los problemas más persistentes y peligrosos en el deporte español.
Según los datos proporcionados por la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte, recopilados en el Anuario Estadístico del Ministerio del Interior, los incidentes racistas en los recintos deportivos representan la segunda infracción más común, solo superada por los altercados, peleas o desórdenes públicos. Aunque las cifras de infracciones totales han disminuido ligeramente respecto a 2022, cuando se registraron 1.520, el racismo sigue siendo un problema significativo.
Es importante subrayar que estos datos solo reflejan los incidentes comunicados y sancionados, lo que sugiere que el problema podría ser aún más extenso si consideramos aquellos casos que no se denuncian por miedo, vergüenza o desconfianza en las autoridades. Esto subraya la necesidad de que se implementen medidas más proactivas y efectivas para identificar y sancionar estos actos.
Varios estudios y encuestas recientes reflejan la preocupación de los ciudadanos y las autoridades sobre el aumento del racismo en los eventos deportivos. Una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en 2023 reveló que un 62% de los encuestados considera que el racismo es un problema «muy grave» o «grave» en el fútbol español. Además, el 47% de los encuestados cree que las medidas actuales son insuficientes para combatir este tipo de discriminación.
Otro informe, publicado por la organización SOS Racismo en 2023, destaca que el fútbol es uno de los contextos donde más se visibilizan los actos racistas en España. El estudio subraya que la falta de sanciones ejemplares y la normalización de ciertos comportamientos en los estadios perpetúan un ambiente hostil hacia los jugadores y aficionados de origen diverso.
La respuesta institucional: ¿Es suficiente?
Aunque las autoridades deportivas y gubernamentales han tomado medidas para combatir el racismo en el deporte, muchos críticos argumentan que estas acciones han sido insuficientes o mal implementadas. La creación de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte en 2007 fue un paso importante, pero los incidentes recientes demuestran que queda mucho por hacer.
La sanción económica de más de 2,8 millones de euros a particulares y 345.000 euros a organizadores en 2023 muestra la voluntad de penalizar estos actos, pero no parece ser suficiente cómo método de disuasión. Además, solo 55 encuentros fueron declarados de «alto riesgo», lo que sugiere que podría haber una subestimación de la gravedad de algunos partidos en términos de su potencial para generar incidentes racistas.
Los clubes y las ligas también tienen un papel fundamental en la lucha contra el racismo, pero en muchas ocasiones cuesta creer que estén haciendo su trabajo con ganas y convicción. La Liga española ha implementado campañas de sensibilización, pero la eficacia de estas iniciativas es cuestionable si no se acompaña de sanciones más severas y una mayor vigilancia en los estadios. En muchos casos, los clubes han sido criticados por no actuar con la suficiente rapidez o por minimizar los incidentes de racismo para evitar sanciones o daños a su imagen.
Además, los jugadores a menudo se sienten abandonados por las instituciones cuando denuncian incidentes racistas. En el caso de Vinícius Júnior, por ejemplo, la falta de una respuesta contundente por parte de las autoridades y la Liga en los primeros incidentes dio lugar a una escalada de la situación, culminando en una crisis mediática y social que podría haberse evitado.
La importancia de la educación y la sensibilización
Además de imponer sanciones, es esencial implementar programas educativos que aborden el racismo desde sus raíces. Estos programas deben dirigirse a jóvenes deportistas, aficionados y personal de los clubes. La educación tiene un gran potencial para transformar actitudes y comportamientos, y debería ser un pilar fundamental en cualquier estrategia para erradicar el racismo en el deporte.
Organizaciones como la Fundación LaLiga han desarrollado iniciativas de concienciación en las escuelas, pero es necesario que estas acciones sean ampliadas y respaldadas por el Estado para garantizar su efectividad y alcance.
Los medios de comunicación también juegan un papel crucial en la forma en que se informa sobre los incidentes de racismo en el deporte. Con demasiada frecuencia, estos actos son tratados como casos aislados o minimizados, lo que perpetúa una cultura de impunidad. Los medios deberían adoptar una postura más crítica y proactiva, destacando la gravedad de estos actos y promoviendo un discurso que rechace el racismo en todas sus formas. Además, la mayor inclusión de periodistas racializados podría contribuir significativamente a este esfuerzo.
El racismo en el deporte español es una problemática alarmante que refleja un problema más amplio en la sociedad. Aunque los datos de 2023 muestran una disminución en el número total de infracciones en eventos deportivos, el hecho de que los actos racistas sigan siendo una de las infracciones más comunes indica que aún queda mucho por hacer. La respuesta actual de las autoridades, clubes y ligas ha sido insuficiente, y se requiere un enfoque más firme y coordinado para erradicar este problema.
La combinación de educación, sanciones más severas y la responsabilidad compartida de todos los actores involucrados es esencial para lograr un cambio real. El deporte debería ser un ámbito de inclusión y respeto, donde todas las personas, sin importar su raza o etnia, puedan participar y disfrutar sin temor a la discriminación. Es momento de que España tome medidas más decisivas para asegurar que el racismo no tenga lugar en sus estadios ni en ningún otro ámbito.
Redacción Afroféminas