Terribles acontecimientos han conmovido a toda la opinión pública colombiana y especialmente a la comunidad afro. La revista colombiana Semana dio a conocer unos escalofriantes hechos que ocurrieron en Morcote, perteneciente al municipio de Paya (Boyacá) en Colombia. En este municipio, una docente afrodescendiente y sus hijos, dos niños de 5 y 9 años de edad, han sido víctimas de discriminación racial, que luego desembocó en violencia sexual contra los menores.
De acuerdo con la denuncia de la madre, Kerlin Murillo Mena, mujer que trabajaba como profesora de inglés en la Institución Educativa El Rosario, la serie de ataques se originaron por el color de su piel.
“Nos atacaron por pertenecer a la población negra y afrodescendiente. Por la pigmentación de nuestra piel fuimos agredidos de todas las formas, hasta el punto de que mis hijos fueron abusados sexualmente”, denunciaba Kerlin Murillo.
Al parecer cuando en el colegio comenzaron las clases presenciales, los actos de discriminación en contra de sus hijos se intensificaron. “Efectivamente no les caí bien simplemente por mi pigmentación de piel”, recuerda Kerlin que desde ese momento sintió cómo la comunidad la segregó racial y socialmente.
Luego, cuenta en detalle cómo algunas personas accedieron de manera cruel a los dos niños, uno de 5 y otro de 9 años de edad, quienes se matricularon en la misma institución educativa en la que su madre ofrecía clases de inglés a los cursos de bachillerato.
“Comenzaron por echarle orín en la boca a Keiner, el de preescolar. A meterle el pene en la boca, lo accedían carnalmente metiéndole el pene en su ano y le golpeaban. En una de las agresiones, cuando el niño no quería dejarse, le amarran el pene con una cabuya y lo tiran. Aún dice que le duelen los testículos. Lo subían a la parte alta del tobogán para tirarlo al vacío, ocasionándole una fractura en el cráneo que hasta hoy persiste. Ha deteriorado el proceso cognitivo de mi hijo”, ha declarado Kerlin Murillo a la revista Semana.
El rector del colegio, Jorge Humberto Cuy Niño, a quien la madre responsabiliza de ordenar los ataques que padecieron sus hijos, niega las acusaciones, pero desde Afroféminas tenemos una desgraciada experiencia en cómo se manejan los actos de racismo. Primero ses esconden, luego se niegan y después se culpabiliza a la víctima.
La vicepresidenta Francia Márquez Mina, ya se ha pronunciado desde sus redes sociales este acto de violencia y, a su vez, llamó a las autoridades a investigar este caso. Amamos a Francia, pero ella es autoridad. Debe implicarse para que los agresores no queden impunes.