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Capacitismo

El capacitismo es un sistema que niega derechos e infantiliza a las personas que viven con una discapacidad, ya sea física o psicológica. Nos niegan vivir libremente nuestra sexualidad, además de poner muchísimas trabas en todos los aspectos, desde lo mas simple, que es la convivencia casual, hasta en los sistemas educativo y de salud, donde no tenemos ningún tipo de visibilizacion. Nadie le dice a los profesionales de la salud como deben hablarnos a las personas neurodivergentes para lograr entender mejor nuestro tratamiento, ni los docentes saben como enseñarnos porque no saben que aprendemos diferente. Al ser una mujer racializada, queer y pobre, todas estas dificultades se multiplican.

La condición de clase es clave (como en todo) para que puedas vivir cómodamente con una discapacidad neurológica. Tener acceso a medicación y terapia es un privilegio grandísimo, hasta tener un diagnostico es un privilegio, en especial siendo mujer, ya que la medicina y la psicología han decidido no poner atención a como nos afectan las cosas a nosotras; todo esto desata que en la misma comunidad neurodivergente exista en exceso el clasismo y racismo. Frases como “si yo pude tu también” son demasiado clasistas ya que no todos tenemos ni nacemos en las mismas condiciones, no todos contamos con las mismas “cucharas”. Las cucharas es una analogía utilizada para lograr entender la energía que tenemos las personas que vivimos con una discapacidad, no todos tenemos el mismo grado de energía y no todos nos cuesta lo mismo las mismas actividades.

La sociedad neurotípica, nos ha apartado, maltratado, nos ha quitado acceso a educación y salud dignas, esto incluyendo a los grupos oprimidos. El feminismo nunca habla de como las mujeres con discapacidad vivimos, ni el movimiento queer, tampoco el antirracista. Se siente como si en ningún lado perteneciera, porque yo, siendo todo lo que soy nunca me sentí totalmente identificada con ningún movimiento porque no me veía en él, nunca me vi representada por ningún movimiento, nunca vi a nadie como yo siento activista y la cara de alguno de los grupos de los que formo parte. Quisiera verme como parte de algún movimiento del que vivo las mismas opresiones.


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Es necesario hablar de discapacidad en todos los movimientos y el cómo todo se conecta. Toda la misoginia, lgbtfobia, clasismo y colorismo que he recibido ha ido de la mano con mis discapacidades neurológicas, el ser “la prieta tonta” “la hombrecita pendeja” es diferente a ser solo “la prieta”.

Neurotípicos, neurotípicos blancos y privilegiados, dejen de escuchar mi tono y juzgar mis expresiones y empiecen a escuchar lo que tengo que decir. No, no soy grosera, no estoy enojada, ni estoy siendo molesta, si ya es difícil para las mujeres hablar sin que se nos etiquete como “histéricas” o “locas” (que estas son unas palabras super capacitistas) para las personas neurodivergentes es aún más difícil ya que nuestro tono de voz puede percibirse como plano o exagerado, casi nunca en un punto medio. Aprendan a callarse y a escuchar, no me juzguen con sus filtros normativos. Si hablo de algo es por que lo vivo, por que me pasa y no necesito que hablen por mí, personas que no saben lo que es ser como yo.

Las personas que vivimos con discapacidad somos diversas, vivimos diferentes cosas en diferente magnitud y así como hay personas que viven con discapacidad oprimidas por demás sistemas, hay personas que viven con una discapacidad que son opresoras.


Anaid Díaz


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