El antirracismo y la xenofobia no son compatibles, pero pueden ser el disparador de una decisión política.
Tengamos el valor de decirlo: el racista crea al inferiorizado, decía Frantz Fanon lo que podemos extrapolar a la construcción de las estructuras sociales de los pueblos colonizados, el racismo tiene muchas caras, se esconde detrás del clasismo, del nacionalismo y de la xenofobia, y va creando mecanismos e instrumentos para el establecimiento o la ausencia de sistemas de justicia, de educación y de salud que invisibilizan el reconocimiento de las comunidades afro en toda América, es por ello, que las Naciones Unidas, proclamó el Decenio Internacional Afrodescendiente 2015-2024 en donde se reconoce que los afrodescendientes representan un grupo específico cuyos derechos humanos deben promoverse y protegerse, instando a los Estados adherentes a este decenio a implementar políticas públicas de Reconocimiento, Justicia y Desarrollo.
La Nación Argentina adhirió a los ejes del Decenio Afrodescendientes, y aunque llegó tarde a dicho compromiso, se han hecho algunos cambios basados en el eje del Reconocimiento, uno de ellos fue la instauración a nivel nacional del 8 de Noviembre como el Día Nacional de los/las Afroargentinos y la Cultura Afro, en honor a la madre de la patria la capitana María Remedio del Valle, entre otros pequeños cambios.
Cuando los movimientos afro anuncian y denuncian la existencia del racismo estructural están haciendo referencia a la normalización y legitimación de políticas públicas, prácticas cotidianas y actividades diarias que se acumulan y producen resultados adversos de forma crónica para un grupo específico de una población debido a su color, origen, cultura, vestimenta u otras características, sin embargo, algunos sectores de la sociedad prefieren ignorar este mecanismo de disciplinamiento social.
Como habíamos señalado el racismo estructural educa y moldea las decisiones políticas de los funcionarios de turno, y esto lo podemos ver ejemplificado en el desplazamiento del Director Nacional Equidad Étnico Racial, Personas Migrantes y Refugiados, Carlos Álvarez Nazareno a la Coordinación Nacional del Plan Afro de la Secretaría DDHH. Este desplazamiento se da entre gallos y medianoches, en el pasado noviembre, mes de la celebración de la Afroargenitnidad y la Cultura Afro, que este año también se dio en medio las de elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, que no fueron muy favorables para el oficialismo que generó que la interna política del oficialismo empezará a modificar algunas estructuras jerárquicas.
Vale la pena aclarar que Álvarez Nazareno es el único afro-migrante que tenía una silla en la mesa chica de toma de decisión de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación Argentina y que según el secretario de DD.HH. Horacio Pietragalla Corti su desplazamiento y cambio de nombre de la dirección que este gestiona se debió a un pedido de la comunidad afroargentina, y como respuesta a este pedido se produjeron dichos cambios.
La comunidad afroargentina está en todo su derecho de exigir que su agenda de Reconocimiento, Justicia y Desarrollo sea desligada de la agenda afro-migrante puesto que dicha comunidad considera que es extranjerizante unir ambas agendas, argumento recontra válido, ahora bien, de todo lo acontecidos podemos hacer varias lecturas, o el Secretario Pietragalla Corti es un piola bárbaro, que dio lugar en tiempo y forma a las exigencia de las comunidades afroargentinas, o a éste le vino como anillo al dedo dicho pedido para sacarse de arriba a alguien que ya no le agrada tanto, haciendo que dicha decisión política recaiga sobre la ya fragmentada tierra de los movimientos afro, tirándole la bola a las comunidades afroargentinas, y que la posible lectura que se haga sea a su favor, y desfavorable para el resto, es lo que popularmente se llama embarrar la cancha, lo que puede generar una interna entre los afrodescendientes nacionales y los migrantes, creando la sensación de que la comunidad afroargentina prefiere que desplace a un compañero afro a una coordinación y que se ponga como director de Migrantes y Refugiados a un nacional blanco.
Asimismo, llama mucho la atención la poca reacción de repudio ante esta decisión porque una cosa es desvincular las agendas y otra es que el espacio que antes ocupaba un negro ya no esté más, porque no es que se produjo un nuevo espacio, al contrario con dicho desplazamiento solo se creó un clima tenso en la secretaria de Derechos Humanos en donde pasantes afro no la pasaron muy bien que digamos. Evidentemente la interna en el movimiento afro existe, y es innegable, pero de ahí a guardar silencio ante una decisión política que le resta fuerza al colectivo va en contra de todo lo que es el antirracismo.
Para poner paños fríos y bajar un poco la tensión política el nuevo Coordinador del Plan Nacional Afro de la Secretaría de Derechos Humanos Carlos Álvarez Nazareno publicó una carta en sus redes sociales en donde manifestaba que el Plan Nacional Afro venía a fortalecer la institucionalidad al interior del Estado Nacional para el desarrollo de políticas públicas con perspectiva étnico racial de modo transversal, interseccional y federal. De igual modo advirtió que el antirracismo y la xenofobia no son compatibles. Dicho comunicado fue compartido por varios grupos afro, y todo quedó ahí, lo que me hace preguntarme, debió el movimiento afro aceptar así nomás los cambios que se le impusieron, que en definitiva los traslada al siglo XIX en materia de representatividad política institucional o debió hacer algo más, son preguntas que se quedarán sin respuestas, porque algunas veces la neutralidad y el silencio también son una forma de aceptación.
Melina Schweizer
Periodista Dominico-Argentina, ciudadana y libre pensandora