Se cumplen hoy 104 años del nacimiento de Gwendolyn Brooks, poeta y maestra afroestadounidense y la primera persona negra en ganar el premio Pulitzer por su obra Annie Allen en 1950, así como la primera en ser admitida en la Academia de las Artes y las Letras de Estados Unidos. Sus obras giran en torno a las celebraciones y luchas de la comunidad negra, relevando su gran conciencia política y social. Se la considera hoy una de las voces más influyentes y leídas de Estados Unidos durante el siglo XX.
Gwendolyn Elizabeth Brooks nace en Topeka, Kansas, el 7 de junio de 1917 y fallece en Chicago el 3 de diciembre del año 2000. Siendo muy niña, su familia, que pasó por graves dificultades económicas, se traslada a Chicago, donde la autora vive prácticamente toda su vida. Su padre era conserje, aunque soñaba con convertirse en médico, mientras su madre se empleaba maestra de escuela y pianista de formación clásica, y ambos la apoyaron siempre en su deseo de ser escritora.
Asistió a la escuela secundaria blanca en Illinois, pero luego se cambió a un centro exclusivo para personas negras, y, más tarde, al Wilson Junior College, donde se graduó en 1936. En las distintas instituciones de las que formó parte comprendió la dinámica racial que imperaba en la ciudad, incluso vivió episodios de rechazo que tanto marcaron su obra como escritora.
Después de la secundaria, hizo un programa de grado de dos años y comenzó a trabajar como secretaria. Como tenía claro que quería ser escritora y no veía ningún valor a la educación formal posterior, decidió no seguir estudiando.
Publicó su primer poema, llamado “Eventide”, en una revista para niños, American Childhood, con solo 13 años, pero en los siguientes tres años ya había escrito y publicado 75 poemas.
Con 17 años, comenzó a publicar su obra en “Lights and Shadows”, una columna de poesía del periódico afroestadounidense Chicago Defender, lo que la hizo ser reconocida desde muy temprano por otros autores con larga trayectoria, como Richard Wright y Langston Hughes.
A partir de 1941 participa en numerosos talleres de poesía. Uno de ellos fue organizado por Inez Cunningham Stark, una mujer blanca adinerada con formación literaria, que la inspiró para encontrar su voz poética.
Trabajó como maestra, a veces en su propia casa, donde recibía a escritores jóvenes y daba conferencias y clases de escritura. Pero también lo hizo con grupos callejeros y dedicó su tiempo a motivar y guiar a nuevos artistas, especialmente cuando empieza a tomar mayor relevancia en el panorama literario estadounidense.
En 1944, publica dos de sus poemas en la revista Poetry. En la biografía que escribió sobre ella para la revista puso como profesión “Ama de casa” porque en aquel momento no podía dedicarse únicamente a escribir ni vivir de ello.
Su primer libro de poesía ve la luz en 1945, con el nombre A Street in Bronzeville, gracias al apoyo de Richard Wright. Esta obra fue muy aplaudida por la crítica por su forma de representar la vida en Bronzeville. El libro también señala el trato injusto de los afroestadounidenses en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Gracias a él recibió una beca Guggenheim al año siguiente y la revista Mademoiselle la nombró una de las diez mujeres del año.
Su segundo libro llega cuatro años más tarde, Annie Allen, que contaba las experiencias de una joven chica afroestadounidense en el barrio de Bronzeville en Chicago. Gracias a él ganó el Premio Pulitzer en 1950, convirtiéndose así en la primera persona afrodescendiente en conseguirlo, y también recibió el premio Eunice Tietjens de la revista Poetry. La estabilidad económica que le proporcionó el premio le permitió ayudar a sus vecinos a pagar el alquiler y las facturas, así como financiar programas de ayuda para jóvenes escritores negros.
En 1953, Brooks publicó su única novela, un texto corto titulado Maud Martha, estructurado en 34 viñetas, que narra la vida de una mujer negra llamada Maud Martha Brown, que sufre y tiene que defenderse de los prejuicios y la discriminación de personas blancas y también de ciudadanos de piel negra con un tono de piel más claro que el de ella, algo que parece que vivió también Brooks en sus propias carnes.
En 1967, el año de la muerte de Langston Hughes, Brooks asistió a la conferencia Second Black Writers en la universidad de Fisk en Nashville, donde conoció activistas y artistas como Imamu Amiri Baraka, que le mostraron un nuevo nacionalismo cultural negro. Y esto cambió su vida y su obra, pues tomó una postura mucho más política desde entonces.
En 1968, publicó una de sus más famosas obras, In the Mecca, un poema largo sobre la búsqueda de una madre de su hijo perdido en un edificio de apartamentos de Chicago. El poema fue nominado al Premio Nacional del Libro de poesía. Toni Cade Bambara dijo de él que “algo le sucedió a Brooks, algo que sin duda se evidencia en In the Mecca y trabajos posteriores: un nuevo movimiento y energía, intensidad, riqueza, poder de declaración y una nueva inclinación despojada, estilo comprimido. Un cambio de estilo impulsado por un cambio de mentalidad”. Otros poemas hablan de la muerte de Malcolm X, que muestra su activismo por el Movimiento por los Derechos Civiles de los Negros.
En los siguientes años publicó obras como Riot (1969), Family Pictures (1970), Aloneness (1971), Aurora (1972) y Beckonings (1975). En estos poemarios siguen hablando de temas y figuras políticas, como de la activista sudafricana Winnie Mandela, exesposa de Nelson Mandela.
Además, publica dos volúmenes de autobiografía. Cuando la primera parte, Report From Part One, se publicó en 1972, algunos revisores expresaron su decepción por el hecho de que no revelara detalles personales. “Querían una lista de disputas domésticas”, comentó Brooks respecto a esas críticas.
Además del Pulitzer, fue condecorada con otros numerosos premios, como el de poeta laureada de Illinois, en 1968, posición que mantuvo hasta el 2000, cuando fallece. En 1976, además, se convierte en la primera mujer afrodescendiente en entrar en la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras.
En reconocimiento a su servicio, se puso su nombre a una escuela secundaria en Harvey, Illinois, y fue honrada por el Centro Gwendolyn Brooks de Literatura Afroamericana de la Universidad de Western Illinois.
Sus poemas son de temática muy diversa, desde baladas tradicionales y sonetos hasta poemas con ritmos del blues. Además, algunos de sus personajes están inspirados en los barrios más desfavorecidos de Chicago. Brooks una vez describió su estilo como “narrativa popular”, aunque usaba también el verso libre o el soneto, como estructuras poéticas.
Seguidamente, mostramos un poema que compuso dirigido a los jóvenes que tenían pensamientos suicidas, donde exalta la vida y su compasión.
A los jóvenes que quieren morir
Siéntate. Inhala. Exhala.
El arma esperará. El lago esperará.
la sustancia amarga en el pequeño hermoso frasco
esperará, esperará:
podrá esperar una semana: y esperará todo abril.
No tienes que morir este día.
La muerte permanecerá,
Te aseguro que la muerte esperará. La muerte
tiene todo el tiempo. La muerte puede
atenderte mañana. O la próxima semana. La muerte está
justo en esta calle, un poco más allá; y es la vecina
más complaciente, está lista para encontrarte
a cada instante.
No necesitas morir hoy.
Quédate aquí un poco – pese al despecho, y el desánimo y el dolor.
Espera a ver lo que depara el mañana.
En las tumbas no crecen verdes que te sirvan.
Recuerda, el verde es tu color. Eres la primavera
Brooks publicó el segundo volumen de su autobiografía, Report From Part Two, en 1995, mientras se desempeñaba como asesora de poesía de la Biblioteca del Congreso, la primera mujer negra en ser nombrada para el cargo. Allí era responsable de las visitas de colegios, universidades o centros de rehabilitación de drogodependientes, entre otros.
Murió en el años 2000 después de luchar contra el cáncer, con 83 años. Se la considera hoy una pionera en la lucha de los derechos de la población afrodescendiente en Estados Unidos, además de una persona altruista que dedicó su vida a ayudar a los demás y a motivar e impulsar a nuevas generaciones de escritores en el mundo literario.
Natalia Ruiz-González