El lenguaje es un mecanismo que los seres humanos utilizamos para comunicarnos, expresarnos y aprender sobre nosotros y el mundo en el que vivimos. Como seres humanos hemos construido un sistema de comunicación capaz de definir y nombrar nuestra realidad, convirtiéndose así en una realidad común para todos nosotros.
“No hay moros en la costa”, “Pareces un gitano así vestido” o “Es un trabajo de chinos” son ejemplos de expresiones que se siguen usando habitualmente en nuestro lenguaje y que discriminan a los diferentes colectivos. Cuando el lenguaje se utiliza como un conjunto de signos que crea concepciones sobre la imagen de alguien de manera despectiva, se convierte en un arma verbal tan potente que desde que naces hasta que mueres la manera en la que la sociedad te señala esta prescrita. Así pasa en el racismo, vivir en un mundo racista te obliga a escuchar día tras día palabras ofensivas y estereotipadas que pasan desapercibidas y resultan inofensivas para aquellos que oprimen con su lenguaje cotidiano. Porque el lenguaje negativo es también agresión, una agresión que siempre recae sobre las minorías, las personas negras y racializadas a las que desde cientos de años atrás el lenguaje ha discriminado, siendo participe de un racismo social hereditario.
La campaña “Borremos el racismo del lenguaje” llevó a cabo hace unos años una petición para que la RAE (Real Academia Española) eliminase la expresión “Trabajar como un negro” del diccionario, dando un paso más allá a la eliminación de conductas racistas en nuestro lenguaje, y estableciendo de esta manera una concienciación social sobre la importancia de suprimir un lenguaje discriminatorio que perpetúa el racismo tan sumamente instaurado en nuestra sociedad actual. Ya que negro es siempre asociado a connotaciones negativas y en el diccionario de la RAE encontramos también entre sus significados el de sucio, infeliz, muy enfadado o irritado. El hecho de que estas definiciones estén escritas en el diccionario dice mucho de cómo la sociedad española ve a las personas negras y la imagen que comparten con los demás sobre lo que somos, desde su inmensa ignorancia.
Pero no solo las personas negras pierden en esta opresión lingüística ¿Por qué no se dice voy a comprar al español pero si voy a comprar al chino?, en España debería ser muy cuestionable expresiones habituales cómo: “voy al moro”, “voy al paki” o “voy al chino” , entre otras, cuando quien está a cargo del establecimiento no es una persona española o no parece serlo, lo que conlleva a estigmatizar determinados rasgos y reducirlos a una nacionalidad, que en ocasiones nada tiene que ver con la procedencia de aquellas personas y que también va unida a la idea de que estas tiendas son inferiores y de mala calidad.
Es necesario revisar el uso que se le da al lenguaje, ser conscientes de lo que se dice y sus connotaciones, replanteándose el hecho de establecer hábitos discriminatorios como estas expresiones del día a día, ya que el racismo va más allá de poner la pierna en el cuello de una persona negra hasta matarla, es un germen que se da en el día a día y esta dentro de la mente de las personas que dicen no ser racistas pero usan expresiones ofensivas igual de dañinas, estableciendo una discriminación del “yo” hacia lo que es el “otro” al cual se le ve diferente y por lo tanto no entra dentro de lo que considero que es mi comunidad. El racismo lingüístico es dirigirse a colectivos desde el privilegio que te da una sociedad racista y no ver que tus palabras oprimen, que crean muros difíciles de derribar, pero darse cuenta de ello es un paso más a dar en su eliminación.
Es en la autocrítica y en la individualidad de cada uno donde empiezan los cambios y cuando se cuestiona la manera en la que el lenguaje ayuda a construir una imagen que no se ajusta a la realidad y que es formada desde el desconocimiento de colectivos ajenos al propio, se puede proceder a cambiar la manera en la que pensamos y por lo tanto a cambiar nuestras sociedades, apoyando un lenguaje más inclusivo y diverso en un mundo que es cada vez más globalizado pero que siempre ha sido diversamente cultural y racializado.
Cynthia García
Graduada en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid