El racismo es sucio y doloroso, se pega a los zapatos, a la piel, se mete por los poros y se introduce en nuestra sangre. Hay otro racismo, casi banal, trivializado, que está en los comentarios, actitudes y chistes. La maldición de la piel negra. Claudia Rankine en su libro «Ciudadana. Una lírica estadounidense» utiliza la poesía para hablar de este mal insidioso, ya que se encuentra en lo más profundo de nuestro sentir.
Estas son historias cortas, que forman un hilo, sin lógica. Como un dietario, pero que Claudia Rankine presenta como una «lírica estadounidense». Una canción americana, en versión original. Ella camina a oscuras en la América contemporánea, a veces tropezando con obstáculos trágicos. Una verdad impactante, deambulando en círculos: ¿cómo salir de ello?
Rankine denuncia hábilmente a través de sus bocetos literarios tomados de la vida cotidiana, auténticos. Extrae material que huele a putrefacción. El racismo está en todas partes, incluso cuando se niega.
Sus palabras tienen la fuerza y la violencia de un golpe recibido por sorpresa. Como la historia en ese avión, donde una madre le susurra a su hija para que no se siente al lado de una … persona negra. E l libro es Rankine. Sin resentimientos. Pero este gesto, estas palabras pronunciadas muy suavemente, para ocultar el racismo, son la base de sus historias.
La representación de las relaciones humanas, teñida de ira u odio o simplemente ignorancia, se expone en las páginas con toda la dureza necesaria para transmitir el mensaje. El libro te llega, incluso visualmente, por las fotos que acompañan el texto. Algunas tienen un origen asombroso.
Rankine prodiga una lectura cuidadosa de estos momentos de la vida donde todos podemos reconocernos. El lector blanco no sale ileso, ni mucho menos: problemas, inquietud, indignación, disgusto … Y de repente: bueno, yo también lo he hecho.
Finalmente muestra que la relación con el racismo es la de un vínculo comunitario, histórico, que se ha vertido durante siglos para llegar a nosotros. A veces dulcificado y disfrazado, pero siempre muy presente. Mucho más que un manifiesto de autor comprometido, Ciudadana es como un catálogo de pequeños horrores ordinarios.
Fuente: Texto de Nicolas Gary para Actuá Litté