Antes de interesarme al mundo hispanohablante, nunca me había planteado que el tabú en cuanto a la palabra “negrx” podía ser un problema tan profundo y generalizado.
Ante todo, tengo que precisarles que soy una joven negra viviendo en Francia. En francés, “negro” se dice “noir”, una palabra que muchos no se atreven a pronunciar por miedo a ofender. Como muestra de una supuesta buena voluntad, prefieren llamarnos “black” en inglés.
Al llegar en España y al hablar con personas de distintos países de Latinoamérica, me di cuenta de que el equivalente en castellano de “black” era “morenx” o “mulatx”. Es impresionante constatar que a pesar de que vivamos lejos unos de otros, estamos unidos por las mismas dificultades.
Algunos seguramente opinarán que es sólo una palabra y que con lo cual no es para tanto. Al contrario, el lenguaje delata nuestra visión de la realidad y en este caso que el racismo atraviesa las fronteras.
La comparación entre los eufemismos “black” en Francia y “morenx” en castellano es muy reveladora. En ambos casos, resalta una incomodidad con el término “negrx” dado que se tiende a asociarlo con estereotipos, prejuicios peyorativos y degradantes. A muchos, les costaría imaginarse una persona negra empresaria, médica, abogada, etc.…. Porque en nuestra mente “negrx” es sinónimo de pobreza, miseria, violencia, delincuencia, fracaso escolar, fealdad, y ¡la lista es muy larga!
Durante siglos, se utilizó la palabra “negrx” como insulto para humillarnos y despreciarnos en sociedades coloniales y esclavistas. El miedo de llamarnos negrxs es también un intento de rehuir ese pasado colonial y esclavista. Sin embargo, por más que tapen esa realidad, no existe ninguna forma de borrar la historia. Ignorar los problemas raciales de una sociedad no la ayudará a salir adelante.
En tercer lugar, ambos eufemismos perpetúan una obsesión por categorizar a las personas negras. Por una parte, detrás del término “black” se esconde la imagen del hombre o de la mujer afroestadounidense exitoso/a: Will Smith, Barack Obama, Beyoncé, Rihanna, etc… “Black” nos suena más guay porque en el imaginario colectivo lo relacionamos con la cultura hip hop, las series afroamericanas, la celebridad. Por otra parte, el uso de la palabra “morenx” subraya el colorismo arraigado en nuestras sociedades. En efecto, la idea que subyace es que ser “morenx” es menos violento que ser “negrx”. Recuerdo que el colorismo significa “el trato preferencial o perjudicial para las personas de una misma raza basándose únicamente en el color de su piel” (Alice Walker). Entonces, no, no tenemos menos mérito por no ser afroestadounidense o por tener la piel más oscura.
La categorización de las personas negras es un tema aún más importante para nosotras mujeres. Sabemos que conlleva un cierto sexismo. Además de los prejuicios racistas, se asocia la palabra “negra” con prejuicios sexistas que se intenta dulcificar mediante la palabra “morena”.
El colmo es que el rechazo de la palabra “negrx” tanto en Francia como en los países de habla hispana evidencia que personas no negras se otorgan el derecho de interferir en nuestra identidad. ¿Quién es usted para decidir que el término “negrx” es despectivo, que ser “black” es más guay que ser “negrx”, que ser “morenx” suena más bonito que ser “negrx”? En este mundo de hipocresía, constituyen actos tan normalizados y suelen ser los mismos que afirman con total descaro “no veo las razas”.
Giselle Diampova
Estudiante de ciencias políticas. Francia.