Afroféminas

Identidades

Identidades

Siempre ha estado en mi mente el debate de cual era mi verdadera identidad.

Mis padres migraron a España hace más de 20 años y aquí nací yo. Desde un principio fui consciente de que mi color de piel era distinto al de la mayoría de mis compañeros de escuela pero a pesar de ello sentía que formaba parte del colectivo, no me consideraba un elemento excluyente. En la niñez ya asumí mi dualidad cultural y entendía perfectamente que esas dos realidades podían coexistir. Con el paso del tiempo y el cúmulo de más experiencias y situaciones me fui dando cuenta de que, a pesar de que yo asumía mi realidad dual esa idea no era compartida por todo el mundo; fue entonces cuando choqué de bruces con una situación desconocida para mí: el sentimiento de exclusión. No me sentía aceptada en ninguna de mis dos realidades, hice todo lo posible para adaptarme, estaba convencida de que para encontrar un sitio en este mundo debía estar integrada en algún colectivo y aun así, no encontraba mi lugar. Muy española para ser negra, muy negra para ser española.

Con el paso de los años fui aprendiendo a amarme y aceptarme, a reconocerme y entender quién soy, y es que mi identidad no se define por un colectivo, mis circunstancias son las que explican lo que soy a día de hoy. Soy una mujer, soy africana de la misma manera que soy española, pero antes que todo eso soy del planeta Tierra, defiendo la idea de cosmopolitismo. Considero que es una riqueza el formar parte de dos mundos tan distintos y, tristemente, también tan desconocidos entre ellos. Y es que somos mucho más de lo que a simple vista se ve, somos más que nuestro aspecto. Inquietudes, dilemas, aspiraciones, miedos.. somos todo eso y más. Todos tan diferentes y tan iguales. Esto tan simple algunos no lo ven y es que cuando un color, una lengua, una religión es capaz de crear abismos entre unos distintos tan iguales y a la vez tan parecidos, una pizca de lo que nos hace humanos desaparece.

Por este motivo creo en el cambio, la transformación radical de los sistemas que prometen defender igualdad y justicia pero no hacen mas que fomentarla. Este cambio también incluye a la sociedad y a las instituciones que la forman (sanidad, educación, etc), no hay mejor forma para hacer visible la multiculturalidad que la representación y al menos en mi caso, no son muchos, ni muchas las personas de origen africano, afrodescendiente o de cualquier otro origen no occidental que formen parte de ellas.

En nuestros tiempos, la globalización es un hecho pero este fenómeno se ve limitado cuando se trata de la libre circulación de personas de algunas identidades, los motivos, pueden ser varios, miedo, racismo, falta de solidaridad. Esta globalización limitada provoca la aparición y/o mantenimiento de estigmas, estereotipos que se relacionan con aquello que se juzga y condiciona el trato hacia ellas, un claro ejemplo són los grandes debates que giran entorno la inmigración de las personas de origen subsahariano (que, en su mayoría, deberían ser considerados refugiados).

Hacen falta cambios para que realmente se pueda dar una sociedad que acepte la multiculturalidad y en la que el género, la raza y/o la religión dejen de ser un condicionante. Para eso es necesario romper con los estereotipos y que en los organismos se vea una representación más real y completa de lo que son las sociedades actuales. No es ningún idilio, entonces, esperar que en algún momento nos podamos mirar los unos a los otros sabiendo que somos fruto de la misma casualidad, de la misma “fortuna”, tan merecedores por igual del todo como de la nada.

 

Maoude Mballo

Tengo 21 años, soy estudiante de Comunicación Cultural. Apasionada de las ciencias sociales, la evolución del hombre desde sus orígenes hasta hoy y las culturas. Figueres, Catalunya.

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