Era adolescente y comencé una etapa de voluntaria en un hogar de jubilados. Era mi primer día. Me alegré mucho al comprobar que había una chica afrodescendiente en la plantilla.
Nos presentamos y me preguntó de dónde era mi nombre. A mucha gente le resulta extraño. Cuando le dije que era de Nigeria, ella me cogió del brazo y dijo:
«¿Y yo soy más oscura que tú?»
Recuerdo que nos reímos las dos, pero mi risa era más «estoy harta de oír esto» que realmente algo que me pareciera gracioso. No lo era, aunque la broma viniera de una mujer negra. He oído esto demasiadas veces.
Con los años, siguió sucediendo. Siempre, incluso desde niña, me enfurecía cuando otros niños racializados se mofaban cuando les decía mi nombre. O cuando decían que era demasiado clara. Yo tenía algo malo para todos.
«¿Viven en chozas en África? ¿Eres Mestiza? Eres tan guap. Eres muy bonita para ser una chica tan oscura. Los españoles negros no respetan a sus mayores.»
Todas son cosas que han dicho negros, a gente negra, sobre la gente negra. Es doloroso oírlo.
Es como ver a dos mujeres luchar entre sí por el amor de un maltratador, cuando lo que deberían hacer es ir a comisaría a denunciarle las dos juntas.
Cuando la gente negra, en algunos de los espacios que ocupan, ponen tanto esfuerzo en distanciarse unos de otros, parece que están tratando de ganar un estatus superior en una sociedad dominada por los blancos que nos devalúa a todos.
Pero como mujer negra que he luchado con mi propio racismo interiorizado, no puedo fingir ser un observadora independiente de estos asuntos intrarraciales.
Entiendo el desgarramiento de la autoestima que puede llevar a la gente negra a denigrarnos entre nosotros mismos, e intentar poner por debajo al otro. No vivimos ajenos a esta sociedad clasista y racializada. Somos humanos y muchas veces la presión nos puede.
Si no trabajamos para combatir los mensajes racistas que hemos estado oyendo desde la infancia de maestros, compañeros, medios de comunicación, e incluso nuestros padres, sobre la necesidad de hacer que la gente blanca se sienta cómoda con nuestra existencia, los negros podemos caer en la trampa de alimentar entre nosotros estos mensajes que sepultan sus raíces en el odio a nosotros mismos que hemos aprendido desde la juventud.
Cuando trabajamos no sólo para combatir los mensajes dañinos y racistas, sino también para fomentar el orgullo, el amor propio y el empoderamiento de los demás, construímos nuestro propio poder en lugar de competir para ser aceptado precariamente por un sistema racialmente injusto.
La gente negra nunca conseguirá el privilegio blanco. Yo soy tan negra como otra persona negra. Al privilegio blanco no le importa que el tono de mi piel sea menos oscuro y que tenga el pelo un poquito menos rizado. El privilegio blanco no se preocupa por la crema blanqueadora que venden en las tiendas de productos africanos. Al privilegio blanco sólo le importa si eres blanco o lo pareces.
Incluso si asimilamos la cultura blanca en nuestro discurso o ropa, tenemos piel clara o pelo liso, la gente negra no tiene acceso al privilegio blanco.
La piel clara o el pelo liso pueden conseguir cierta atención o admiración blanca. Pero como gente negra estamos todos en el mismo barco. No nos beneficiamos del sistema y somos dañados por el privilegio blanco. Esto es lo que hay que cambiar.
Y si estamos en el mismo barco, es bastante estúpido estar agujereándolo constantemente ya que nos hundiremos todos.
Los oprimidos pueden ser opresivos. La historia del racismo, la esclavitud, el colionalismo y la discriminación contribuyen a fomentar temas como el colorismo.
Sin embargo, podemos optar por perpetuar las actitudes que el racismo ha engendrado, o podemos optar por rechazarlas y encontrar nuestra propia verdad e identidades raciales. Es importante reconocer que aunque las fuerzas más allá de nuestras comunidades empezaron patrones de odio racial, también podemos ser opresivos el uno con el otro.
Hay problemas evidentes de sexismo y homofobia dentro de nuestras comunidades. Es evidente que los hombres negros pueden discriminar a las mujeres y que la heteroxesualidad negra es opresiva hacia los homosexuales, trans, etc.
Pero también hay tipos opresión que han sido introducidos por los patrones de odio racial que ha puesto en marcha el colonialismo, la esclavitud y otras atrocidades que han sido cometidas contra las personas negras.
Cada vez que a una niña negra se le hace sentir fea por el tono oscuro de su piel. Cuando una persona negra utiliza la palabra negrito, moreno, etc. Cuando jugamos al juego de juzgarnos por ser demasiado negros, o no lo suficientemente negros, estamos participando en un sistema de opresión que no nos beneficia para nada.
Las personas negras que vomitan el lenguaje del racismo pueden creer que hacerlo les da más poder en un mundo dominado por los blancos, pero no es así. Simplemente están empapados en mensajes de supremacía blanca que deberían criticar en lugar de repetir como buenos siervos.
Hablemos de los niños. No nos engañemos los niños notan la raza, y notan los mensajes raciales subliminales que los adultos a menudo ignoran o piensan que no son un gran problema.
No hay muchas muñecas Barbie con pelo afro, o clases de literatura que hablen de autores negros. Lo que hay es mucho cine que blanquea y estereotipa terriblemente a los negros. Los niños crecen viendo todo esto y notan estas ausencias en la educación. Se dan cuenta de lo que está siendo anunciado como normal por el mundo que los rodea.
Pero nosotros, los adultos, ¿estamos desafiando esas normas o simplemente dejando que los niños las absorban sin cuestionarlas?
Cuando dejamos que los niños consumen los medios de comunicación sin emitir críticas o simplemente «dejamos que se diviertan», ellos forman sus propias opiniones acerca de por qué hay tan pocas representaciones positivas de sí mismos en los medios de comunicación.
Sin la comprensión de la historia del dominio blanco y del racismo pueden llegar a creer que la gente del negra no tiene representaciones positivas porque somos menos hermosos, menos listos, más violentos, más sucios, menos educados, etc..
Es importante hablar con los niños acerca de lo estúpido que es creer que el color de la piel niega la belleza o la inteligencia y mostrarles que los medios de comunicación existentes tergiversan. Tenemos que presentarles personas negras como referentes. La propia Afroféminas tiene su sección de referentes y Black Barcelona hace charlas con personas de la comunidad de relevancia social con el mismo nombre.
Quizás pensemos que los niños no deberían tener que analizarlo todo y que no tienen que estar en estas cosas, y hasta cierto punto, estas cosas son ciertas. Pero a medida que los niños crecen, están buscando modelos a imitar. Están buscando el tipo de representación que tenemos que que construir luchando con innumerables estereotipos y tergiversaciones.
Nosotros, como adultos, sabemos lo poderoso que es vernos a nosotros mismos en los medios y la conciencia pública. Es importante que haya presentadoras negras, políticos negros, médicos negros. Sabemos que la visibilización es importantísima para que otros se reconozcan en nosotros. entendemos el impacto que estas imágenes tienen en las actitudes de la sociedad hacia nosotros. No debemos esperar que nuestros hijos necesiten menos estas cosas.
Por otro lado está la llamada respetabilidad. Ser respetable entendido como «no ser una amenaza para la gente blanca». Esto es una manera de supervivencia en un ambiente hostil en el trabajo, el instituto, etc.
Para esta gente respetable las luchas antiraciales, acentos o%% dialectos, identidades raciales y otros signos externos deben estar bien ocultos bajo una aceptable apariencia de clase media bien educada.
Lo entiendo y puedo respetarlo. Las personas racilizadas debemos ser conscientes que cualquier paso en falso será utilizado por los racistas para destruír nuestras conquistas. Pero esta respetabilidad aparente ha sido utilizado por algunas personas negras para denigrar a otros. Desviar las conversaciones sobre el racismo externo para hablar de cómo algunos negros se comportan o tratan a otros, es un ejemplo.
¡¡¡Hablemos sobre estos temas, sí!!!. Pero no hay razón de actuar como si el racismo desapareciera o reduciese cuando empecemos a actuar más «respetablente» según los marcadores del privilegio.
La gente siempre es más digna de respeto que merecedora del racismo. Cuando las personas negras interiorizan el racismo y se autoodian, han hecho un vínculo mental entre lo valioso y lo blanco. El más claro es más bello, el de pelo más liso tiene»pelo bueno», la gente atractiva debe estar «mezclado», y así por muchas cosas más. Cuando nos despojamos de la mentira de que lo blanco es algo mejor, podemos empezar a vernos a nosotros mismos como bueno y no defectuosos.
Sólo cuando entendamos que vale la pena luchar por nosotros mismos, podemos avanzar junto a cualquier movimiento que tenga la mejora de la vida de las personas racializadas como objetivo. En ese momento podremos avanzar en igualdad con otras hermanas de cualquier raza y condición.
Ayomide Zuri
Inconformista, luchadora, africana y mujer negra. @ayomidezuri ayomidezuri@gmail.com