Cuando tomé la decisión de buscar terapia, al principio tuve dos reacciones opuestas. La primera fue un entusiasmo inicial por cuidarme a mí misma y, con suerte, convertirme en una mejor persona. Ese sentimiento fue rápidamente sustituído por el pánico: supe de inmediato que me sentiría más cómoda trabajando con una terapeuta negra, y también supe que donde vivía, lo haría difícil, por no decir imposible.
La relación entre la salud mental y la comunidad negra está evolucionando lentamente, pero si bien a menudo hablamos de actitudes antiguas y comprensiblemente escépticas hacia la terapia, no hablamos lo suficiente sobre los obstáculos actuales que enfrentamos cuando intentamos obtener ayuda. Como mujer negra, buscar terapia significa buscar un profesional que esté equipado con la mejor comprensión de cómo nuestras identidades influyen en nuestras experiencias. La forma en que vamos por el mundo está teñida tanto por el racismo como por el sexismo, y eso tiene un efecto tan importante en nuestra salud mental que hace que sea casi imposible evitar esos temas durante la terapia. Nuestras experiencias únicas deben contextualizarse adecuadamente y tenerse en cuenta en nuestro cuidado.
Los profesionales de la salud, especialmente aquellos que tratan a minorías, deben tener en cuenta que el tratamiento no es único para todos. Lo que funciona para los pacientes blancos puede no funcionar para los pacientes negros, por lo que es importante obtener la mayor comprensión y capacitación cultural para brindar el mejor tratamiento posible.
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Parte de esa comprensión incluye tener un conocimiento práctico de nuestras relaciones con los estereotipos negativos que nos impactan a diario. Sin eso, corremos el riesgo de vincularnos con un profesional que no solo carece de la competencia cultural, sino que también está potencialmente trabajando bajo esos prejuicios implícitos. Por ejemplo, el estereotipo de la mujer negra enojada, uno que calumnia a las mujeres negras como agresivas, hostiles y de mal genio, es tan generalizado que puede afectar enormemente la forma en que recibimos, o en ocasiones se nos niega, el tratamiento de salud mental. Un informe publicado en la revista Social Work in Public Health señala que cuando los profesionales de la salud mental no logran familiarizarse con el estereotipo, a menudo citan incorrectamente ciertos síntomas, como cambios de humor, irritabilidad o simplemente respuestas genuinas a la opresión, como evidencia de ese esteriotipo
Otra generalización que funciona en conjunto con Angry Black Woman es la de Strong Black Woman, que también puede llevar a un juicio erróneo de nuestras necesidades de salud mental. Los profesionales de la salud, en numerosas ocasiones, no creen cuánto estamos sufriendo las mujeres negras, lo que afecta a la salud física y mental. A menudo, cuando se discuten las razones por las que necesitan sus servicios, se nos ve como mujeres fuertes que, en lugar de necesitar ser consoladas y ayudadas, somos vistas como modelos de fortaleza. Esto, a su vez, nos impide buscar tratamiento y volvemos a quedarnos con todo dentro.
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Esto hace poco para aliviar el complejo estigma existente que rodea a la atención de salud mental en la comunidad negra, que se basa en factores como la falta general de acceso al tratamiento y la desconfianza inherente en una comunidad médica con una oscura historia de experimentación con cuerpos negros en muchos lugares de África y América. Si conseguimos superar esas barreras, todavía nos queda navegar por una selección abrumadoramente blanca de profesionales. Mientras nos enfrentamos a una disparidad tan amplia y manifiesta, ¿cómo podemos las mujeres negras esperar recibir la atención adecuada que necesitamos?
Pero para aquellos que simplemente no pueden acceder a un profesional negro, ¿cómo pueden los profesionales de salud mental brindar la mejor atención a las pacientes negras?
Es importante que las mujeres negras se sientan cómodas y comprendidas. Cuando se trata de mujeres negras, es crucial tomarse su tiempo para conocerlas y conocer su historia. Si a menudo lucha con sentirse incómodo al hablar sobre el racismo y el trauma negro, entonces se recomienda que lo deriven a otro profesional porque va a surgir. Investigue y estudie su cultura para comprender la resistencia de por qué a menudo no buscan tratamiento.
También, haga un balance de los estereotipos existentes que obstaculizan nuestra capacidad de buscar atención profesional y trabaje activamente para eliminarlos de su práctica. Hay que apoyar a las mujeres negras para que no tengan que ser superhéroes, dijo Douglas. Hay que utilizar la idea de ‘Está bien no estar bien’ para que se sientan más cómodas buscando ayuda para su bienestar emocional.
Elvira Swartch Lorenzo
Colaboradora.