En el Día de la Cero Discriminación de este año, bajo el lema “Despenalizar salva vidas”, ONUSIDA pone de manifiesto cómo la despenalización de los grupos de población clave y de las personas que viven con el VIH salva vidas y contribuye a avanzar hacia el fin de la pandemia del sida.
Las leyes penales que tienen como destinatarios a los grupos de población clave y a las personas que viven con el VIH violan sus derechos humanos, acentúan el estigma al que se enfrentan y les ponen en peligro al crear obstáculos al apoyo y a los servicios que necesitan para proteger su salud.
En 2021, se fijaron ambiciosos objetivos globales de reforma legislativa para derogar las leyes penales que debilitan la respuesta al VIH y dejan atrás a los grupos de población clave. Al reconocer que la despenalización es un elemento esencial en esta respuesta, los países se comprometieron a que, para 2025, menos del 10% de ellos tuvieran marcos legales y normativos de penalización que afectaran a la respuesta al VIH.
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Sin embargo, y a pesar de que se han producido algunas reformas esperanzadoras, el mundo está lejos de alcanzar este objetivo. De hecho, según ONUSIDA, hoy en día existen 134 países que penalizan explícitamente o persiguen de algún otro modo la exposición, ocultación o transmisión del VIH; 20 que penalizan o persiguen a las personas transgénero; 153 que penalizan al menos un aspecto del trabajo sexual; y 67 que actualmente penalizan relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Además, 48 países siguen imponiendo restricciones de entrada en su territorio a las personas que viven con el VIH y 53 informan de que exigen la realización de pruebas del VIH para, por ejemplo, obtener certificados de matrimonio o para ejercer determinadas profesiones. Por su parte, 106 países declaran que para que los adolescentes puedan acceder a las pruebas del VIH se requiere el consentimiento paterno.
La penalización impulsa la discriminación y las desigualdades estructurales. Arrebata a las personas la esperanza de disfrutar de una vida sana y plena. Y retrasa el fin del sida.
Debemos acabar con la penalización para salvar vidas.
Salvar vidas: despenalizar
Las leyes punitivas han demostrado bloquear el acceso a los servicios para el VIH, así como incrementar el riesgo de infectarse por el virus. Las legislaciones perjudiciales incluyen la criminalización de las personas trans, las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, el trabajo sexual, la tenencia y uso de drogas, y la exposición, ocultación y transmisión del VIH.
Los países que criminalizan a grupos de población clave experimentaron un menor progreso en los objetivos relacionados con las pruebas y tratamientos del VIH en los últimos cinco años. Así, un menor porcentaje de personas que viven con el VIH fueron conscientes de su estado serológico y lograron la supresión viral, en comparación con los países que han evitado dicha criminalización. En aquellos donde la legislación ha avanzado en materia de protección de los derechos humanos se han obtenido beneficios aún mayores; en particular, en los que se ha garantizado el derecho a la no discriminación y generado una respuesta frente a la violencia de género.
La despenalización es un elemento esencial para poner fin a la epidemia de sida para el 2030. A pesar de estas pruebas irrefutables, sigue siendo frecuente encontrar leyes punitivas y discriminatorias. Las comunidades abogan por el cambio y están ayudando a generar un movimiento por la despenalización.