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Migrantes modelo. Comparar comunidades para perpetuar el racismo

Hace una semanas, hablando con una conocida sobre la comunidad china, utilizó una serie de estereotipos comunes para hablar de ellos: ”la comunidad china es el mejor ejemplo de buen ejemplo de cómo superar la discriminación. Se encuentran entre los grupos de migrantes más poderosos, con más educación y dinero”, para acabar afirmando: ”supongo se debe a que tienen fuertes relaciones familiares, quizás demasiado, y cuidan mucho de si mismos”. Alabó la importancia de trabajar duro, como solución para todos los problemas del migrante. Realmente lo que me estaba diciendo es que la postración social de algunas etnias no se debe al racismo sistémico, sino a la propia actitud del oprimido.

Existe esa fantasía blanca en que todos, independientemente de nuestro origen, tenemos la posibilidad de salir adelante, que es solo cuestión de esfuerzo. La mayoría de personas no quieren identificarse como racistas, incluso cuando se es de los que piensan que el racismo no es la causa real de las desventajas que enfrentamos los negros. Para esto, siempre es muy útil enmarcar a los negros como deficientes sociales y patológicos, comparándolos con otros grupos presuntamente más exitosos, pero al fin al cabo, también segregados.

Los argumentos que mi conocida me daba sobre la comunidad china, repletos de generalizaciones acerca de un grupo tan diverso, no sólo son inexactos, además son racistas.

La idea de que los ciudadanos de origen chino como grupo son monolíticos, es en sí misma un estereotipo xenófobo. Y en la raíz de este argumento tan pernicioso está la opinión de que el fracaso negro/africano y el éxito chino no pueden explicarse por las desigualdades y el racismo. Esto permite que un segmento de la población blanca evite cualquier responsabilidad de abordar el racismo o el daño que sigue causando.

Se trata de una estrategia racista que implica ignorar el papel que, por ejemplo, las inversiones chinas tienen en el éxito de algunos negocios de la comunidad. Además, hace una comparación errónea entre los ciudadanos de origen chino y otros grupos, en particular los de etnia negra u origen africano, para argumentar que el racismo, incluyendo más de dos siglos de esclavitud negra, puede ser superado por el trabajo duro y los valores familiares.

Desde hace un tiempo muchas personas blancas han usado el ”éxito económico” de los migrantes chinos como ariete contra el argumento del racismo estructural. Se intenta con esto minimizar el papel que juega el racismo en las luchas persistentes de otros grupos étnicos, especialmente la comunidad negra/africana. 

Estos argumentos se mezclan en el contexto internacional con el surgimiento como potencia incontestable de China. El avance espectacular del que llaman ”gigante asiático”, se vincula a una presunta manera de ser, que inmediatamente es comparada con la de los países africanos. Aparece la pregunta ¿por qué África no?, que lleva a la conclusión racista de que la postración y la pobreza está en el ADN de los mismos africanos, olvidándose del colionalismo extractivo que aún hoy desangra África.

El racismo que los ciudadanos de origen chino experimentan, no es lo que experimentamos los negros. Nunca han sufrido la deshumanización sistemática que los negros hemos enfrentado durante la trata de esclavos, y continuamos enfrentando hoy. Ellos sufren como nosotros ese racismo social de aislamiento y rechazo en escuelas y trabajos, pero diferente a la brutalidad que los negros añadimos a esa mochila. Nuestra propia humanidad está en cuestión.

Las comparaciones entre ciudadanos afrodescendientes y chinos consolida un estereotipo de los segundos como muy trabajadores y respetuosos con las reglas, que contrastarían directamente con los negros/africanos, que todavía luchamos contra la imagen de fanatismo, brutalidad, pobreza y una historia arraigada en el esclavismo.

Todo es parte de una manera de organizar el mundo basada en el racismo, donde unos pueden hacer unas cosas y otros están más preparado para otras. Los ciudadanos de origen chino se benefician de algunos estereotipos, como a la hora de buscar empleo o pedir un préstamo para emprender un negocio, pero les perjudican otros en relación a sus comportamientos sociales, aislamiento o imagen de personas excesivamente ambiciosas u obsesionadas por el dinero, lo cual incluye los bulos sobre competencia desleal con los ciudadanos autóctonos.

Mientras, sobre la población negra/africana planea esa idea de que necesitamos ayuda para salir adelante, la comunidad china no tiene ese estigma, ya que se les considera autosuficientes. Este concepto es muy apreciado por esta sociedad xenófoba, “a estos no tenemos que mantenerlos”. Pero en esa autosuficiencia aparente está una de las herramientas que el sistema utiliza para discriminarles, el aislamiento. Su supuesta capacidad para mantenerse al margen de la sociedad en que viven y trabajan, es una manera de apartarles y evitar hacer el esfuerzo de tratarles de cerca.

Así, el grupo dominante se auto-absuelve de su racismo acusando a los negro/africanos de de no poseer la capacidad que tiene la comunidad china para prosperar, a la vez que aísla a está, por esa misma capacidad y autonomía.


Marián Cortes Owusu

Educadora. En mis ratos libres redactora en Afroféminas


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