No me apena decirlo, he descubierto a Gertrudis Rivalta hace tan solo dos meses, cuando confeccionaba su ficha para el Directorio de Afrocubanas.
Hoy decidido sacar a la luz esta super entrevista, ya sabemos que quienes las hacen son las personas entrevistadas, donde esta artista plástica y licenciada en bellas artes se nos muestra como además pensadora.
Disfrutarás sus palabras. No tengo duda alguna.
No resides en Cuba, sin embargo, tú vínculo con la isla no ha cesado en estos años, por lo que puedo inferir que ese nexo te es un prioritario. Cuéntanos por qué, ¿qué te brinda Cuba que no hallas en otros lares?
Preferiría decir que resido entre Alicante y La Habana, porque así es. Tengo mi casita allí en la Lisa y mis vecinos que los adoro. No quiero ser nostálgica, nada permanece aunque está relacionado con su punto de origen, ya sabes, la impermanencia sabía que “condiciona” la existencia de todas las cosas. Es solo nuestro apego emocional y mental quien mantiene las circunstancias firmes y asiladas en la memoria.
Aún así y aunque parezca contradictorio, mi interés en Cuba siempre ha sido el mismo, yo nací allí, soy de allí y allí me encargo mejor de mí y de mis ideas. Me recuerdo a mí misma, porque a veces me olvido de lo que he heredado, como abandono lo nuevo. Aquí son otras rutinas; es otro ritual diario, una dinámica diferente. Allí me instalo en el presente. Desde aquí, desde el afuera estoy reconstruyéndome perpetuamente en un eterno ajedrez sin tablero. Es un bucle lleno de anacronismos que no me sirven para nada y que por el contrario, solo me van vaciando y confundiendo.
Me gustaría apuntar que nosotros (los artistas plásticos y otros) no salimos porque “nos fuimos del país”. Recuerdo que el ministro de cultura, en esa época 97 o 98 (y en ésta¡) era Abel Prieto y nos permitió salir, siempre y cuando hubiese una actividad relacionada con nuestro trabajo como artistas. En esas andanzas conocí al que es mi marido ahora.
Mercado y arte, háblame un poco de eso
Siempre salí con proyectos internacionales, pero en aquella época era fácil crear una sombra de duda en los que viajabamos con regularidad y yo no iba a ser una excepción; he tenido que ser muy fuerte y mantener la motivación muy clara y fresca para seguir adelante.
A mí siempre me han resultado extraños ciertos rechazos y complicadas estrategias institucionales respecto al tema de incluir aquellos artistas que viajamos en el panorama institucional artístico …no sé ¿Por qué unos sí y otros no?
Una vez le comenté a un cargo del Museo Nacional, la idea de que no podía ser que ahora sobráramos para la nueva aritmética de las artes visuales más enfocadas al mercado después de todo el esfuerzo que hicieron nuestros padres, tanta gente, nosotros mismos que vivimos de las provincias a estudiar a la ENA y luego al ISA.
El comentario se lo hice después de conversar, según su punto de vista, de la excesiva cantidad de graduados de la ENA y el ISA (que en mi año solo fuimos dos de escultura, 12, contando todas las especialidades: pintura, escultura y grabado). Al final se quedó pensando (quiero creer yo) y me dijo: “Llévale el currículo a tal persona (me reservo el nombre). A esta persona la respeto y le tengo mucho aprecio, pero igual él a mí no ja ja ja.
Es un derecho como cubanos el que tenemos de exponer allí. Mi obra encuentra su genuino hábitat en las galerías de arte cubanas.
He trabajado y mucho, he tenido épocas buenísimas, de muchísima holgura en todos los sentidos y otras muy apretadas, al fin y al cabo, el “mercado del arte” funciona como negocio como cualquier otro y sus fluctuaciones se deben más a las oportunidades de ganar dinero con la obra de un determinado artista en alza que supone para los agentes intermediarios una ganancia segura que a la calidad o el compromiso de una obra y la vida de un artista.
De pronto un artista es alabado por todos, su obra se vende de forma increíble y unos meses después sus ventas se desploman y no interesa a nadie. Muchos de los que viven del arte buscan esas fluctuaciones porque ahí es donde encuentran la ganancia y el artista acaba siendo víctima de ese sistema.
Al mercado le son inherentes pugnas, tensiones, etc no solo entre artista y comprador, sino también ofrece un rol importante a los intermediarios, quienes son al final quienes deciden qué, a quién, dónde y a cuánto. ¿Qué me puedes decir sobre este asunto? En mi caso, por suerte las exposiciones, sus catálogos, entrevistas, citas y reseñas quedan para confirmar mi trayectoria.
Siempre he tratado de ser honesta y de cumplir con mis cosas, y claro que he cometido errores pero no para que me aislaran de la manera en que lo han hecho; es como un castigo o algo así. Debo añadir ahora, y es preciso, que quien dirige nuestro arte, y quien lo determina, suelen ser hombres y en su mayoría blancos, mujeres casi todas blancas y así.
Yo no soy una folclórica, no me estoy vendiendo todo el rato, no estoy negociando todo el tiempo y se desconoce realmente mi trayectoria; no encajo en el perfil y hay quien piensa por ahí que mi currículum me lo invento en pos de obtener respeto, como si eso fuera tan sencillo, y por esa extraña ignorancia del cubano que piensa que todo el que sale es rico, la gente asume que no tengo necesidades, pero no es así.
Muchas veces se supone que una muestra debe de ir acompañada por pagos, prebendas y regalos; repito, no siempre es así, pero sí en muchos casos (esto sucede en muchos ámbitos, todo el mundo lo sabe y lo ha normalizado). Entiendo por qué, pero acaso: ¿Es imposible un espacio para alguien que no tenga esos recursos? Creo que en Cuba, a pesar de todo, todavía habitan ciertos rasgos de altruismo en algunas zonas, sobre todo fuera de La Habana, y eso es como una bocanada de aire fresco, aunque cada vez más se contamina y sopla más caliente.
Cuba debe de estar a la par del mundo; Si bien Jean Baudrillard hablaba de un siglo XX que mostraba una personalidad predominantemente esquizoide, eso ya pasó así que me pregunto: ¿Qué hacemos ahora con la clara procuración y motivada “emancipación” del sujeto narcisista en un país donde lo que se promovió durante décadas fue la colaboración entre sus conciudadanos?
¿Cuáles son los retos que implica para ti mantenerse presente en el panorama artístico de las artes visuales en Cuba?
Primero, el mantener una obra interesante, una obra fuerte y reflexiva, pero también una obra honesta. Es importante tener buenas relaciones con los especialistas (y las autoridades de la cultura). Ahora hay muchos nuevos y es cardinal presentarles tu trabajo y que lo entiendan; que conciban tu trayectoria y que la reconozcan.
Para mi sorpresa, en uno de los viajes a Cuba me di cuenta de que algunos no conocían mi trabajo. Yo no fui una desconocida en los 90, pero parece que la lucha contra el olvido es otro de los caballos de batalla que debo cabalgar. La verdad es que ha habido una época en la que me ha costado mucho exponer allí, y presentar mis temas.
Por otro lado, exponer en Cuba es caro pero, aparte de que es mi país, al mismo tiempo es importante ya que es una plaza para el arte muy exigente y de alguna manera bendecida. Aunque desde algunas áreas (me refiero a zonas metropolitanas con sus nuevas políticas antiglobalización y de rechazo a lo otro, a lo diferente) no se considere su valía del todo, es un espacio cultural complejo, completo, muy enterado y actualizado. Nuestros especialistas allí son inteligentes y tan preparados, de manera que no tienen nada que envidiar a profesionales de primeras plazas mundiales.
Siempre defenderé la calidad de nuestro arte y de nuestra enseñanza de arte, así como el compromiso de sus artistas con la realidad que les toca. Sin embargo, no podemos obviar que las cosas están cambiando allí. El comportamiento ético sobre todo.
En mi última muestra en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, un espacio importante de la Habana y al que respeto, noté cierta hostilidad, una especie de rechazo raro; por supuesto no por parte de todos los especialistas, pero si por parte de algunos, mi curadora fue y es excepcional, absolutamente respetuosa y me apoyó y me defendió.
Lo acontecido fue desmoralizante para mí en algunos aspectos y momentos, aunque de pronto entendí las circunstancias y me repuse, realmente les entiendo. Aun así, pienso que gente sin bondad no debe de gestionar el arte en ningún lugar, no deben de hacerlo.
Hablando de lo difícil que a veces se torna lograr que tu obra sea “bienvenida” en algunos espacios en la isla, cuéntame qué fue lo que pasó en Galería Habana
Fue un absurdo de lo que pasó. Una obra censurada, que trataba sobre la realidad de la diáspora negra y sobre la realidad del negro en cualquier circunstancia, en cualquier lugar del mundo.
No me quisieron allí y me sentí engañada, ni siquiera se molestaron en escribirme y darme una explicación. Muy poco profesional. Se han cometido muchos abusos conmigo y no sé por qué, es muy triste. He sufrido mucho y me gustaría que se supiera. No voy a olvidarme de Cuba ¿Por qué debo de hacerlo? ¿Quién es el dueño de la nacionalidad de una persona?¿Cuáles son los beneficios del chantaje de excluirte de un entorno determinado? Es como quien se cree en la potestad de decidir quién vive y quién no. Nadie tiene ese derecho.
Recientemente salió un texto en la revista Arte Cubano escrito por Estela Ferrer para mi asombro. Estoy muy contenta con ello. Aún así quiero parafrasear a un amigo que ya no está entre nosotros (el gran Pedro Álvarez): “Me conformo con que mis obras aparezcan ilustrando los libros de historia”.
Tú y Frida, de artista a artista: ¿Que hay entre ella y tú?
¡¡¡Fibromialgia!!! En mi caso diagnosticada y, luego, un intenso interés por dar lugar a la veracidad de la intuición, a lo que se capta a través de ella. Tiene mucho sentido porque percibes de una manera, muy muy profunda y no por ello menos científica, pero sí muy personal, que no cerrada y circunscrita solo a ti; percibes las notas emocionales y las vibraciones sociales casi inaudibles/visibles para la mayoría de la gente.
Es por ello que de alguna manera te conviertes en algo incómodo para mucha gente o, de alguna manera, no encuentran en tu trabajo un discurso comprensible o simplemente parece que no estás diciendo nada o que estás vacío, que tu vida es un drama, novelesca, o que es todo fiesta. Pueden pensar que habitas en el pasado o simplemente que no habitas. ¡Error! Creo que nos movemos de manera simple, buscando zonas de confort que nos mantengan a flote, con un miedo tremendo a que nos sea removido el suelo bajo los pies, a internarnos en la selva de la libertad expresiva. Somos eternos recién nacidos que nos tienen que poner las almohaditas alrededor para que sigamos sintiendo la seguridad del vientre materno.., entendiendo éste como una sociedad y una cultura que nos da de mamar.
Las cosas desde mi punto de vista se muestran de manera burda, de manera sutil y de manera muy sutil. En el caso de Frida Khalo esa sutileza desnuda y sincera es absolutamente sugerente ¡absolutamente denunciadora!, ya que desnuda lo que subyace debajo de la mente humana y el avatar de sus emociones, lo que está debajo de la pérdida, detrás de la muerte, en la fugacidad del éxito, en las verdades y mentiras de las ideas.
Hay una pieza mía que no se ha expuesto, llamada Las dos Gertrudis, que versiona su obra Las dos Fridas, y que es colección de mis hermanas y mis padres, en la quise hablar la escisión que vive una persona que encuentra se entre dos aguas y entre dos tierras. En el caso de su cuadro, ella se centra más en sus anhelos y su dolor, mostrando en una de las dos Fridas una columna que apenas la sostiene, es un cuadro psicológicamente bipolar.
En mi caso el interés se universaliza, no se hace tan personal y alude al destierro y desarraigo y a sus consecuencias. Cuando somos inmigrantes, nuestros actos se ejecutan desde una constricción; dudan de nosotros aquí y allá, no estamos en tierra de nadie, vivimos en una especie de mundo paralelo, un universo lateral y sin gravedad.
Frida es una valiente que surge de improviso, en medio de una escena muy masculina: ella con el tiempo logra imponerse por propio mérito, sin ídolos y libre, aunque no es mi único referente. Por ejemplo, Lucas Cranach con sus hieráticos y extraños retratos de mujeres de punzante mirada frontal, Dorothea Lange o mi ángel de la guarda, como yo le llamo, Walker Evans. Por otro lado están las máscaras representativas africanas, la obra de Sebastiao Salgado y un par más.
http://www.gertrudisrivalta.com
Sandra Abd´Allah-Álvarez Ramírez
Licenciada en Psicología por la Universidad de La Habana, 1996; Máster en Estudios de Género, 2008; y diplomada en Género y Comunicación por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Diez años de experiencia laboral como editora y periodista del sitio web Cubaliteraria. Gestiona la bitácora Negra cubana tenía que ser (negracubanateniaqueser.com) desde junio del 2006. En la actualidad desarrolla el Directorio de Afrocubanas (directoriodeafrocubanas.com). Colaboradora de Afroféminas, Pikara Magazine, Global Voices, Hablemos de sexo y amor y Cuba Posible
Nació en La Habana y reside desde 2013 en Hannover, Alemania.