Ingrid Silva tenía ocho años cuando comenzó a practicar ballet. Al igual que otras niñas, empezó a ir a clases con su hermano y trabajó hasta llegar a la formación profesional y, finalmente, logró algo que muchos sólo sueñan: entrar en una compañía de danza.
Pero Ingrid no es la típica bailarina. Hija de una trabajadora doméstica y un empleado jubilado de la Fuerza Aérea, creció en el barrio Benfica de Río de Janeiro, una zona de clase trabajadora no muy lejos del famoso estadio Maracaná. A los 13 años, empezó a tomarse más en serio el ballet, dejó la natación y otros deportes para dedicarse en exclusiva a la danza.
Ingrid empezó a bailar en Mangueira en Dançando Para No Dançar, un programa social que se hace en una docena de favelas de Río que ofrece entrenamiento de ballet clásico a niños y adolescentes que de otra manera no podrían tomar clases de baile. Ha tenido una gran éxito en la formación de bailarines que van a entrenar en la reconocida escuela de la ciudad del Teatro Municipal y más tarde, algunos han llegado a bailar en compañías de danza en el extranjero.
Ingrid es una de las historias exitosas del programa, y también se formó en la escuela Teatro Municipal y con la compañía de Deborah Colker, además de aparecer en la película Maré, Nossa História de Amor. Ella bailó en la universidad y luego en 2007, entró en el curso de verano intensivo de Danza Teatro de Harlem (DTH), que hizo en Nueva York. Un año más tarde, a los 19, regresó a Nueva York para unirse definitivamente a la compañía DTH.
Ingrid, con 25 años, tiene una enorme seguridad y madurez. Ella dice palabras como equilibrio, prioridades, disciplina o centrarse al hablar de su camino como bailarina. Para ella fue muy difícil estar en Nueva York sola. Cuando llegó por primera vez, no hablaba inglés ni conocía a nadie. Fue duro empezar a convivir con desconocidos en un cuarto y dejar atrás a su comunidad y a la familia.
Ella cuenta que al no tener referentes en la danza, ya que su situación personal es muy distinta a la de cualquier bailarina brasileña que podría conocer. Entonces ella se convirtió en su propio modelo a seguir. Ha llegado tan lejos por sí misma, como bailarina negra salida de una Favela de Río, sin que sus padres tuvieran los medios para hacerla llegar hasta donde está.
El racismo es un tema importante en el mundo del ballet, y no sólo en Brasil. En la escuela del Teatro Municipal, Ingrid era una de las cuatro bailarinas negras de su clase de un total de 25. Y cuando era más joven, quería unirse a esta compañía. Pero más tarde se dio cuenta de que la primera compañía de ballet de Rio no tiene una sola bailarina negra y sólo un puñado de bailarines negros. Las bailarinas negras en Brasil, dijo, tienen que ir al extranjero para tener una oportunidad.
Ingrid es un referente en muchos sentidos. Ha superado una a una las barreras que este mundo ha puesto delante de ella y hoy es una figura de la danza. Esperamos que esta historia inspire a muchas. Podéis ver el corto que hicieron sobre su historia a continuación.
<p><a href=»https://vimeo.com/187772116″>INGRID SILVA // THE JOURNEY</a> from <a href=»https://vimeo.com/user1711999″>Ben Briand</a> on <a href=»https://vimeo.com»>Vimeo</a>.</p>
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