Afroféminas

Blackface y otras vergüenzas

Foto Heidi Ramirez

La entrada al teatro estaba abarrotada. El cálido revuelo en el pasillo junto al Bar, era la antesala inspiracional de lo que supondría la obra que allí, ese día 8 de enero de los años veinte del siglo 21, se hacía palpable a través de un recorrido por la historia, pero no una historia cualquiera, una historia que se pretendía archivada. Y que bajo tal categoría, hasta ese instante se había ido dejando.

Saludé a varias personas hermanas en el activismo, y tras dar una vuelta por el espacio, me acerqué a la persona que daba las entradas. Me dijo donde se localizaba la mía, y para mi asombro, estaba en primera fila. Reconozco que… Me hizo mucha ilusión. Respiré hondo antes de sentarme aún incrédula, mientras miré a mi alrededor. Estaba todo lleno como ya ponía en preaviso la página web del teatro «entradas agotadas». Pero sobre todo me entusiasmó porque todo mi alrededor eran en su mayoría mujeres, y afrodescendientes o afrodiasporhumanas.

Si, lo sé, diréis que ésta última palabra me la he inventado, al igual que se lleva diciendo durante años que la historia de España es de un modo y que otra parte de la misma, justo la que nos toca a éstas mismas personas, es leyenda, y para que no cupiera duda se la denominó «leyenda negra».


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La compañía No es país para negras había vuelto a Madrid a estrenar su segunda obra: Blackface y otras vergüenzas. Y cada persona miembro de la misma, como la coautora Silvia Albert Sopale, se habían percatado de todo lo obviado en la historia, y estábamos a punto de ser conscientes, de ser parte de una representación cargada de humor, pasión, profesionalidad y a su vez crítica a una realidad histórica, política, social y educativa que se transmite de generación en generación creando degeneración en todo el ámbito cultural.

Como bien  dijo Silvia Albert Sopale  ante una escueta entrevista:

-«Creando éste espectáculo, pensé en su montaje contando la historia desde otros lugares, encarnando a los personajes en primera persona, pues es a nosotras a quién nos corresponde».

Personajes, a los que la actriz y directora se refiere (y que tan bien representa en la obra), tan conocida como La Tomasa y tan comercializada y burlada cuál Sosó; tan expuesta como el Negro de Bañolas a la vez que vejado como el Bosquimano. Pasando así por varios personajes y sus respectivas representaciones, que es preferible no desvelar, y que las vivais desde el asiento que os corresponda del teatro.

Pues cómo su propia autora comentó:

-«El objetivo de narrar ésta historia», que es real y no una leyenda, «es que esas voces lleguen, porque siento que estoy haciendo algo por una comunidad, yo me siento canal, y es mi forma de cambiar la sociedad».

Y es que señoras y señores, en muchos entornos, pero sobre en lo que se considera «cultura» la negritud no estamos representadas, y si en algún momento eso sucede, es porque aparecemos siendo rescatadas, en la pobreza y/o en la hipersexualización. 

Temas que a No es país para negras no se les escapa y traen a escena con un crudo humor que no deja indiferente. 

La coautora incluso reconoce que ésta segunda obra es una obra que llega a doler, es más, que duele. Duele el descubrirse en las situaciones que representa y darse cuenta que se han vivido y que no se ha hecho nada, se ha dejado alimentar tal degeneración.

Sin embargo, -también hay guiños- comentaba Silvia Albert y yo, diría más bien que fueron abrazos. 

-«Guiños que sólo pueden entender las personas afrodescendientes o las personas más conscientes con y del entorno».

Entorno el que han creado desde nuestros asientos  éstas súper artistas, despertando sentires que ni sabíamos que estaban, al más puro estilo película de amor, comedia y ciencia ficción, sólo que hablando de historia. 

¿Qué no te lo imaginas? 

Te creo, eso es porque tienes que ir a vivirlo.

Próximamente en la Sala LA BONNE el 28 de Febrero de 2020.

P.D: Para leer éste artículo se recomienda escuchar de fondo 1 y 2.


Sara del Arco

Humana, persona y afroespañola. Investigadora de campo y educadora en salud sexual y prevención.Técnica en RRHH e Igualdad. Promotora de @snappolis (IG).


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