Beso Negro
Pocos lo consideran como Cualquier otro beso, de hecho lo ocultan, puede que lo practiquen pero sin luz, sin reflejos e incluso con miedo.
Pocos lo consideran como Cualquier otro beso, de hecho lo ocultan, puede que lo practiquen pero sin luz, sin reflejos e incluso con miedo.
La entrada al teatro estaba abarrotada. El cálido revuelo en el pasillo junto al Bar, era la antesala inspiracional de lo que supondría la obra que allí, ese día 8 de enero de los años veinte del siglo 21, se hacía palpable a través de un recorrido por la historia, pero no una historia cualquiera, una historia que se pretendía archivada. Y que bajo tal categoría, hasta ese instante se había ido dejando.
Me quedé paralizada unos segundos, quería responder con una reprimenda a aquella
señora que estaba faltando al respeto no solo a mi presencia, sino a la de cualquier
persona negra, a la de cualquier mujer de etnia diferente con un racismo anquilosado
con la se hubiese cruzado en cualquier espacio como éste o similar.
a nosotras nos empodera el ser comunidad, colectivo, unidad allá donde la diáspora vuele es fuerte; te propongo que empieces por tener otras bases que no falten al respeto a sus gentes. Porque si vas a hablar de educación, o si se te va a llenar la boca con el tema de ablación, o de salud sexual, o de racismos desde tu medio de comunicación y tu privilegio niquiscocio, permíteme preguntarte ¿Cómo hablas de algo que no sabes ni cómo respetar?
Las mujeres negras, con mucha frecuencia, somos objetivo de comentarios irrespetuosos y preguntas extrañas sobre nuestras circunstancias. Este tipo de comentarios están profundamente arraigados en los estereotipos negativos que hay en nuestra sociedad, aunque poco o nada tienen que ver con la realidad.
Los libros de texto no se muestran cuerpos reales, obviamente, mucho menos “colores”, pieles reales como lo que demandaba esta niña. Y por supuesto, muy pocas familias se paran a explicar como ha de ser “color carne” o lo que es lo mismo el color de la piel
Las mujeres afro -gracias a la educación en el morbo- viven la cosificación de su sexo, de su sexualidad y las acciones aberrantes en contra de su físico por ese ideal estético enfermizo y totalmente insano, desde sus genitales hasta su salud emocional, día a día.
Mis experiencias son lo que me hacen ser. Yo no llegué a la escritura porque quise ser escritor. La escritura llegó a mí, y a partir de ese momento me he cuestionado a mismo si este era el lugar que quería ocupar. Sin embargo, el subconsciente es poderoso, y me doy cuenta después de haber publicado mi segunda novela de la pulsión que contiene mi derecho, deber y anhelo por escribir: que no es otro que reordenar el espacio-tiempo, raza, lugar e historia. Mis experiencias amorosas, familiares y el contexto del vacío que siento que existe entre España y Guinea, creo que todo esto resume un poco lo reflejo en mis experiencias.