Afroféminas

No necesito que me salves

No necesito que me salves

Hace unos días se publicó en Afroféminas un artículo de la feminista gitana Silvia Agüero Fernández.  En ella dejaba las cosas claras a la directora de la película «Carmen Y Lola» que se había erigido en salvadora de la mujer gitana en una  penosa entrevista en Público, ya que según ella, las mujeres gitanas no tenían voz.

Este episodio, triste, pero clarificador, es otro de una larga lista de burradas de pretendidxs slavadorxs que vienen a enseñarnos sobre nosotras mismas y ayudarnos a las pobrecitas racializadas.

Estas situaciones suceden constantemente. A las mujeres negras también nos pasa. Algunos blancos tienen la necesidad de salvarnos, para justificar su propia lucha, olvidándose de los mucho que les queda por cambiar en sus propios ámbitos. Es más fácil hablar de lo mal que está un mundo que te es ajeno, que luchar por cambiar el tuyo propio.

Este tipo de acciones no combaten lo que dicen, más bien al contrario. Cavan un poquito más hondo el foso del racismo y la discriminación, ya que no analizan los problemas desde un punto de vista responsable y autocrítico. Se dedican a poner el foco en unas problemáticas que no conocen a fondo, ignorando las voces autorizadas de la comunidad. Pero a Arantxa Echeverría, directora de la película, no le interesaba añadir nada desde otro punto de vista a su historia. Ella sabía que lo que vendía era estigmatizar a un pueblo entero.

Comprendo la rabia de Silvia. Es más, sé perfectamente lo que va a pasar. La directora no tiene que hacer ni decir nada. Ella lo sabe. Sabe que nuestras voces son marginadas y que será la suya la que busquen los medios. Ella conoce como funcionan las cosas, por eso hizo la película que hizo y dijo las cosas que dijo a Público.

Los medios buscarán su voz, encantados de mostrar a esa mujer salvadora de los «no adaptados» con una complacencia vomitiva. Que buenos somos, que comprensivos somos, que estupendos somos.

Cero análisis de las opresiones que son motor fundamental de las situaciones que viven los racializados. La situación de los gitanos no se entiende sin el racismo abrumador que hay en este país. El racismo y la discriminación es previo a cualquier análisis. Sin eso, solo hay hipocresía y ganas de agradar a una parroquia mayoritariamente no racializada que necesita no tener remordimientos. Esta sociedad racista necesita creer que no lo es. Arantxa les ayuda poniendo la carga de la culpa en el pueblo gitano.

No se trata de que una persona no racializada no pueda contar historias sobre los racializados. Pero debería hacerlo de manera honesta y no sesgada, y sobre todo no puede erigirse en portavoz de un pueblo que no es el suyo, invisibilizando a aquellas mujeres que llevan décadas luchando.

Cuando los realizadores no racializados se enfrentan a contar nuestras historias deben tener en cuenta todos los vértices que la componen. No se trata de no denunciar los problemas, pero sí de abordar todas las causas. Y si no se hace, deben considerar que también están sometidos a la crítica, por la misma libertad de expresión que a ellos les permite hacer su trabajo.

Por este tipo de cosas es necesario que nosostrxs los racializadoxs contemos nuestras propias historias. Somos las voces autorizadas y tenemos que dejar en nuestras propias manos la verdad de nuestro mundo.

Yo, como mujer racializada, no necesito salvadores. No necesito que nadie se ponga medallas a mi costa. No necesito ser la validación personal de nadie. No hables por mí,  jamás sabrás cual es mi sufrimiento.

Soy una mujer racializada, autónoma y luchadora. No nos salvéis, somos libres, fuertes y combativas. Mi salvación está en mi misma.


Tania Castro

Asesora de imagen. Santander (España)


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