Los africanos y afrodescendientes de España conocemos bien a Rita Bosaho, y es que, además de ser la primera diputada negra en el Congreso de los Diputados, Rita participa activamente en los espacios de empoderamiento de nuestra comunidad en Madrid, Valencia, Barcelona, etc, compartiendo con nosotros, a pesar de su condición de diputada, las luchas y reivindicaciones que afrontamos los africanos y afrodescendientes de a pie en el Estado español.
Rita Bosaho es una mujer comprometida con la lucha antirracista y la justicia social, por eso el pasado 12 de noviembre de 2017 participó enérgicamente en la marcha “Por una sociedad sin racismo”, celebrada en Madrid, en el marco del 25 aniversario del asesinato de la dominicana Lucrecia Pérez (primer crimen racista reconocido en el Estado español), una manifestación que congregó a personas negras, árabes, gitanas, latinas, etc provenientes de distintos movimientos sociales y en la que, paradójicamente, se echó en falta el apoyo de muchas entidades antirracistas de renombre.
La reciente desautorización que ha sufrido Rita Bosaho por parte de algunos de sus compañeros de partido (Podemos) al pronunciarse en contra del blackface en la Cabalgata de los Reyes Magos de Alcoy nos ha cogido (a la comunidad negra) de improviso. Sabíamos que en los años 90, el concejal del PSC, Alphonse Arcelin, de origen haitiano, tuvo problemas con sus compañeros de partido por denunciar la exposición en un museo del guerrero conocido como “Negro de Bañolas”, pero no imaginábamos que, en pleno 2017, Podemos iba a obligar a Rita Bosaho, primera diputada negra en Congreso de los Diputados, a borrar un mensaje de sus redes sociales en el que se solidarizaba con las compañeras de Afroféminas en la denuncia contra una práctica racista como es el blackface.
La irrupción de Podemos en el escenario político español fue un halo de esperanza para muchas personas de nuestra comunidad, especialmente para aquellxs afrodescendientes que, como yo, nos consideramos de izquierdas y veíamos que el PSOE , a pesar de contar con un Grupo Afrosocialista, no nos representaba del todo con sus políticas sociales. Vimos en la formación morada un partido mucho más explícito en relación a temas tan importantes como la defensa de los derechos civiles, la multiculturalidad, o la crítica a la Ley de Extranjería. Además, como ya he señalado, asistimos orgullosos a la llegada de la primera diputada negra en el Congreso de los Diputados: Rita Bosaho, nuestra particular Shirley Chisholm. Veíamos además, como Pablo Iglesias, secretario general del partido, contaba con tertulianos como Abuy Nfubea (presidente de la Federación Panafricana de Comunidades Negras de España) en los debates televisivos de su programa Fort Apache. Ciertamente, todo parecía indicar que Podemos iba a ser un verdadero aliado de la comunidad africana y afrodescendiente de España, pero, lamentablemente, con su reciente posicionamiento sobre el blackface en la Cabalgata de los Reyes Magos en Alcoy, todo esto queda, como mínimo, en entredicho.
Que un partido como Podemos, que siempre habla de la Ley de Extranjería, CIEs, etc no condene el racismo inherente al blackface refuerza los postulados de los pensadores decoloniales que aseguran que la izquierda blanca también es racista. Es más, que Podemos infravalore un tema que a nosotros, los africanos y afrodescendientes, nos afecta directamente como sujetos racializados en España, consigue disminuir nuestra simpatía hacia la formación morada al tiempo que aumentan considerablemente nuestras razones para creer que el empoderamiento de la comunidad negra en España se produce, no mediante nuestra militancia en partidos políticos tradicionales, sino a través del activismo en nuestras propias organizaciones (Afroconciencia, Black Barcelona, United Minds, FOJA, Kwanzaa, Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes, etc).
Por otro lado, que Podemos hable siempre de feminismo y sin embargo no apoye incondicionalmente a Rita Bosaho en su denuncia contra el blackface, significa que su feminismo no se inspira en la teoría de la interseccionalidad ni en el legado de mujeres como Sojourner Truth. Si no ¿por qué Podemos apoyó a Carolina Bescansa cuando llevó a su bebé al Congreso y no apoya en esto a Rita Bosaho? ¿Acaso las reivindicaciones de las mujeres negras importan menos que las de las mujeres blancas?
Aunque no todos los africanos y afrodescendientes pensemos igual en relación a este tema, lo cierto es que somos muchxs los que entendemos que el blackface es una representación burlesca, inapropiada y poco constructiva de nuestra identidad. No es una opinión banal, sino una consideración fundamentada en argumentos de índole histórico que historiadores de nuestra comunidad como Antumi Toasijé han explicado detalladamente.
El Ayuntamiento de Madrid contactó el año pasado con la organización The Black View (Actores, actrices y artistas negros en España) para trabajar sobre este tema y, felizmente, en la cabalgata de este año el Rey Baltasar ha sido un hombre negro (real, no pintado). Buen ejemplo de diálogo y trabajo conjunto que debería inspirarnos (a todos) de cara al próximo año.
Somos conscientes de que puede haber personas que, sin tener ningún sentimiento de rechazo hacia nosotros, lleguen a sentirse ofendidas, también, al entender que son acusadas de racistas (sin serlo), por eso, desde el máximo respeto a los habitantes de la localidad de Alcoy, creo que estaría bien que una delegación de representantes de entidades vinculadas a nuestra comunidad se desplazara hasta allí para poder visitar la ciudad y mantener un encuentro formal con representantes del consistorio alcoyano para, así, hablar formalmente sobre la celebración de la Cabalgata de los Reyes Magos en Alcoy. De esta forma, nosotros podríamos conocer de primera mano más detalles sobre la Cabalgata más antigua de España, al tiempo que nuestra delegación tendría la oportunidad de expresar las razones históricas que motivan nuestra repulsa al blackface, e incluso podríamos hablar de personalidades negras vinculadas a Alicante como Chester Himes o de proyectos de nuestra comunidad en la Comunidad Valenciana como United Minds.
Las personas se entienden hablando, y estoy convencido de que, desde la tolerancia y el respeto mutuo, llegaríamos a acuerdos positivos para ambas partes. Eso sí, debe haber una verdadera voluntad para escuchar por ambas partes, especialmente por la parte que está ejerciendo una discriminación sobre la otra. De poco va a servir una reunión si lo único que se pretende es convencernos de que el blackface no es racista. De ser así, el único camino que nos va a quedar es que nuestros grupos de trabajo y servicios jurídicos hagan el trabajo que nuestra comunidad les encomiende.
No somos ingenuos, y sabemos que en España también hay algunas personas a las que les molesta que los negros, por muy españoles que seamos, tengamos voz propia y nos atrevamos a cuestionar algunas tradiciones de nuestro propio país. Pero ante eso poco podemos hacer… es una realidad que asumimos con desazón, pero que en ningún caso va a desviarnos de nuestro camino.
Activista, miembro del colectivo Black Barcelona.