Adela Gomes. Zaragozana de nacimiento. Ha llegado al skate, una práctica marcada por la soledad y la fraternidad.
Afroféminas: Adela, tengo que admitir que tu inclinación por el skate me sorprende. Suele ser un deporte de hombres y sobre todo de hombres blancos. ¿Cómo empezó todo?
Adela: Recuerdo que mi primer contacto con el patín, el skate, fue en mi infancia, no sé qué edad tenía….7 u 8 años quizá. Apareció entre mis manos una tabla Old School de colores chillones, tremendamente pesada y enorme. Lo digo con respecto a las tablas que hay ahora y en proporción a mi tamaño, ya que era muy pequeña. Pero lo que mejor recuerdo es el sentimiento que me produjo mi primer contacto con el skate, la primera vez que la cogí, desde el momento que me monté o cuando me salió un truco por primera vez. Estoy segura que todos aquellos que han patinado con skate, entienden a lo que me refiero, conocen ese sentimiento. Creo firmemente, que el tener un patín en mis manos durante mi infancia, cuando apenas tenía uso de razón, ha cambiado o marcado mi vida de alguna manera.
A: Visto así es más que un hobby….
Ad: Concibo el patín como una extensión de mí, no es una moda, ni un complemento, ni una forma de vestir. Para mí el skate o ”sk8” (como es conocido por los que patinamos) es pasión, sentimiento, poesía, arte, una forma de expresión, entendimiento especial de tu entorno, de la vida. No pretendo demostrar nada a nadie patinando. Simplemente es algo que me apasiona y amo. El sk8 -no sé si mejor decir la filosofía, cultura- define en gran medida mi vida.
A:¿Una filosofía dices?
Ad: Sí. Considero que en el patín hay dos pilares importantes: la soledad y la fraternidad. En la parte más solitaria estás tú y el patín, no hay nada más. Desde pequeña he sido muy independiente, optimista y soñadora y quizá también algo idealista, algo que siempre me han dicho.
A:¿Dónde has crecido Adela?
Ad: En un pueblo con mi madre (soltera, pintora de vocación y sobre todo muy libre).
A: De ahí tus aires de libertad…
Ad: El estilo de vida que desde pequeña he tenido se ha caracterizado por la libertad; por explorar, conocer, descubrir.
A: A propósito de que me comentas que vivías en un pueblo. Sé que tu madre es rubia y de ojos azules. ¿Cómo encajaba esto, viviendo en un pueblo?
Ad: Es duro cuando en tu entorno no terminas de encontrar semejanzas a cómo eres tú; es muy duro sentirte rechazada de primeras por ser como eres, tener el pelo más rizado o un color de piel más tostado. Más duro es aun cuando entre tus seres más allegados, en este caso mi padre, te insinúan sutil o indirectamente que deberías cambiar esto o lo otro para poder encajar más en la sociedad que te rodea. No sé si por temor a que me rechacen, a que me confundan con una mujer africana y por tanto me discriminen. En esos momentos por mucha gente que te rodee, te sientes sola.
A: Ya voy entendiendo tu llegada al skate, que no es más que una salida.
Ad: Efectivamente. He ahí la parte más solitaria de mi vida que coincide con la parte más solitaria de sk8. Cuando me subo en la tabla sólo existe la tabla y yo. Cuesta tener esa abstracción del mundo, quizá por cómo ha sido mi vida estoy más entrenada en esa técnica y en vencer tus miedos y dudas (¿Me caeré? ¿Lo haré bien? ¿Cuánta gente me está mirando?). La tabla no me juzga, no miente, ni engaña, es todo sentimiento, tacto, pasión, es pureza. En ese momento tu mejor amigo y peor enemigo eres tú mismo.
A: Supongo que no te ha sido fácil ser la chica negra del pueblo…
Ad: En mi pueblo patinaba y era más rara si cabe por ello; tenía que ir en busca de sitios donde poder patinar libremente sin que al verme la gente se parara en seco, me miraran desconcertados y me creyeran de por vida como una loca directamente. Pero en el fondo siempre he sido diferente a los de mi entorno: la única mulata, la única con pelo afro y más aún la única con madre blanca y padre negro. Por ello quizá supe llevarlo bastante mejor. Eso si, no renuncio a quien soy y cómo soy, en su momento pagué mi sufrir hacia mi propia persona, aunque jamás se me ocurrió enfocar mi dolor hacia nadie, mientras este en mis manos no concibo herir a nadie de ninguna de las maneras.
A: Siendo así: ¿Cuáles han sido las mejores enseñanzas que te ha dado el skate?
Ad: Me ha costado mucho vencer muros que yo misma he creado o fortalecido: miedos, inseguridades, falta de fe en mi propia persona….cosas que incluso aún arrastro y que todos en el fondo sufrimos de diferentes formas. El sk8 es una continua lucha contra ti mismo, contra tus miedos (a caerte o hacerte daño), inseguridades (hacer el truco bien o no) y una excelente forma de aprender a caerte, desarrollar tu humildad cuando caes y sobretodo saber levantarte tras un duro golpe. Se trata de echarle narices para seguir y llegar a tu meta. Creo que estos aprendizajes son los más importantes que el sk8 ha aportado a mi vida.
A: ¿Y qué tal los amigos y este sentimiento de fraternidad?¿Te sientes entre tus iguales cuando te reúnes con ellos?
Ad: Así me siento: junto a mis iguales. Esa unión fraternal se forja y puede ser de por vida. Junto a mis compañeros (ya sean pauser o pro) compartes miles de momentos, miles de horas y experiencias que sólo el sk8 te da. En mi caso no conocía a nadie y además viniendo de un pueblo donde nadie patinaba, nadie me enseñó, ni siquiera se hablaba del patín…Sin embargo aunque en mi vida y en el sk8, existe y se vive una parte muy solitaria, me enorgullece poder decir y os aseguro que con el patín he sentido un sentimiento de familia y de fraternidad más noble y puro que antes no conocí.
A: ¿Y has llevado el skate a tu vida profesional?
Ad: Llegué a vender material de skate en una tienda especializada y me encantaba transmitir y compartir esas sensaciones, fueron buenos tiempos ya que aprendí muchísimo de manera autodidacta sobre material, toda la cultura del skate, trucos o los sentimientos que mueven a la gente (principalmente chavales) a acercarse a este deporte urbano. Disfrutaba viendo todo el día videos de skate, devorando revistas, absorbiendo conocimientos para poder compartir con otros e incluso escapándome al almacén para practicar trucos.. Pero quizá el mejor recuerdo sea la imagen de las caras de los chavales cuando les aconsejaba, les ayudaba o respondía a sus miles de preguntas sobre el skate. Esa expresión de euforia por conocer algo nuevo que se dibujaba en sus caras no se me olvidará nunca.
A: Te decía al principio que cuando supe de ti y tu afición me sorprendió. Es un deporte con ciertos riesgos. Por otra parte admito que no suelen verse chicas negras en esta práctica…
Ad: Sí, efectivamente, entre el 80 o 90% son chicos. Y te aseguro que estar ahí entre ellos requiere mucha valentía y fortaleza. Siempre que cojo la tabla intento dar lo mejor de mí con esta danza urbana, aportar otras “formas de expresión” o estilo a la hora de patinar en un mundo en el que predominan hombres. Mi mayor obstáculo es la timidez, más aún cuando la única mujer afro que patina soy yo. Lo que más lamento es no haber podido disfrutar nunca de un modelo femenino en quién inspirarme, de quién aprender o solamente patinar y compartir momentos únicos entre féminas. Esto no me ha hecho dejar de disfrutar de este gran amor y poder compartirlo actualmente con personas que se convierten en amistades, personas que aprecio, admiro y alguno al que amo profundamente y con el que comparto mi vida. Me ha costado meter cabeza y que se considerara que iba en serio con el sk8, desde mi familia y amigos de toda vida, hasta otros skaters. Pero el tiempo es una buena criba para ver si a alguien realmente le apasiona, y aunque me he caído muchas veces y me han dolido todas ellas, al igual que en mi vida, me he vuelto a levantar, me he fortalecido y he seguido. Continúo ripando y puedo decir que amo intensamente el skate.
Antoinette Torres Soler
Directora y Fundadora de Afroféminas
Lic. Filosofía. Máster en Comunicación de Empresa y Publicidad.
Cubana y española
Madre, sobreviviente de cáncer y sobre todo BUENA PERSONA.