En una resolución de Naciones Unidas adoptada en 2023, el 11 de agosto se celebra oficialmente el Dia Mundial del Tambor Metálico. Aunque para los ciudadanos de Trinidad y Tobago, donde nació el tambor metálico, desde hace tiempo se le considera el instrumento nacional del país, el Parlamento tardó un poco en ponerse al día y aprobó oficialmente el proyecto de ley el 4 de julio de 2024. Con el visto bueno presidencial, el proyecto se convirtió en ley, y le confirió rango legislativo.
El 11 de julio, pocos días después de la aprobación de la ley, fui al estreno de «Panyard Universe» (Universo tamboril), documental de 50 minutos que presenta a Siparia Deltones, orquesta metálica del Sur, en Movietowne, Puerto España. La película es una producción de Mark Loquan, y es la última entrega de «A Better Tomorrow», serie que ilustra sobre la incursión de las personas en el mundo del tambor metálico: cómo son «una culminación de los retos superados, la experiencia adquirida y los conocimientos transferidos para beneficiar o inspirar a otros».
La película fue producida y dirigida por María Nunes, y explora la pregunta central de «¿qué es realmente un tamborilero (panyard)?». Dice que Loquan estaba «especialmente preocupado por los problemas de propiedad y tenencia de la tierra que enfrentan muchas bandas», por lo que querían examinar «lo que se da por sentado sobre los tamborileros, debatir las dificultades que muchos enfrentan para la sostenibilidad, [y] destacar todo el buen trabajo que silenciosamente ocurre en los lugares donde tocan los tamborileros, los llamados panyards.
Los panyards son mucho más que un espacio de ensayo para las bandas de tambor metálico, los lugares de reunión son centros neurálgicos de las comunidades, cultivan el talento musical, apoyan el crecimiento y el desarrollo personal y fomentan innovaciones de todo tipo. La película ha captado el espíritu de los tamborileros de los Deltones con tanta honestidad que resume el potencial de los tamborileros para transformar nuestra sociedad, como muy elocuentemente expresó el escritor y trabajador cultural Attillah Springer en este cortometraje de Walt Lovelace, de un año antes.
Para Nunes, hacer la película fue un «viaje a lo que hace que los tamborileros tan especiales –y celebrados, no solo como un lugar de creación musical– durante la época de Panorama (concurso de bandas), sino como un universo de posibilidades y transformación».
Alpha Sennon, responsable de marketing y comunicación de Deltones, ve el panyard como un lugar tranquilo al que la gente puede ir para aliviar su estrés, pero también como espacio de «conversación, tutoría, aprendizaje académico, desarrollo empresarial [y] libertad». Esto tiene sentido dada la historia del instrumento, que tiene sus raíces en la lucha y rebelión. Es maravilloso que los lugares de tamborileros hayan surgido, sobrevivido y prosperado como lugares de libertad tras siglos de intentos de las potencias coloniales de reprimir la expresión negra.
Dice que como el modelo de los tamborileros es tan fácil de reproducir y ampliar, tiene el poder de crear el tipo de país que los ciudadanos anhelan ver. Trinidad y Tobago enfrenta un aumento de delincuencia violenta.
No se trata de palabrería. Desde cosas aparentemente pequeñas (como cambiar sillas de plástico por encantadores asientos hechos con catres de madera diseñados y fabricados por miembros de la banda) hasta empresas muchos mayores (como la Granja WHY, acrónimo que significa We Help Youth, «Ayudamos a la Juventud», además «why» significa por qué), los Deltones de Siparia ponen en práctica sus planes. Según George Caesar, director de la banda, «si tu idea no es lo bastante grande, no la traigas».
Railway Pizza es otro brillante ejemplo de este espíritu. Siparia era una importante terminal ferroviaria del sur de Trinidad; los Deltones dicen que se han establecido en el lugar donde el último tren de pasajeros hizo su última parada el 30 de agosto de 1965 (aunque la historiadora Bridget Brereton señaló que el ferrocarril del Gobierno de Trinidad se clausuró oficialmente en 1968.
Sin embargo, inspirándose en esta rica historia, Deltones empezó a tomar viejas sartenes de acero y, en lugar de utilizarlas para fines básicos y poco imaginativos como cubos de basura, las transformó en hornos para hacer pizzas, una forma perfecta de utilizar los productos de WHY Farm y obtener más beneficios.
Los tamborileros fomentan un ambiente de autosuficiencia e innovación. Otro ejemplo es el parque infantil construido con tablas de catres. Puede parecer algo básico, pero para César representa un cambio en la percepción que la sociedad tiene de los tamborileros. «Sé que en una época llamaban a la banda Weedtones (tonos de hierba)», dice. «Salir de ese estigma y verlo hoy como un lugar al que los padres traen a sus hijos [y] su desarrollo».
Para Latisha Alfred, muchacha que toca en los Deltones, el panyard es una familia donde se puede aprender música y muchas otras habilidades. Aunque la mayoría de los centros comunitarios del país no son muy frecuentados, señala, que siempre se ve gente en un panyard, como lugar de ensayo de las bandas. Alpha Sennon subraya su punto de vista y afirma que nunca ha visto que un joven que haya elegido acudir a su centro de tamborileros se haya metido en problemas con la Policía, ni siquiera quienes tenían antecedentes de haber infringido la ley. En su opinión, el secreto es mucho mas que la música: es la disciplina que se aprende en en la comunidad de tamborileros.
En cuanto a Panorama, el concurso anual de tambor metálico más ilustre del mundo, Akinola Sennon dice, «Nunca podría ser solo esto». Dice que si la energía y la dedicación que inspira Panorama pudieran transmitirse a todos los ámbitos de la sociedad, Trinidad y Tobago seria un país del primer mundo en tres años.
Tiene razón cuando dice que el movimiento de bandas de tambor metálico no ha recibido el reconocimiento o respeto que merece por los niveles de productividad y las habilidades de gestión que se necesita para que una banda compita en el concurso de Panorama, por la excelencia constante que estas bandas demuestran año tras año: «En realidad, se trata de reconocer su poder estructural, su poder de gobernabilidad, y permitir que la creatividad económica surja de estas ideas. […] ¿Hay algo más innovador que esto?».
A juzgar por cómo el instrumento –y los espacios que lo fomentan–ha dejado su huella en todo el mundo, la respuesta es no. Nunes espera que la película ayude al publico a «pensar de otra manera sobre los panyard, [y] a tomar medidas para participar en el apoyo a los tambores metálicos en su comunidad».
Ahora que Trinidad y Tobago ha adoptado por fin el tambor metálico como instrumento oficial, tal vez también adopte medidas tangibles para garantizar su sostenibilidad y su capacidad de modular la sociedad en algo igual de bello.
Este articulo es parte de The Bridge (El puente), presentacion con opiniones, comentario e investigacion desde la perspectiva singular de la Comunidad de Global Voices. Republicado por Afroféminas por un acuerdo de colaboración con Global Voice.
Janine Mendes-Franco
Soy escritora y productora de medios radicada en Trinidad y Tobago. Sígueme en Twitter @JanineMFranco .
Julissa Álvarez Coroa
Traducción