El pasado viernes la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos publicó un informe advirtiendo sobre la persistencia de la discriminación racial. El texto afirma que el racismo no desaparecería hasta que no se «desmantelen de raíz» los sistemas que lo perpetúan.
A pesar de que Naciones Unidas considera positivas las iniciativas llevadas a cabo para combatir el racismo contra las personas africanas y afrodescendientes, critica la poca relevancia de estas, que en su mayoría, se limitan a aplicar la ley, promover la rendición de cuentas y en algunos casos aislados, la reparación de las víctimas.
«Esos proyectos son fragmentarios. No alcanzan los enfoques integrales necesarios para desmantelar el arraigado racismo estructural, institucional y social que ha existido durante siglos y continúa infligiendo un daño profundo en la actualidad», ha explicado Nada al Nashif, Alta Comisionada para los Derechos Humanos.
Por ello la ONU denuncia que la mayoría de estos proyectos no abordan el racismo sistémico que implica «factores estructurales, estatales, económicos y sociales». Por ello, Nada al Nashif, ha pedido a los Estados que tienen voluntad de avances que aceleren estos cambios que sí afectan a la raíz del problema.
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Por otro lado, la OHCHR ha advertido de que la falta de acceso a la salud, a una alimentación adecuada, a la educación, a la protección social y a la justicia afectan «desproporcionadamente a las personas afrodescendientes en muchas naciones». Informe tras informe se sigue constatando que los índices de pobreza, desapariciones forzadas y violencia afectan más a los afrodescendientes y africanos que ha otros grupos de población.
El informe también señala el enorme impacto de la pena de muerte, las políticas represivas antidroga, los arrestos y la sobrerrepresentación en las cárceles de africanos y afrodescendientes. Y por último denuncia la descarada falta de rendición de cuentas y reparación por las muertes de africanos y afrodescendientes después de un encuentro con las fuerzas de seguridad de los estados.
Hay que recordar que aún estamos en el Decenio Afrodescendiente, y es muy preocupante el poco impacto que ha tenido en las políticas estatales.
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