Para los adultos negros que siguen creyendo en la magia, Portugal se convierte en el lugar ideal para corroborar que la varita mágica de la invisibilidad funciona en tierras lusófonas.
Las personas negras que venimos de España, nos sentimos libres en este país, tan cercano en distancia y tan diferente en cuanto a cultura, tradición y diversidad cultural. A pesar de ser países vecinos, los españoles y los portugueses presentan grandes diferencias. Una muy notable es que el portugués valora la diferencia, el portugués tiene tendencia a hablar otras lenguas y en cualquier conversación trata de hablar la tuya, todavía no sé si es por hacerte sentir integrado, por educación o por la posibilidad de practicar y mejorar sus habilidades en el respectivo idioma.
En España, ser una mujer negra tiene, por desgracia, una serie de connotaciones negativas que la mayoría de las veces se quedan en la primera impresión del que se cruza contigo. Por ese motivo, muchas de las personas negras que buscan trabajo en este país, prefieren no poner la foto en su curriculum, como medida de “Marketing” y como una posibilidad acceder a esa primera entrevista. En España, realizar actividades cotidianas suele resultar molesto, pues nos sentimos continuamente observados.
En Portugal, los niños crecen junto a presentadores de telediarios, profesores de universidad, médicos, arquitectos, periodistas, políticos y alcaldes negros. La sensación aquí es otra, tanto que hacen creer a una mujer negra como yo, que la magia todavía existe y que aquí es posible usar la varita mágica a nuestro antojo.
Testimonio de Berta Okenve
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