Hace calor. Tengo sed, suena una canción en inglés , me muevo despacio, sin seguir el ritmo (quién ha dicho que todas las negras bailen bien…). De repente, tu voz en mi oído. Dices algo soez, me giro , confieso que más hastiada que enfadada. En el fondo pienso, que lo más probable es que ni siquiera quieras ser ofensivo… Qué culpa tienes si te han inculcado que negra =sensualidad y sexualidad. Si te soy sincera, hubo un momento en mi vida en que yo también lo creía. Me giro, y te miro. Eres guapo-(…)
“Qué guapa eres, morena”, dices. Yo sonrío, tú lo interpretas como una invitación a que sigas hablando. En realidad, sonrío porque has especificado: morena, en vez de chica. Adivino las connotaciones, detrás de esa sola palabra, pero hace calor, no quiero discutir y vuelvo a darte la espalda.
Me haces una proposición a cambio de una copa. Lo cierto, es que con gusto te arrastraría a algún rincón, simplemente porque eres un hombre y yo soy una mujer…Me dan ganas de decírtelo y también me dan ganas de decirte que, en realidad, puedo pagarme todas mis copas y que me gustaría practicar contigo la única llave de karate que conozco, por reproducir en esa sola proposición toda la carga de prejuicios con los que la sociedad doblega cada día mis espaldas, obligándome a luchar siempre el doble, a demostrar siempre el doble, a cuidar mis emociones y mis impulsos y mis deseos, para que nadie pueda llamarme “eso”,
Pero luego vuelvo a pensar que quizá tú tampoco tengas la culpa… Dudo mucho que, simplemente te hubieras levantado una mañana, viéndome como “la morena” en vez de ”la mujer” …
Insistes, haciendo un comentario cargado de connotaciones sexuales sobre una parte de mi cuerpo. Me pregunto si serías tan explícito si mi piel fuera otra. No sé. Mi vestido no parece muy barato , huelo a Escada joyful, tengo una piel que refleja cuidados que, desde luego, una copa no podría amortizar… Siento que estoy a punto de enfadarme, que voy a gritarte algo como que no tendrías con qué pagarme o soltarte una charla sobre prejuicios y tópicos raciales, o simplemente llamarte lo que eres.: idiota.
Pero hace calor, tengo sed y, sobre todo, soy libre de decidir que esta noche no voy a dejar que tus palabras se abran camino hasta mi psique, y me condicionen: ni soy la morena a la que tendrías por una copa, ni soy la morena que estallará en un arrebato de dignidad y te dará una lección…Soy una mujer, ni mejor ni peor que eso, pero desde luego algo más que eso…soy una mujer que puede decidir y decide que sencillamente se va a alejar de tu lado caminando y va a buscar por la sala un hombre que quiera conocer a una mujer, no a “una morena”
Es yale por cierto(…) “¿qué?”, me preguntas sin entender-“Me llamo yale,no “morena””-por lo menos pregunta por mi nombre antes de hablar de según qué partes de mi cuerpo
Me alejo, caminando…noto tu mirada en mi espalda, ¿espalda? Bueno, no exactamente… pero enseguida te olvido. Da igual ,soy mujer, soy libre y la noche todavía es joven…
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