El caso de abuso del rapero estadounidense Puff Daddy es una de las polémicas más mediáticas de este año en la industria de la música. Como bien es sabido, este cantante y productor está en prisión, acusado de diferentes delitos como conspiración para cometer crimen organizado, tráfico sexual por la fuerza y trata de blancas para ejercer la prostitución.
Más allá de la condena por todos estos delitos, hago un llamado a condenar, de la misma manera, la imagen que proyecta del hombre afroamericano. Esa imagen que el resto del mundo ve como un «típico» hombre afroamericano de un barrio humilde que se dedica a cometer crímenes de carácter agresivo y que pertenece a alguna banda. Esa imagen que muchas veces se utiliza en películas, series o en la industria del rap. Lamentablemente, con esa representación se nos relega y condena a la comunidad afro a pensar que solo podemos pertenecer a ese estilo de vida.
Permiten que se difunda ese tipo de imagen y que se haga popular, ocultando, hundiendo y dificultando el camino para la comunidad afro en otros espacios como la enseñanza, la ciencia, la política, etc.
Por otro lado, también está el estereotipo del hombre negro como violador y abusador sexual, que aunque en este caso todo indique que es realmente así, existen numerosos estudios que muestran cómo, a lo largo de la historia (empezando en la esclavitud), se ha querido potenciar ciertos rasgos físicos del hombre negro para describirlo como un violador del que toda mujer, blanca por supuesto, debe protegerse. Podemos encontrar una explicación detallada de esto en Mujeres, raza y clase de Angela Davis, entre otros autores.
Finalmente, espero que este artículo ayude a seguir desmitificando los prejuicios sobre la comunidad negra y a abrir nuevos caminos.
Noemi Crehuet Comas
28 años. Licenciada en filología española.
Activista antirracista.