A finales del pasado mes de febrero, la economista y experta en desarrollo internacional nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala se convirtió en la primera mujer negra−y la primera africana− en ser elegida directora general de la Organización Mundial del Comercio. Monica Orisarade, profesora de economía y directora del Centro de Estudios de Género y Política Social de la Universidad Obafemi Awolowo (Nigeria) analiza el resultado de Okonjo-Iweala y las consecuencias que tendrá, en una entrevista para The Conversation.
La docente no duda al colocar este hecho como un gran logro, no solo para las mujeres nigerianas o africanas, sino para las de todo el mundo. Los datos a nivel mundial declaran que el número de mujeres en puestos de poder es bajo con respecto a los hombres. Por ello, entre otras cuestiones, la Oganización de las Naciones Unidas establece la igualdad de género en su lista de Objetivos de Desarrollo Sostenible, esperando que para 2030 haya al menos cierta equidad. Por todo esto, tal y como comenta Orisarade, existen mujeres que sienten que esta igualdad es una hazaña difícil de lograr, ya que, aunque se esfuercen por ser escuchadas, la naturaleza patriarcal del mundo en el que vivimos hace que este sacrificio no sea suficiente. “Pero lo que este nombramiento muestra es que los gobiernos, las organizaciones y la sociedad todavía creen en las mujeres y que todavía pueden estar en la cima gestionando los asuntos”, expone.
Esta designación no ha sido cuestión de suerte, sino fruto de un duro trabajo por parte de la presidenta. Además de contar con una buena base educativa, trabajó en el Banco Mundial y como ministra de finanzas en Nigeria. Tras esto, fue ministra de relaciones exteriores, lo que le permitió compartir reuniones con grandes organizaciones mundiales. “Las oportunidades que tuvo que experimentar, tanto en el mundo de los países desarrollados como subdesarrollados, formaron su perspectiva”, explica la docente.
En la actualidad, Nigeria, el país de origen de Okonjo-Iweala, presenta solo un 3,63% de representación femenina en el parlamento, según estudios de Trading Economics. Esto está muy lejos de lo que sería lo óptimo: el 35%. Es por ello por lo que Orisarade considera que este nombramiento también tendrá un impacto en las mujeres nigerianas, funcionando como “estímulo” para ellas. En palabras de la investigadora, “su nombramiento significa que no debemos ceder en nuestra lucha contra la desigualdad de género”.
Orisarade cuenta que en su departamento universitario tienen alrededor de treinta empleados, de los que solo cuatro son mujeres. Este patrón se repite en la mayoría de sectores. “Al presionar un poco más fuerte llegaremos al punto en el que nos destacaremos, como ella ha hecho hasta ahora”. Por ello, como académica de género y economista de desarrollo, encuentra en la presidenta un modelo a seguir. “De hecho, es una mentora de todas las mujeres que luchan por convertirse en triunfadoras. Ella es fuerte en su enfoque. Nunca se dio por vencida, a pesar de la oposición”.
Beneficios para Nigeria y el mundo
Desde antes de su nombramiento, Okonjo-Iweala contribuyó en la puesta en marcha de diversas políticas y reformas, como ministra de finanzas, para mejorar el país nigeriano. Luchó contra la corrupción encabezando las negociaciones con el Club de París, que llevaron a la eliminación de 30000 millones de dólares de la deuda de Nigeria y a la cancelación total de 18000 millones de dólares. Ayudó a construir una plataforma electrónica de gestión financiera, el Sistema Integrado de Gestión e Información Financiera del Gobierno, que cuenta con el apoyo del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Inició un proceso para que los “trabajadores fantasma” fueran eliminados gradualmente, a través de la Cuenta Única del Tesoro y el Sistema Integrado de Información de Nómina y Personal. Los trabajadores fantasma son personas cuyos nombres están en la nómina pero no se sabe si trabajan en alguna organización en particular. Sin embargo, cobran regularmente. Gracias a esta reforma, para 2019 se habían salvado 200 mil millones de dólares. Finalmente, también inició un proceso que obligaba a los estados a publicar sus cuentas.
Por toda la importancia que la ahora presidenta puso en la reconstrucción de Nigeria durante su mandato, la investigadora cree que su nueva función seguirá suponiendo beneficios tangibles para la región. Por ejemplo, se ha comentado que se centrará en lograr un crecimiento inclusivo para elevar el nivel de vida de todos. “Creo que su perspectiva podría ser diferente dada su doble ciudadanía. Ella no solo va a servir a los intereses del mundo desarrollado, sino también a la de los países de bajos ingresos”.
Es por ello por lo que Orisarade la ve impulsando el mismo tipo de políticas por las que ha sido conocida en sus anteriores cargos a todo el mundo. “Quiero tener esa visión amplia, de que no es solo para Nigeria, sino para los países de toda África, Asia y otras regiones de bajos ingresos como América Latina. Confío en que creará códigos que también impulsarán sus economías”, remata la profesora.
* Este artículo está basado en una entrevista realizada a la académica Monica Orisadare y publicada en The Conversation bajo el título ‘Okonjo-Iweala in the WTO top job: breaking the glass ceiling is a win for all women’.
Nerea de Ara