Las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 en Venezuela han generado una oleada de críticas y controversias. El Centro Carter, uno de los pocos observadores autorizados que no tienen lazos con el chavismo, ha declarado que el proceso careció de integridad electoral y no puede ser considerado democrático, señalando falta de transparencia y numerosas violaciones legales. Mientras tanto, la reelección de Nicolás Maduro ha intensificado la discordia política y suscitado reacciones internacionales, como las del presidente colombiano Gustavo Petro, quien instó a un escrutinio transparente y pidió la suspensión de sanciones por parte de Estados Unidos para aliviar la crisis en el país.
El Centro Carter
El Centro Carter, uno de los observadores autorizados por el régimen venezolano para las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, ha declarado que el proceso no cumplió con los estándares internacionales de integridad electoral y, por lo tanto, no puede ser considerado democrático. Según su comunicado, las elecciones carecieron de transparencia y violaron varios preceptos de la legislación nacional. Además, señalaron que en el extranjero, los venezolanos enfrentaron barreras legales arbitrarias para registrarse en el padrón electoral, resultando en una baja participación de nuevos votantes.
El equipo del Centro Carter, compuesto por 17 observadores, estuvo presente en diversas ciudades venezolanas, incluyendo Caracas, Barinas, Maracaibo y Valencia. Aunque la ONU también tuvo observadores en el terreno, su informe sigue siendo confidencial. Estas dos organizaciones fueron las únicas autorizadas por el gobierno venezolano para actuar como observadores.
Por otro lado, el Consejo Nacional Electoral (CNE) y la Fiscalía General de la República denunciaron un hackeo que supuestamente retardó la entrega de resultados verificables. Tarek William Saab, el fiscal general, acusó a María Corina Machado de orquestar este sabotaje desde Macedonia del Norte, aunque aún no se ha presentado evidencia que respalde estas acusaciones.
La reelección de Nicolás Maduro ha intensificado la discordia política en Venezuela, con cuestionamientos sobre la legitimidad de los resultados y una falta de reconocimiento internacional que contribuyen a un clima de incertidumbre y descontento.
La Reacción Internacional: El Caso de Gustavo Petro
El presidente colombiano, Gustavo Petro, tardó dos días en pronunciarse sobre las elecciones venezolanas en su cuenta de X (anteriormente Twitter). En su mensaje, Petro pidió al gobierno de Maduro que permitiera un escrutinio transparente con el conteo de votos, actas y veeduría de todas las fuerzas políticas del país, así como de observadores internacionales.
Petro, a través de su canciller Luis Gilberto Murillo, ya había solicitado transparencia antes, uniéndose a los llamados de los presidentes de Brasil y Estados Unidos, quienes también exigieron la divulgación inmediata de datos completos y detallados de las votaciones. Esta postura se alinea con la del Centro Carter, que ya había declarado que las elecciones venezolanas no podían ser consideradas democráticas.
En su largo mensaje, Petro también sugirió un acuerdo entre la oposición venezolana y el gobierno de Maduro para respetar a la fuerza perdedora de las elecciones, similar a un acuerdo que propuso antes de los comicios. Este acuerdo podría proteger a figuras opositoras como Edmundo González y María Corina Machado, y permitir una salida pacífica para Maduro, quien enfrenta investigaciones de la Corte Penal Internacional y solicitudes de extradición por parte de Estados Unidos.
Petro enfatizó que Colombia desea ayudar a la paz en Venezuela, tal como Venezuela contribuyó a la paz en Colombia. Resaltó que la estabilidad en la región depende en gran medida de la gestión de Maduro y recordó el espíritu de Chávez, instando a un proceso electoral pacífico.
Además, Petro solicitó al gobierno de Estados Unidos que suspenda los bloqueos y sanciones contra Venezuela, argumentando que estas medidas solo generan más hambre y violencia, y fomentan la migración masiva. Aunque las sanciones han sido una herramienta para presionar a Maduro, aún no han logrado una transición democrática y continúan afectando la situación económica y política del país.
El gobierno estadounidense había flexibilizado algunas sanciones en espera de elecciones justas, pero las reinstauró en abril de 2024 ante la falta de garantías electorales. Con las denuncias de fraude, Estados Unidos ha exigido el respeto a la voluntad del pueblo venezolano y está considerando su posición respecto a las sanciones, dependiendo de los acontecimientos futuros en Venezuela.
La crisis electoral en Venezuela ha generado una fuerte reacción tanto a nivel nacional como internacional. Mientras el Centro Carter y varios líderes mundiales cuestionan la legitimidad de las elecciones, las tensiones internas en Venezuela continúan aumentando. Las posturas y acciones de la comunidad internacional, especialmente de países vecinos como Colombia y potencias globales como Estados Unidos, jugarán un papel crucial en la evolución de la situación política en Venezuela.
Desde Afroféminas somos pesimistas en el desarrollo de los acontecimientos. Los pasos que esta dando Maduro no van en la dirección de aclarar los resultados por un ente independiente, más bien al contrario. Es poco probable que el presidente venezolano de marcha atrás después de haberse proclamado vencedor de las elecciones. El clima de violencia se está instalando en el país de manera irremediable, y parece que nadie quiere evitarlo.
Redacción Afroféminas