El presidente electo de Senegal, Bassirou Diomaye Faye, se comprometió en su primera aparición pública desde las elecciones del pasado domingo a luchar contra la corrupción y fomentar la reconciliación nacional, después de una grave crisis política por el aplazamiento de las votaciones.
«Me comprometo a gobernar con humildad, transparencia y luchar contra la corrupción en todos los niveles», dijo Faye la pasada noche en una rueda de prensa en Dakar.
Asimismo, aseguró que se esforzará «plenamente para reconstruir las instituciones y fortalecer las bases de nuestra convivencia».
Era la primera vez que Faye hablaba en público desde que los resultaron provisionales mostraron el pasado lunes una victoria aplastante del hasta ahora opositor.
«Las elecciones presidenciales que acabamos de vivir son sobre todo una victoria del pueblo senegalés en su lucha por la defensa de la soberanía y los valores democráticos. Esta victoria es, por lo tanto, de todas y todos los senegaleses aquí y en la diáspora», añadió.
Tanto el presidente saliente, Macky Sall, como el ex primer ministro y candidato oficialista, Amadou Ba, han aceptado su derrota y felicitaron a su rival en las urnas.
«Saludo la postura del presidente Macky Sall, cuya vigilancia y compromiso permitieron garantizar unas elecciones libres, democráticas y transparentes», reconoció Faye en su discurso.
A falta de que la Comisión Nacional Electoral Autónoma (CENA) haga públicos los resultados finales, el nuevo presidente senegalés se comprometió también a reducir «significativamente» el coste de la vida y reconstruir las instituciones y las políticas públicas.
También hizo un llamamiento para mejorar la integración de África y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao), y aseguró a la comunidad internacional que Senegal «seguirá siendo un país amigo y un aliado seguro y confiable para cualquier socio que establezca con nosotros una cooperación respetuosa y mutuamente productiva».
Las elecciones presidenciales del pasado domingo se presentaron como una lucha entre dos modelos antagónicos representados por Ba y Faye para suceder a Sall, quien ha agotado los dos mandatos permitidos por la Constitución desde su llegada al poder en 2012.
Faye concurrió a esos comicios en sustitución de Ousmane Sonko (de 49 años), el principal líder opositor del país, después de que su candidatura fuese rechazada por el Consejo Constitucional.
Faye y Sonko estaban detenidos desde mediados del pasado año y fueron liberados el 14 de marzo, ya iniciada la campaña electoral, en el marco de una amnistía como gesto del presidente saliente para apaciguar las protestas por el aplazamiento de los comicios, previstos inicialmente para el 25 de febrero.
Los dos políticos opositores fundaron en 2014 el partido Patriotas de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (Pastef), una formación ilegalizada el pasado julio.
En poco más de una década esta amalgama opositora se ha convirtió en la segunda fuerza política de Senegal, especialmente por el carisma público de Sonko en su discurso «antisistema» y de denuncia del neocolonialismo francés.
Así, la campaña de ruptura ejercida por Faye contra el legado continuista de Ba ha cosechado éxito especialmente entre los jóvenes.
El presidente electo llegó a exigir una renovación institucional, con la supresión del cargo de primer ministro y la creación de una Vicepresidencia, así como la salida de Senegal del franco CFA, una polémica moneda creada en 1945 por Francia (exmetrópoli en la región), y la renegociación de los contratos de hidrocarburos del país con multinacionales.
Las elecciones estaban previstas para el pasado 25 de febrero, pero Sall las pospuso indefinidamente por dudas sobre la idoneidad de la lista de los candidatos presidenciales.
Esa decisión provocó fuertes protestas en las calles, dispersadas con dureza por la Policía y en las murieron al menos cuatro personas, y puso en cuestión la salud democrática del país considerado más estable de África occidental. EFE