Entrevista a Helen Martínez, artista cubana
He de confesar no recordar el día exacto ni tan siquiera el año que conocí a Helen. Solo sé que fue en La Habana. Bien claro quedó grabado en mi memoria la seguridad de haber conocido a una persona con una sensibilidad artística muy grande. Realmente, citando al cantautor cubano Silvio Rodríguez, uno tiene maneras curiosas de recordar.
El tiempo pasó y en medio de pausas, reencuentros con Helen me ha impresionado por toda la energía desplegada impulsando su trabajo fotográfico y en la poesía, así como el aunar a mujeres en proyectos artísticos, construyendo una comunidad en la cual, desde lo femenino, se expresan universos, inquietudes y alegrías.
Y aunque nunca se percibe a las personas en todo su calibre, pues la vida va desplegando ante uno miles de posibilidades de ser, de comportamientos en dependencia de las circunstancias, creo que en Helen, desde aquel entonces borroso momento en mi memoria al verla la primera vez, se ha mantenido y ampliado esa capacidad de soñar, de creación. Debo de señalar además que cuando veo a mujeres negras generando arte siempre aflora en mí un orgullo.
Por ello me pareció oportuno entrevistarla y ver desde qué punto se sitúa en su creación como mujer, negra y caribeña.
YC: ¿Cómo y por qué llega la poesía y la fotografía a tu vida? ¿Hay antecedentes artísticos en tu familia?
HM: Mi formación en Cuba, en un principio, fue muy administrativo, trabaje muchos años para la radio y la televisión, pero a mis 26 años decidí retomar la danza contemporánea, y comencé a asistir al Taller Danza Retazos y, luego, a otro taller en El Palenque con el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba. Digo recomencé, porque de niña asistí a clases de ballet clásico.
Además, trabajé muy estrechamente en el proyecto Trillos Urbanos con el cantautor cubano Gerardo Alfonso e hice teatro musical con un director italiano, teatro experimental en un proyecto comunitario, el cual comenzó en el municipio Cotorro, en La Habana. Así se fue desarrollando mi carrera como artista independiente en Cuba.
Me estaba desempeñando como actriz cuando un día recibí de regalo una pequeña cámara fotográfica, y realmente, por primera vez, mi pasión por la fotografía cobró vida… pero eso no duró mucho tiempo pues perdí la cámara y con tal pérdida la ilusión de la fotografía.
Hace 3 años vine a vivir a Suiza, llegué con ideas de convertirme en profesora de danza para niños e hice algunos intentos, pero en el camino comprendí que mi tiempo de estar en las tablas había pasado. Sentí dentro de mí que estaba lista para estar en las tablas desde otra perspectiva y decidí tomar el camino de la fotografía de manera profesional.
También de sorpresa vino un día la necesidad de escribir. Mis primeros escritos fueron cartas de amor. Sin embargo, con el tiempo necesité decir menos y se convirtió en poesía. No tenía intenciones de convertirme en poeta, solo quería mostrar mi amor desde las palabras, incluso no me lo tomé tan en serio hasta descubrir que había llegado ese momento a mi vida, y todo cambio para bien.
En relación a mi familia, desde niña estuve muy relacionada con el arte en general. Mi padre, la mayor parte de su vida, fue sonidista (operador de audio); así, desde pequeña estuve en escenarios, conciertos… un gran comienzo y reconozco que todo lo que aprendí en aquellos momentos de mi infancia se volcaron positivamente al presente que hoy vivo.
Creo que es el único antecedente más cercano y como dije aprendí mucho con él, pero hasta el momento nadie más ha entrado en el mundo de la literatura o la fotografía: era mi destino, creo. Recuerdo cuando tenía 10 años quise escribir un cuento de ciencia ficción, pero la verdad no se me dio muy bien. Soy una persona muy apasionada, y mi mundo interior necesita expresarse siempre; desde ahí y con las experiencias de vida, mis palabras necesitaron salir de otra manera y la fotografía es otra pasión que me llena plenamente.
YC: ¿Existe en tu trabajo creativo la necesidad de expresar tu identidad de mujer negra?
HM: Mi identidad como mujer negra es sumamente importante de mostrar. Utilizar el arte fotográfico y literario como arma de defensa para las mujeres es uno de mis objetivos en mi carrera y en mi vida. Desde la fotografía quiero mostrar la belleza de los cuerpos negros y con la poesía, el amor hacia la mujer.
YC: ¿Cómo ha contribuido a tu trabajo artístico tener acceso a las redes (Facebook, Twiter, etc)?
HM: Evidentemente tener libremente internet es una posibilidad enorme de acceso a todas las informaciones mundiales, a pesar de los problemas en los que a veces te puedes meter, es un medio muy favorable. Facebook para mí no es solamente una manera de comunicación o de reencuentro, actualmente tengo una página para mostrar mi trabajo como fotógrafa y poeta y es uno de los medios, el más activo que poseo en estos momentos para difundir mi arte.
YC: ¿Te consideras una mujer feminista? ¿Cómo fue el proceso de concientizarlo y asumirlo: algún tipo de evento familiar, social que pueda estar vinculado a ello?
HM: Desde que tengo uso de conciencia he vivido diariamente y asistido al maltrato hacia las mujeres, el maltrato hacia mí y la marginalización. Ninguna de las mujeres que estuvieron a mi alrededor durante mi infancia me hablaron de feminismo, ni de igualdad de género, ni de racismo, ni de homofobia, ni tuvieron la fuerza ni valentía para expresar sus pensamientos. Sufrí en carne propia cada una de estas experiencias, tengo muchos antecedentes personales para tener clara mi posición ante esta dura realidad, quiero luchar por la igualdad desde mi aporte. Mi necesidad de decir y hacer es muy grande, y quiero ofrecer la(s) posibilidad(es) a mujeres negras de mostrar su arte. Soy feminista y utilizaré mi poesía y mi fotografía como medios de conexión para continuar esta lucha.
YC: Si ahora mismo tuvieras la oportunidad de rehacer tu vida, ¿qué escogerías, qué harías diferente, qué cambiarías y cuáles no?
HM: Creo que lo me ha tocado vivir hasta ahora estaba destinado para mí; no cambiaría nada, pero haría algunas cosas diferentes. Aun dando pasos atrás, las cosas volverían a suceder.
YC: ¿Qué consejos desde tu punto de vista como mujer, negra y artista darías a otras mujeres?
HM: De niña viví en dos familias, mucho tiempo estuve con mis padres biológicos y otro tiempo con mi ángel, así llame a mi madre, la persona que hasta hoy me guía con inteligencia, sabiduría y amor. Recuerdo que en varios contextos escuché decir que las personas negras debíamos luchar el doble o hasta el triple para alcanzar nuestros sueños. Infelizmente esa lucha puede tomar años o la vida entera y para nosotras las mujeres negras la lucha es intensa.
En mis años de vida he sufrido, en mi propia sociedad, discriminación por ser negra, por ser mujer y por ser pobre. Debo reconocer que durante mucho tiempo todo ese sufrimiento me llevó casi al convencimiento de que sería casi imposible prevalecer y alcanzar mi propio poder, el poder de mi vida, de mis actos… toqué fondo, como muchas mujeres lo han tocado, sería un tema para entrar en un debate profundo. Mi mayor consejo que me di a mí misma en aquellos momentos y en la actualidad fue y es no tener miedo a enfrentar lo injusto, salir al frente defendiendo nuestros propios pensamientos, unirnos como mujeres y como negras, unir nuestro arte, nuestras fuerzas, nuestra voluntad. El camino puede ser largo y agotador, pero como creadora y como mujer diría que lo más importante es lo que vive en nuestro interior. Para mí esa es la única verdad, el resto puede ser publicidad y a veces se nos puede perder el camino en otras supuestas realidades. Hay cosas que no se pueden aprender, porque hay que sentirlas en el alma, escuchar la voz interior. Abrir los brazos a la vida, porque es aquí donde nos toca luchar.