El valor de las personas no debe medirse en centímetros y en Kilos. Los cánones impuestos a la belleza también son otra manifestación de la opresión machista. Cuando las personas son voluptuosos, tienen sobrepeso o son obesos, se salen de los patrones estéticos socialmente aceptados y esto nos hace ser conscientes que vivimos en un ambiente obesogénico que, paradójicamente, glorifica la delgadez, volviendo el cuerpo y las subjetividades, sus territorios de control.
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