Descripción
Publicada en 1853 desde Londres, ésta es la primera novela afroamericana, todo un clásico por su calidad, que se convirtió inmediatamente en un superventas y arrasó en las librerías de Estados Unidos. Dio origen al género esclavista e inauguró esa categoría de manera rotunda, con un nivel literario muy difícil de superar.
Cuenta la sorprendente historia de Clotel, la hija que tuvo el presidente Jefferson con una esclava, Currer, a la que amaba y trataba como a su esposa, pero a la que finalmente abandonó. La vida de Clotel fué terrible, vivió como esclava, se enamoró de un joven blanco, tuvieron una hija y… no puedo contar más, tenéis que leer el libro.
Es un verdadero folletín, ameno, muy entretenido, y basado completamente en hechos reales y casos conocidos de primera mano. La acción está llena de vicisitudes, unas tristes y otras espantosas, y lo peor es saber que todo eso ha ocurrido de verdad. El autor utiliza la vida y milagros de Clotel y su familia como hilo conductor para intercalar, por un lado, historias tremebundas que describen una larga lista de usos sociales perversos y monstruosos, que surgieron alrededor de la esclavitud y por otro, una selección de discursos y alegatos en contra del tráfico de seres humanos, algunos del mismo Jefferson, que Brown a veces cita y a veces pone en boca de sus personajes.
Además de un buen retrato del sur profundo y esclavista de la época, hay muchas estampas de costumbres de lo más interesantes, como por ejemplo, la carrera de vapores en el Misisipi, las contradicciones de un pastor hacendado y con esclavos, o las peleas de animales como espectáculo público.

William Wells Brown (Lexington, 1814-1884) nació esclavo. A los 20 años se fugó y tomó nombre de un matrimonio cuáquero que lo escondió durante su huida. Tuvo que exiliarse a Reino Unido para estar a salvo de persecuciones.
Allí se convirtió en un famoso conferenciante antiesclavista y pudo escribir este libro, su obra maestra. Cinco años más tarde un matrimonio de abolicionistas compró su libertad, volvió a Estados Unidos y se dedicó al activismo político y al quehacer intelectual. Fue un orador brillante y persuasivo, y como escritor fue un pionero de la literatura de viajes y el teatro.
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